jueves, 20 de junio de 2013

LA EDAD DE ORO




A  LOS  NIÑOS  QUE  LEAN  "LA EDAD DE ORO."

Para los niños es este periódico, y para las niñas, por supuesto. Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. El niño ha de trabajar, de 'andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo; un niño bueno, inteligen­te y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño mas bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, ó cuando lleva del bra­zo á su hermana, para que nadie se la ofen­da: el niño crece entonces, y parece un gigante: el niño nace para caballero, y la niña nace para madre. Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de ma­ñana, y con las madres de mañana; para contarles á las niñas cuentos lindos con que entretener á sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles á los niños lo que deben saber para ser de veras hombres. Todo lo que quieran saber les vamos á decir, y de modo que lo entiendan bien, con palabras claras y con láminas finas. Les vamos á decir cómo está hecho el mundo: les vamos á contar todo lo que han 'hecho los hombres hasta ahora.
Para eso se publica la ej>aj> de oro: para que los niños americanos sepan cómo se vivía antes, y se vive hoy, en América, \ en las demás tierras; y cómo se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz eléctrica; para que cuando el niño vea una piedra de color sepa porqué tiene colores la piedra, y qué quiere decir cada color: para que el niño conozca los libros famosos , donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos. Les hablaremos de todo lo que se hace en los talleres, donde suceden cosas mas raras é interesantes que en los cuentos de magia, y

son magia de verdad, mas linda que la otra: y les diremos lo que se sabe del ciclo, y de lo hondo del mar y de la tierra: y les contaremos cuentos de risa y novelas de niños, para cuando hayan estudiado mucho, ó jugado mucho, y quieran descansar. Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Y queremos que nos quieran, y nos vean como «osa de su corazón.
Cuando un niño quiera saber algo que no esté en la edau df. oro, escríbanos como si nos hubiera conocido siempre, que nosotros le contestaremos. No importa que la carta venga con faltas de ortografía. Lo que importa es que el niño quiera saber. Y si la carta está bien escrita, la publicare­mos en nuestro correo con la firma al pié, para que se sepa que es niño que vale. Los niños saben más de lo que parece, y si les dijeran que escribiesen lo que saben, muy buenas cosas que escribirían. Por eso la edad dk oro va á tener cada seis me­ses una competencia, y el niño que le man­de el trabajo mejor, que se conozca de veras que es suyo, recibirá un buen premio de libros, y diez ejemplares del número de la et>ai> de oro en que se publique su composición, que será sobre cosas de su edad, para que puedan escribirla bien, por­que para escribir bien de una cosa hay que saber de ella mucho. Así querernos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hom­bres elocuentes y sinceros.
Las niñas deben saber lo mismo que los niños, para poder hablar con ellos como ami­gos cuando vayan creciendo; como que es una pena que el hombre tenga que salir de su casa á bus'car con quien hablar, porque las mujeres de la casa no sepan contar­le más que de "diversiones y de modas.[…]

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