sábado, 11 de mayo de 2013

82 años de la Segunda República Española





 Legado (dictadura franquista) que todavía seguimos padeciendo pues todo quedó atado y bien atado para beneficio de las élites fascistas y feudales de España.
 Como en España no salían los diarios los lunes, hubo que esperar hasta el martes catorce de abril de 1931 para saber los resultados de las elecciones municipales celebradas el domingo día 12 de abril. Aquellas elecciones eran las primeras desde el golpe de Estado de septiembre de 1923 del general Miguel Primo de Rivera, caído en enero de 1930. El Gobierno convocó elecciones municipales y no generales, confiando en que el tradicional sistema caciquil godo y la corrupción política garantizarían la elección de candidatos monárquicos. Y en efecto, esto es lo que ocurrió en la mayoría de los pueblos, pero no en las capitales donde el Partido Socialista, los nuevos partidos republicanos y los partidos autonomistas catalanes, gallegos y vascos, recibieron una mayoría de votos. El triunfo republicano en las capitales fue aceptada como la voz del pueblo, y el rey Alfonso XIII y la reina, la inglesa Victoria Eugenia, se marcharon al exilio.
Sin embargo, el auge del PSOE , liderado por Francisco Largo Caballero, junto con la fuerza de los nuevos partidos republicanos, y el empuje de los partidos autonomistas, atemorizaban a los que veían la República, no sólo como el contrario de la monarquía, muy desprestigiada como en los tiempos actuales, sino como anunciadora de cambios que amenazaban con destruir instituciones españolas como el ejército colonial fascista español y la secta católica. Aunque pocos negaban que éstas necesitaban reformas, muchos temían la destrucción de valores tradicionales castellanos: todo por la “patria”, la dictadura, el caciquismo, el caudillismo, el fascismo, la expoliación de sus colonias, etc. 
La tarde del 14 de abril, al irse conociendo la noticias del triunfo republicano en las ciudades, las muchedumbres salieron a la calle. Los jefes de los partidos republicanos, en olor de multitudes y regocijo, fueron dirigiéndose, entre masas cada vez más imponentes de gentes gritando, aplaudiendo y cantando el Himno de Riego – que pronto sería declarado como himno nacional – hacia los ministerios: Manuel Azaña hacia el de Guerra, desde donde en las semanas siguientes saldrían los decretos de una amplia reforma del Ejército, y Francisco Largo Caballero, veterano líder socialista, hacia el ministerio de Trabajo, donde pronto emitiría los célebres decretos de Términos Municipales, que prohibían la contratación de peones con salarios mínimos en épocas de recolección mientras quedaban trabajadores agrícolas parados en una zona determinada, y la imposición de la jornada de ocho horas. En Barcelona, había que impedir que los partidos catalanistas, impacientes por ganar la autonomía, declararan su independencia de Madrid sin esper el prometido Estatuto de Autonomía.
En Inglaterra, el inesperado colapso de la monarquía española, a quien ni siquiera el Ejército defendía, causó profunda inquietud entre la burguesía inglesa, reflejada en los despachos enviados desde la embajada en Madrid al ministerio de Exteriores en Londres y en los memorándums redactados por los funcionarios.
El Gobierno inglés era laborista, pero la política exterior seguía representando actitudes tradicionales. En Londres se temía que la conflictividad laboral y el auge de las masivas sindicales, la UGT socialista y la CNT anarco-sindicalista, desbordaran el nuevo e inexperimentado Gobierno español de 1931, coalición de socialistas y de republicanos. ¿Habría una revolución en España ? se preguntaban los altos funcionarios. Los políticos republicanos Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la República, y Manuel Azaña, ministro de la Guerra y luego jefe del Gobierno ¿harían el papel de Alejandro Kerensky, el cual había abierto la vía al bolchevismo en Rusia. Sólo catorce años antes? Por otra parte, la amenaza por parte de la república española de castigar las empresas extranjeras, entre las que las inglesas eran muy importantes, y la protección que el Gobierno buscaba extender a la clase obrera, parecía que iba a tener una influencia dañina contro los intereses económicos ingleses en España.
Al anunciarse los resultados, durante el día 14 de abril de 1931, las muchedumbres iban saliendo a la calle, para llevar en volandas a los jefes republicanos hacia los diferentes ministerios, que iban ocupando, mientras los cargos anteriores los abandonaban, dejando el poder, como se decía, 'en la calle'. Así llegó la República, contra la cual se sublevaría gran parte del ejército colonial y fascista el 18 de julio de 1936, fecha que marca el comienzo de la guerra civil, la cual terminó el uno de abril de 1939 dejando paso a la larga dictadura franquista que duró hasta su muerte en noviembre de 1975. Este legado que todavía seguimos padeciendo pues todo quedó atado y bien atado para beneficio de las élites fascistas y feudales de España (metrópoli).
Comunidad Canaria de Londres.
Mayo 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario