INTRODUCCIÓN
Guamasa es una pequeña localidad agrícola situada en
el nordeste de la isla de Tenerife, perteneciente al municipio de La Laguna, y que linda con el de Tegueste (véase el mapa ns
1); se trata de una zona bastante llana,
que se sitúa en las medianías, entre los 500-600 m de altitud. Dentro del pueblo podemos distinguir varios
sectores: la parte central del mismo,
Santa Rosa (donde actualmente se ubican el colegio y la iglesia), Tabares, Carimba, El Boquerón, La Cañada, El Majano, Carretera General, La Cruz Chica y La Cordillera.
La abundancia de zonas llanas y fértiles propició el
desarrollo de una importante actividad
agraria. Ha sido hasta hace apenas unas décadas un pueblo eminentemente agrícola, donde predominaban los cultivos de subsistencia propios de las medianías
insulares (papas, cereales, viña, frutales...).
Sin embargo, en los últimos años, debido al retroceso generalizado de este sector económico, la población de esta área se ha integrado en gran medida en
actividades no primarias, en especial en las
ciudades más cercanas, La
Laguna y Santa Cruz, pasando a convertirse la agricultura en una dedicación a tiempo parcial. Por otra parte, su atractiva ubicación -a
muy escasos kilómetros de estos
centros urbanos- y su carácter rural, han atraído a las clases altas y medio-altas, procedentes en su
mayoría de las urbes, que fijan aquí su
residencia definitiva, o bien de carácter secundario, contribuyendo de esta forma a la expansión y
crecimiento del pueblo, a la vez que
provocan también una importante revalorización del terreno, que está perdiendo con una gran rapidez su antigua dedicación
agraria.
Y va a ser
precisamente ese cambio que conoce esta comarca -al igual que lo sufre todo el Archipiélago-, el responsable de que gran parte de las viejas tradiciones se hayan ido
perdiendo a marchas forzadas. La
transformación socioeconómica que se experimenta en nuestras Islas en las
últimas décadas, mucho ha influido en la alteración paulatina de costumbres muy arraigadas antaño. Las distracciones
antes eran escasas; en la actualidad se han incrementado notablemente (la televisión, el cine, el vídeo, las
salas de juego, las discotecas, etc.),
resultando mucho más atractivas páralos jóvenes de hoy, que dejan relegados y a veces olvidados por completo los antiguos entretenimientos, los bailes y juegos
tradicionales. En el olvido ha quedado
también la Danza,
que tan sólo es recordada ya por los más
viejos del lugar, siendo desconocida para la juventud.
La Danza de Guamasa -conocida también como Danza de las Flores o de los Arcos- surge en un contexto muy
diferente del actual, en el que la
población campesina era mayoritaria, el trabajo duro y las diversiones escasas. Sus orígenes se remontan a los
años treinta del presente siglo, manteniéndose
con cierta regularidad hasta la década de los sesenta; con posterioridad, diversos acontecimientos relacionados con lo anteriormente expuesto, hacen que se vaya
perdiendo el entusiasmo que había antaño
por la misma y que se había transmitido de padres ahijos a lo largo de varias generaciones. Representó durante
muchos años una tradición muy querida y
respetada por todos. Año tras año, en la
celebración de las principales fiestas guamaseras, primero en Santa Rosa de Lima (septiembre) y luego también en la romería de San Isidro (junio), hizo acto de
presencia en las mismas, constituyendo
siempre uno de los mayores atractivos de los festejos.
Este trabajo pretende rendirle homenaje a esta Danza
y en especial, a todos los que, de una u otra
forma, la vivieron.
Por otra parte, queremos destacar el hecho de que prácticamente la totalidad de la información que presentamos nos
ha sido facilitada por personas del
pueblo, la mayoría bailadores de la
Danza, a quienes les estamos
profundamente agradecidos, ya que sin su colaboración no hubiera sido posible realizar este modesto
estudio. En este sentido, hemos de hacer hincapié en la importancia que tienen
los testimonios orales, sobre todo de las
personas mayores, quienes guardan en su memoria numerosos hechos y relatos que
nos servirán para poder reconstruir muy
diversas parcelas de nuestra historia y cultura, de las[…]
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