INTRODUCCIÓN
Después de algunos años de investigaciones y
entrevistas con "yerberos",
pastores y campesinos de todas las islas, fueron creciendo los conocimientos que yo tenía sobre las hierbas, y se amplió mucho más mi visión
sobre la Medicina Popular. Los
secretos, recetas, trucos y remedios que me iban enseñando los curanderos de cada pueblo, no se podían quedar guardados en mis cuadernos sin que nadie pudiera
aprovecharlos en beneficio de su
salud. Por este motivo se me ocurrió sacar a la luz pública este nuevo libro, más práctico, sencillo y familiar que el anterior.
Se trata de un libro a modo de "Guía",
para tener en casa, y hacer buen uso de él,
en esos casos en que se nos presenta alguna emergencia: dolor de muelas,
hemorragia, quemaduras, etc., y de repente no
sabemos qué hacer.
Quisiera dejar bien claro, que esta "modesta obra" sólo
pretende ser un manual de "Medicina Popular Canaria" para el mantenimiento de la salud desde un punto de vista
preventivo. Los que deseen profundizar más en el
tema, pueden recurrir a bibliografías de
otros autores científicos más especializados.
Sobre la utilización de las plantas medicinales que voy mencionando, hay algunos capítulos explicativos para
una mejor orientación y éxito en las enfermedades
que se pretenda curar o aliviar. Pero cuidado
con el abuso de las tisanas de "hierbas
medicinales"; todo tiene su límite y sus contraindicaciones. Aprendan a recolectar y distinguir bien las
plantas unas de otras, sabiendo que no
todas las personas pueden tomar cualquier "tacita
de agua guisada", en cualquier cantidad, hierbas como la ruda, la salvia, el
incienso, el orégano o la doradilla, no se deben dar a
mujeres embarazadas, enfermos del corazón,
estómagos delicados, etc.
Cuando surja una duda, consulten siempre a un
"yerbero" experto, o a una
persona entendida, de confianza, y empleen frecuentemente medidas muy pequeñas de plantas (un pizco), hasta que el cuerpo se vaya acostumbrando.
Tampoco cojan "miedo", ni se asusten, de
tal forma que no se atrevan a poner en
práctica ninguno de estos sanos remedios,
simplemente, que no lo hagan a lo loco, sino siguiendo unas pautas, con responsabilidad y buena conciencia.
Hay tisanas o tés muy suavecitos, por ejemplo, para calmar la sed o el dolor de cabeza: hojitas de
naranjero y limonero con
hierbaluisa, que a la mayoría
les gustarán, y les irán muy bien. Anímense,
y disfruten con las historias, anécdotas y relatos verídicos que van contando
estos viejos "yerberos", tan viejos, que parece como si nunca se
fueran a morir.
¡Que la sabiduría de estos hombres les sirva de
ayuda, y que estos consejos tradicionales sean recordados con cariño y reverencia por los siglos venideros!
José Jaén Otero
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