sábado, 15 de junio de 2013

A TRAVÉS DEL SAHARA




Los precedentes de la expansión de los monarcas saadíes hacia el desierto, pueden establecerse hacia 1525, en que se produjo una in­tervención en el Tuat. En 1544, después meridional, envió un mensaje al Askia Isaac I (1539-1549) invi­tándole a cederle las salinas de Tegaza, donde el Askia tenía destacado-un administrador (amiri), encargado de representar a su soberano y de recibir los impuestos fiscales que le correspondían por cada carga de sal, que luego transportaban las grandes caravanas (cáfilas o «asalai»), que se organizaban en Tegaza. Estas salinas, situadas entre el sur marroquí y el Sáhel sudanés (72) (aunque más cerca de Marrue­cos que del gran recodo del Níger) eran, como sabemos, la más im­portante fuente de producción de sal y de recursos fiscales (pagados frecuentemente en oro puro) de todo el Sahara occidental, indispen­sables para la alimentación de las poblaciones sudanesas y para las arcas de los askias. La reacción del Askia Isaac consistió en enviar un «rezú» de 2.000 tuareg a devastar y pillar la región del alto Dráa, aproximándose todo lo posible a Marraquech, aunque sin causar daños físicos personales. Uno de los más importantes zocos de la región y de la época fue asaltado y saqueado, aunque, al parecer, sin ocasio­nar víctimas, regresando rápidamente los tuareg al Sudán con el botín. Antes (73), el Askia había enviado un mensaje de respuesta al sultán, diciéndole que no podía creer que el emperador de Marruecos hubie­ra aceptado el consejo de dirigirse a él —al Askia— exigiéndole la entrega de las salinas ; y que todavía no había nacido el askia dispuesto a aceptar tales exigencias.[…]






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