martes, 28 de mayo de 2013

UN CANARIO SL SERVICIO DE XARLOS III: JOSE DE BETANCOURT Y CASTRO






La vida y obra de José de Betancourt y Castro Molina, hombre de ciencia, inven­tor, arquitecto, coronel de milicias, político, caballero de la orden de Calatrava, miem­bro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de otras insti­tuciones científicas y uno de los canarios más instruidos de su tiempo, no han sido suficientemente estudiadas, aunque destacados historiadores, al ocuparse de algunos de sus trabajos y sobre todo de la brillantísima trayectoria de su célebre hermano Agus­tín de Betancourt, han reconocido su indiscutible valía. Sin embargo, la extraordina­ria influencia ejercida por la excepcional personalidad de éste, parece haber minimi­zado el interés de los estudiosos por profundizar en el conocimiento de tan sobresa­liente isleño, cuyos méritos no dudó en resaltar André-Pierre Ledru a finales del si­glo XVIII1.
Hace unos treinta años —en 1958— el admirado Rumeu de Armas se pronunciaba, aproximadamente, en este mismo sentido, manifestando que si a la palabra inventor se le añadía el apellido Betancourt, era muy posible que inmediatamente se pensara en Agustín, cuyo genio portentoso le proclama como figura impar de la ciencia y
1 En Voyage aux iles de Tenerife, la Trinité, Saint-Thomas, Sainte-Croix et Porto-Ricco (Pa­rís, 1810, t. I, ps. 92, 93) escribe:
"Este español, que dice pertenecer a la familia Bethencourt, conquistador de Canarias, es uno de los hombres más instruidos y amables de la isla. Amigo de las artes, y espe­cialmente de la arquitectura, ha viajado por Francia, Inglaterra y España; posee una buena biblioteca, habla nuestra lengua con bastante corrección, y es miembro de varias sociedades literarias de Europa. En su casa he visto una colección preciosa de cuadros de Rubens, Van Dyck, El Españólelo y Miranda".

Ledru, miembro de la Sociedad de Artes de Le Mans, de la Academia Celta de París y del Museo de Tours, nació en Chantenay el 22 de enero de 1761. Siguió la carrera eclesiástica y fue nombrado párroco de Pré-le-Mans. Al abolirse el culto se reintegró a su casa paterna. El conflicto civil del Sarthe le obligó a trasladarse a París, donde logró que el Directorio le agregara, como botánico, a una expedición a las Antillas dirigida por el capitán Baudin. En 1796 arribó a Tenerife y, a propuesta del marqués de Villanueva del Padro, redactó el catálago de las plantas existentes en el Jardín Botánico, realizando otros trabajos, de acuerdo con Le Gros, relacionados con el sistema de Linneo. […]

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