INTRODUCCIÓN
Desde que Cristóbal Colón partió de nuestro
Archipiélago hacia el nuevo continente que
habría de descubrir, se iniciaron entre Canarias y América unas relaciones que, con altibajos, duran hasta hoy. Lo
que históricamente han significado estas
relaciones ha sido estudiado, por especialistas cualificados, desde muy diversos puntos de vista, de tal manera que
contamos ya con un amplio repertorio
bibliográfico. A él hay que remitirse para entender el papel exacto desempeñado por Canarias en el tránsito de los
españoles hacia América y, sobre todo, para conocer el doloroso camino de la
emigración, cíclicamente abierto, a veces como
única posibilidad de supervivencia. Es por ello que a nosotros nos ha
interesado investigar y sistematizar ahora algo que sólo se ha estudiado a grandes rasgos y parcialmente, y es el resultado de
esas constantes y largas relaciones históricas en el plano de la lengua común,
concretamente en el plano del léxico, puesto que es en él donde encontramos las
pruebas más palpables de las variadas etapas de relación humana producidas en
estos quinientos años.
Al comparar el léxico recogido en los diferentes
diccionarios de americanismos con el que empleamos en las islas, se advierte
un elevado número de coincidencias. Muchas palabras, nacidas o transformadas
en Canarias pasarían a América, otras
vendrían hacia acá desde el continente con la vuelta eventual o definitiva de muchos emigrantes, y otras se
emplearían en el archipiélago al tiempo que
en América llevadas por el flujo emigratorio que desde la península pasaba obligatoriamente por las islas. Pero si es
fácil hacer esta formulación de las tres
posibilidades generales citadas, mucho más complicado suele ser dirimir, en
cada caso concreto, si estamos, por ejemplo, ante un canarismo en América o un americanismo en Canarias, ya que nuestro
conocimiento actual, al faltarnos los datos y
las referencias de la época, es demasiado imperfecto e incluso inexistente en multitud de ocasiones, para saber, con
total garantía, el punto de partida y el camino
seguido por una palabra.
De ahí que nuestro trabajo se haya encaminado a encontrar, una por
una, las voces que tienen un uso igual
o similar a uno y otro lado del Atlántico, sin entrar en otras consideraciones meramente especulativas, y
a facilitar, cuando contamos con esa
documentación, el origen y también la etimología, puesto que es ese el dato que puede servirnos para aproximarnos
mejor al recorrido efectuado por la palabra.
En esta comunidad léxica entre Canarias y América
podemos distinguir diferentes
agolpamientos. En primer lugar compartimos una serie de términos de origen marinero. Para Manuel Alvar, «El marinerismo
de estas hablas —canarias, americanas— es fácil de explicar: las largas
travesías hacían que los hombres de tierra adentro se familiarizaran con la
lengua de los navegantes y, al desembarcar,
su habla —por necesidad o por broma— iba salpicada con los términos de la chusma (empleo la voz chusma en
el sentido etimológico, de 'dotación de una
nave') y ya la lengua de tierra quedaba contaminada para siempre de la jerga marineresca» '.
Tenemos después un número bastante numeroso de
arcaísmos, llamados así tradicionalmente por tratarse de palabras desaparecidas
en el castellano normativo culto, pero que
han sobrevivido, en muchos casos con enorme intensidad de uso, en determinadas zonas del español, como pueden
ser algunos países de América o las
islas Canarias, o han pasado a engrosar las listas de vocablos vulgares de todo el idioma. Es por eso que el ámbito de
lo coincidente rebasa, en muchas ocasiones, los límites de lo que en este
trabajo analizamos.
Los andalucismos forman un conjunto significativo en
lo coincidente, puesto que, como es sabido, en el poblamiento canario y
americano tuvieron un papel preponderante
los andaluces. Sin embargo, como señalan Tomás Buesa y José Ma Enguita, «es preciso insistir en
la cautela necesaria no sólo para aislar y reconocer posibles andalucismos léxicos, sino también para valorar
adecuadamente la información que, sobre este tema, ofrecen los diccionarios de
americanismos» 2. De ahí que hayamos preferido, en lo que atañe a
este grupo, no considerar, en la información etimológica, la procedencia
andaluza de las palabras, al no tener plena
certeza de la veracidad del punto de partida.
Dialectalismos del occidente peninsular tienen
también su representación concurrente en este léxico canario-americano. En este
grupo consideramos aquellos términos que no pueden ser clasificados sin más
como portuguesismos puesto que «también pertenecen al léxico de regiones
peninsulares, como Extremadura, León o Andalucía Occidental, desde donde
podrían haberse introducido en las Islas. Una
cosa, al menos, podría pensarse a este respecto: que el empleo de estos
elementos léxicos por los andaluces o leoneses que pasaron a Canarias contribuyó a la conservación de estos términos
empleados también por la población portuguesa y sus descendientes canarios»3.
[…]
1 «El español de
las Islas Canarias» (1963), en Estudios Canarios I, Las Palmas de Gran
Ca
naria, 1968, pág. 19.
naria, 1968, pág. 19.
2 Léxico del
español de América: su elemento patrimonial e indígena, Madrid,
1992, pág. 196.
3 Antonio Lorenzo
Ramos, El habla de Los Silos, Santa Cruz de Tenerife, 1976, pág. 142.
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