viernes, 24 de mayo de 2013

LA LAGUNA, SIN PRISAS






Recuperar el pasado

La yerba crecía en la calle. La calle estaba empedrada, y entre piedra y piedra, na­cían las yerbas y los gongos para Jugar a los boliches. Las paredes de las casas rezumaban la humedad de la lluvia de la noche anterior y en los aleros resaltaban los verodes, reyes de las alturas, que contemplaban los juegos infantiles. En la calle em­pedrada se podía jugar con las cometas que remon­taban los aleros, más arriba de los verodes buscando e) Sol o tal vez las estrellas.
Las cometas le tenían miedo al Sol, porque mirar […]



La yerba crecía en la calle. La calle estaba empedrada, y entre piedra y piedra, na­cían las yerbas y los gongos para Jugar a los boliches. Las paredes de las casas rezumaban la humedad de la lluvia de la noche anterior y en los aleros

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