PRÓLOGO
No me refiero al agua/loria,
sino a la colonia afrikana de Kanarias,
que desde hace más de quinientos años está jediendo. Las islas afortunadas que olían a libertad, dejaron su fragancia y comenzaron a oler mal desde que el godo puso sus
garras y patas en ellas.
Hoy en día, este olor fétido ha aumentado por el
cáncer esbirril que tiene metástasis en el gobierno títere de Canarias, en
ayuntamientos, cabildos, medios de comunicación y en todos los cenáculos de poder y pesebres en donde el
estiércol de la corrupción llega hasta el
techo.
El mal olor ha llegado también hasta el colegio de abogados de las
Palmas, cuando se nombra al Decano como uno de los doce vicepresidentes del consejo general de la abogacía española y para encabezar la Comisión Pro Derechos
Humanos. Éste es el premio que se da en la colonia
afrikana de Kanarias a un señor que no ha
condenado ni denunciado las violaciones gravísimas de los derechos humanos y
libertades fundamentales ocurridas en los
últimos meses en estas desafortunadas islas
afrikanas (obligación que tiene según el art. 3 del Estatuto General de la Abogacía Española, donde se establece que el fin esencial de todos los colegios de
abogados es «la defensa del estado
social y democrático de derecho proclamado en
la Constitución Española»). Ni criticó ni denunció la carga brutal de las fuerzas represoras de la policía colonial española efectuada contra los estudiantes
kanarios el día 7 de Noviembre de 2001, cuando
por el aparato del estado colonial español
se cometieron los delitos de lesiones, detención ilegal, torturas y omisión
del deber de perseguir delitos.
Muchas víctimas de esta represión de la policía española son
kanaria/os menores de edad. Ni tampoco ha denunciado las violaciones de los derechos y libertades
fundamentales de los inmigrantes
ocurridas en el guetto de Fuerteventura, ni ha condenado las deportaciones de presos kanarios a cárceles situadas fuera de las islas, en España.
Menos mal que pude abrir una ventana para ventilar
un poco este hedor nauseabundo y aireé todas
estas violaciones de derechos humanos y
libertades fundamentales ocurridas en nuestra tierra denunciándolas al Tribunal
de Derechos Humanos en Estrasburgo con ocasión
de la demanda que presenté contra el Estado
Español, contra su Gobierno: Presidente. Aznar, Ministro de Interior. Rajoy, Miranda, y contra el Virrey de la colonia Afrikana de Kanarias: López Ojeda, el
día 30 de Marzo del 2002, que ha dado lugar
al expediente n° 17638/02. Todo lo referido
anteriormente lo he comunicado también al Comité para los Derechos Humanos y al Comité de Conflictos o de Descolonización de la ONU. A la
Organización para la Unidad Africana (UA).
Asimismo lo he puesto en conocimiento de Amnistía Internacional, de Human
Rights Watch y de otras
organizaciones no gubernamentales.
Este fue el escrito que en su día metí en internet.
Pero ahora es conveniente ampliar un poquito más el
mismo dado que el título del libro así lo
requiere.
Algunas personas me recriminan que repita constantemente la frase: colonia apestosa de Canarias, o
colonia apestosa afrikana de Canarias, o colonia
apestosa canaria. Algún plumífero
pesebrista de turno puso el grito en el cielo cuando leyó esta frase en el texto de la querella criminal (que también figura en este libro) que interpuse contra el
presidente del gobierno de la metrópoli y otros
representantes en el asunto de la muerte de
lo sifios, e invasión llevada a cabo con ocasión de los juegos de guerra
efectuados en Fuerteventura o Mahon el año pasado por el ejercito de la metrópoli.
Por todo lo que ha pasado y ocurre hoy en el
Archipiélago Canario pienso que la frase
colonia apestosa canaria es la que mejor le viene para comprender la realidad
que tuvieron nuestros antepasados y la de
los canarios hoy. Una corrupción generalizada pulula a sus anchas en toda
nuestra tierra y mancha a la clase
dirigente, política, empresarial e intelectual, incluso a la Administración de Justicia colonial. En efecto, la sumisión, aculturación y envilecimiento bestial a la
que se tiene sumido al pueblo canario,
tanto por parte de los gobiernos de la
metrópoli, como por los pseudo-gobiernos títeres canarios y la corrupción de las clases dirigentes e
intelectuales colaboracionistas que siempre
han estado (salvo honrosas excepciones) y están
al servicio del sistema colonial.
En la colonia apestosa canaria, en un surrealismo e incoherencia absoluta y lacerante hay hasta falsos
nacionalistas, que no dejan de ser unos conversos más al servicio del estatus
quo o establishment impuesto por la metrópoli
España y por la metrópoli mayor Europa y
que, les guste o no, forman parte también de
toda esta farsa cancerosa esbirril y pesebril que tiene metástasis en toda la sociedad canaria. Ésta es aleccionada continuamente por esta legión de lacayos y
esbirros españolizados que tratan de
convertir con toda clase de argucias
envilecedoras a un pueblo que era pastor en ganado; a un pueblo digno y noble, en envidioso y cainista; a un
pueblo libre en esclavo, en sumiso.
Se aplaude cualquier postura endofóbica con
alegatos pseudo-progre-internacionalistas que intentan aplastar cualquier legítima reivindicación en defensa de
nuestras señas de identidad y memoria histórica. Se potencia el canibalismo cultural metropolitano: los
medios de comunicación nos llenan de noticias de hechos que ocurren a más de
dos mil kilómetros de nuestra tierra, en la metrópoli. Los hechos que ocurren en nuestra tierra no les
interesan, con lo que producen en nuestro
pueblo una falta de autoestima y un vivir fuera de sí, de lo propio. La opinión
publicada se convierte en opinión pública. Las Universidades que hay en nuestra tierra no trabajan para el pueblo canario, sino
para intereses coloniales y para godos que
inundan también las escuelas canarias, en donde
se enseña a querer al amo, a la metrópoli. Al pueblo canario se le adoctrina a que sea solidario con todos los pueblos del mundo, menos con el propio y que, en
definitiva, acepte la hoy brutal
supercolonización sin rechistar y para ello al canario
se le amenaza con tenerlo como xenófobo y racista.
Y lo más sangrante de todo es que a pesar de seguir estando colonizados desde hace muchos siglos y del
sacrificio e inmolación del algunos
patriotas independentistas canarios que lo dieron todo por nuestra tierra: su
vida, salud, bienes, etcétera, al día de
hoy, Marzo del año 2003, no exista sorprendentemente
la Cuestión Canaria para el Derecho Internacional, ni para el Comité de Descolonización o de Conflictos. ¿¿¿Por qué??? ¿¿¿Qué se ha hecho y se está
haciendo al respecto por los movimientos de
liberación canarios??? ¿¿¿Quiénes son las
personas responsables de que no exista la cuestión
canaria para estos organismos internacionales??? ¿¿¿No será sino solamente humo lo que sale del llamado campo independentista canario, en donde hay
irresponsables personalismos y hasta farsantes???
Seguimos peor que como estábamos: más colonizados,
explotados, expoliados, envilecidos y aculturados e invitados de piedra en nuestra tierra que cada día presenta su
medio ambiente más contaminado, degradado y lleno de cemento y alquitrán, sin agricultura, ni ganadería, y
dependiendo al cien por cien de
afuera, por lo que esta pestilencia descrita, relativa a las personas y medio ambiente de mi entorno es la
que me ha llevado a denominar a mi
amadísima tierra: colonia apestosa canaria.
Marzo 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario