miércoles, 15 de mayo de 2013

LA LAGUNA EN EL ULTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX






PONGAMOS QUE ESTO SEA UN PROLOGO
En el principio, el libro que el lector tiene bajo su vista, fue un trabajo de curso universitario de quinto de carrera, en la asignatura de Historia de Ca­narias que impartimos entonces, con tanta ilusión. Porque, el lector, tanto en el Instituto como en la Universidad y sus profesores —no todos, por desgra­cia— plantean algunas ideas como Trabajos de Curso, posibles temas de in­vestigación, susceptibles de ser publicados; casi siempre (por culpa del profesor o del alumno ¿quién sabe?) es arar en la mar. nuestro Atlántico ro­tundo y sonoro, insondable. Otros, los menos, no. Es entonces, sólo entonces, cuando como ese trigo que avenía nuestro sufrido agricultor germina; cuando esto sucede, como sucedió con este trabajo, uno se dice a sí mismo, con emo­ción: me merece la pena ser profesor universitario (vale decir, impartir docencia e investigación, a la vez. ¿Queda claro?).
Que uno aprende cuando enseña es una verdad como la catedral (sic) de Arucas, donde tiene su placenta el Profesor Doctor D. Gregorio J. Cabrera Déniz; el alumno más inteligente y capaz bien nacido que hemos tenido en nuestros 20 años de actividad profesional, en exclusiva, universitaria. ¡Cuánto me enseñó de alumno! ¡Y cuánto me enseña ahora! Especialmente, en esa difícil asignatura de la amistad, que casi siempre, nos queda pendiente para septiembre; porque la amistad, canaria-o, es algo más que un libro (de Alberoni).
Con la amistad seguimos (El: Gregorio, y Carmen Julia, su mujer y tam­bién ex-alumna y amiga; su contrapunto necesario. Sólo me han dado satis­facciones y esa alegría, que tienen de vivir. Emocionado estoy, pero no voy a escribir la tontería de que es la pareja perfecta, porque la perfección —dice el clásico— es un defecto; un defecto que da sus frutos, como Adrián: su primo­génito, que cuando la última "Feria del Libro" de Santa Cruz, todo lo que gana en la Hasta ahora hemos escrito con el corazón y sin partitura; ahora lo hare­mos con la cabeza fría y dejamos la emoción allá arriba, por escrito. Con el alma.
La Laguna en el último cuarto de siglo XK: 1875-1900, tiene estructura de Partenón: sólida; sin grietas. ¿Y su arquitecto? Por su obra le conoceréis:
fecunda e intensa, pese a su juventud; o mejor, gracias a ella. En mis manos tengo su curriculum científico que le pedí y no creo que tenga luces para hacer una síntesis.
Egresado, en Geografía e Historia, por la Universidad de La Laguna, en junio de 1984; venció notablemente todas las asignaturas. También en La Laguna se hizo, bajo nuestra dirección, Doctor en julio de 1992; Tesis Doctoral a la que a pocos meses se le daría el prestigioso premio de Investigación His­tórica "Viera y Clavijo".
Es su más importante galardón pero no el único, ni el último: en 1984, obtiene el "Elias Serra Rafols" —que es el trabajo que prologamos—; y en 1986, el del "Centro de la Cultura Popular Canaria". Tres premios como tres soles.
Por otra parte, y por méritos propios, ha sido siempre becado: por el Ca­bildo Insular de Gran Canaria; por el Ministerio de Educación y Ciencia; por la Universidad de La Laguna (Plan de Formación del Personal Investigador); por la Consejería de la Presidencia del Gobierno de Canarias, y por la Funda­ción Universitaria de Las Palmas.
Y aparte de todo eso, que tiene su importancia, ha hecho lo que todo isleño ha de hacer si quiere ser un canario completo antes de morir: ha volado, en dos ocasiones, a Cuba, en 1987 y 1989; para investigar en sus archivos y conocerse mejor (igual que yo, que fui en 1977 y en 1980, y casi en 1986, cuando me perdí la audiencia con Fidel Castro: otra vez será).
Libros dados a la estampa tiene uno: "Cine y control social en Canarias" (1990). Su "opera prima" y no es casualidad que verse sobre el séptimo arte; así como también su primera investigación académica, su memoria de Licen­ciatura, en la que tuve el honor de formar parte del Tribunal que la juzgó con la máxima calificación académica; dirigida por el Profesor Fernando Gabriel Martín; al que más tarde le canto un punto cubano.
Tiene publicados artículos en las Islas Canarias; Barcelona; Madrid; entre 1990 y 1992. Suman seis. Y ha participado entre 1984 a 1993, en Congresos y Coloquios (de Canarias, Madrid y Barcelona) con ponencias y comunicacio­nes. Su última comunicación en La Palma, marzo de 1993, aún no he tenido ocasión de leerla: "Protaganismo palmero en la emigración canaria a Cuba, 1831-1931".
Finalmente ha sido un espectador atento en Congresos, Jornadas y Cur­sos celebrado en Canarias, Asturias y Aragón con el siguiente leu motiv: la historia y el arte de Canarias, en particular, y de España, en general.
alcancía. Es, Carmen Julia y Gregorio, vuestro mejor libro; porque está encuadernado —diría Fernando Savater— en piel, y porque la literatura, o la historia, no lo es si no se escribe en la piel. Con amor, que es lo único —y no las ideas— que mueve al mundo, que sigue siendo redondo como una naranja). Se mueve ¿o no?.
Yyo, con Ud., me pregunto: ¿De dónde saca tiempo este hombre? Profesor Agregado de Instituto para más envidia. Gregorio, y uno miente cuando se calla una verdad, es cinefilo como su maestro primero: el citado Profesor Doc­tor D. Fernando Gabriel Martin, espejo del universitario canario, espejo de impaciencia, humanidad. El mejor, con distancia, profesor universitario que se nos ha dado a conocer.
Yo, en la distancia, procuro imitarle y presumo, siempre que puedo, de haber sido compañero suyo de carrera. Es Fernando Gabriel, tan inteligente, y le quieren tanto sus alumnos, que jamás se lo perdonarán los mediocres.
Por último, (y volvemos a la estructura que dejamos abandonada más atrás) mención aparte y sintética —porque no conviene desvelar al lector los misterios de un libro; a la obra: "La Laguna en el último cuarto de siglo XIX: 1875-1900".
Lo adelantamos ya, una estructura de Partenón, teniendo en considera­ción que es una primera investigación con distintas fuentes contrastadas.
Tantas, y tantas, cuestiones nos ha sugerido la lectura atenta de este libro que expresarlas por escrito —y ya con las pruebas de imprenta corregidas esperándome— no es posible. Me las guardo en mi archivo y diré solamente, para concluir y que me satisface cómo el autor ha vertebrado su libro; meto­dológicamente de recibo. En tres partes: Poder, Economía y Sociedad (que encierran epígrafes de gran atractivo: la crisis finisecular Cuba versus España; la administración municipal —origen de la obra—; agricultura y actividades industriales y demografía y pobreza). Léalo —usted—lector, y no me lo agra­dezca. Sí a Gregorio, profesor y amigo. Compañero.
Fraternalmente
Julio Hernández Islas Canarias. Primavera de 1993

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