INTRODUCCIÓN
Se ha dicho en más de una ocasión que cuando un
pueblo no tiene banda de música es porque
seguramente algo falla en el entramado cultural de la localidad; no en vano han venido siendo las bandas de música, en muchos casos, la única célula que
permanece viva en la cultura de varios municipios.
Lo anteriormente reseñado nos trae a la memoria el
recuerdo de párrafos de Azorín que escribía en 1933.... "un pueblo sin
banda de música, no es un pueblo, porque
la banda y su música son pura esencia popular".
Los Silos, es un ejemplo de cuanto dejamos expuesto.
Un extraordinario ejemplo, además. Porque
quien haya seguido a través de las actas de su
Ayuntamiento el devenir de su centenaria banda habrá tenido la oportunidad de
verificar cuántos esfuerzos lograron los munícipes de cualquier época por mantener vivo el quehacer musical. De esta forma nos calan las palabras de Ernesto
Salcedo que nos recuerda que: "el Ayuntamiento y su banda son dos
instituciones entrañables y populares".
Cierto es que, en algunas etapas, se disgregaron los músicos y se guardaron en sus estuches los oboes, trompetas,
trombones y los clarinetes de la banda de música local. Pero no es menos cierto
que siempre surgía en el pueblo alguien que
llevara al Consistorio la petición oportuna
para que la banda volviera rápidamente a reorganizarse.
Aquí, en estas páginas que van a continuación, están
reflejadas, de algún modo, la vida y la obra de muchas personas encariñadas con
el trabajo musical, con una vocación noble y culta que han llevado con dignidad y esfuerzo. Aquí está expuesto el devenir
histórico de una banda ya centenaria. Aquí
aparecen, finalmente, el empeEl 1 de enero de
1899 un grupo de hombres entusiastas, poco más de una docena, que atraídos por
el arte de la música, constituyeron la Sociedad Filarmónica "La Unión" de Los Silos.
Rápidamente fueron
apoyados por Don Jorge B. Parke French,
de nacionalidad inglesa (nació el 1 de junio de 1868 en el condado de Gloucester), que había llegado a Los Silos en 1891,
con tan sólo 23 años, para ejercer su oficio
(tenedor de libros) en la industria azucarera. Aprovecharon sus conocimientos
musicales, pues no en vano, fue miembro de la Banda de la Guardia Real Inglesa,
y lo ponen al frente de la formación y dirección de aquel grupo de incipientes músicos. Posiblemente el primer cuarto de ensayo fue
uno de los salones de la vivienda n° 2 de
la Calle El Olivo donde residía Don Jorge desde
hacía ocho años. Su condición de extranjero, a cargo de la industria azucarera,
ubicada en Daute, donde había trasladado su residencia (vivienda n° 14), no le impidió participar en la vida
pública del Municipio, ya que en 1898
actuó como presidente de las fiestas en honor de Ntra. Sra. de La Luz (2).
La primera noticia documentada de sus actuaciones
data de 1899 cuando la Mayordomía de Ntra.
Sra. de La Luz pagó 35 pesetas por la tocata del día de la Patrona (3).
La Mayordomía de San Antonio Abad pagó 50 pesetas a
la sociedad como gratificación por la actuación
celebrada en el día de su festividad, es decir, el 17 de enero de 1900 (4).
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