Quise
regresar al café "El Águila". Aquel día tenía necesidad de recordar la estampa de la tertulia más
popular de Santa Cruz. Acercarme a
Pepito el camarero, sentarme frente a una mesa de mármol para ver como un pintor bocetaba un cuadro junto al redondel
del trasero de una taza de café.
Lo cierto es que fui en busca de "El
Águila", del recuerdo de "El Águila" porque aquella noche había
muerto un hombre que fue contertulio,
animador y cliente permanente del viejo café: Enrique Lite. Había muerto Lite, en unos pocos días, de una
manera inesperada, cuando ya el bar, donde
Pepito el camarero -siempre Pepito, con más de sesenta o tal vez setenta años-
fue una institución lenta y siempre sonriente, había muerto
también, el viejo bar del maestro Sabina, del escritor Alvaro Martín Díaz
"Almadi" o Domingo Rodríguez,
entre otros muchos que se han ido. Como Lite, como el poeta Julio Tovar, como Westerdahl, como Morales
Clavijo o Policarpo Niebla...
Desde la esquina intenté dibujar la fachada de la
casa. Un edificio de dos plantas, una puerta de hierro y dentro el mejor bullicio de la ciudad, las discusiones, el café
caliente o la copa fría, las duras críticas, el más increíble
mundo de hombres, de artistas, creadores, escritores y algún que otro
malalengua original y cruel que daba el
contrapunto en las discusiones de cada tarde o noche.
Junto al viejo café estaba la imprenta "El Comercio" de
Julio Fernández editor del semanario "Aire
Libre", administrador de "El Día"
y pluma incisiva. Muy próximo, al otro lado de la calle, el matutino tinerfeño junto a la farmacia de Feria. Muy
cerca, los corsés de la Viuda de Gil...El
viejo café de "El Águila" era un San Borondón
loquinario a veces, cuerdo casi siempre...
Desde
la calle de Pérez Galdós pude contemplar los fantasmas de las mesas viejas,
las sombras de los artistas muertos.
El
edificio fue barrido por el desarrollo. Menos mal que en su lugar nació un
jardín donde hoy se eleva un drago.
¿Por qué el café "El Águila" adquiere ese
aire intelectual, bohemio y artístico que le dio fama durante tantos
años? Hay que estudiar la geografía de la
zona para entender el por qué y el cómo de "El Águila". Frente estaba el periódico El Día: Juan Pérez Delgado, (Nijota), Luis Álvarez Cruz, Luis Ramos,
Estanislao Gómez Landero, Juan
González Rodríguez, todos ellos periodistas; Paco Martínez, caricaturista, en horas de trabajo cajero de aquel periódico. Don Leoncio Rodríguez había
muerto. Todos van a "El
Águila" todos se reúnen en breves conversaciones o en largas tertulias.
Allí van los pintores, escultores, poetas,
escritores, porque el Círculo de Bellas
Artes, situado en la calle del Castillo, no tiene bar. La gente tiene que reunirse en algún sitio y lo mejor es el bar. Los presidentes del Círculo son irreductibles ante
esta situación. Francisco Bonnín y Antonio Lecuona Hardisson, que
rigieron los destinos de la institución
cultural, no quisieron nunca establecer un bar. Las razones son obvias: el temor al excesivo consumo de alcohol. Por eso la clientela de "El
Águila" viene también del Círculo.
Muy próximo al bar, en la calle Teobaldo Power,
estaban el Conservatorio y la Orquesta de
Cámara. Profesores del centro, músicos del
conjunto, encuentran en este lugar el medio adecuado para la polémica, para el encuentro cordial. Santiago Sabina, Rafael Marrero, Manuel González Corbella, fueron
algunos de los casi permanente contertulios del café. […]
Me gustaría saber mas sobre mi abuelo Manuel Gonzalez Corbella (mi nombre es Francisco Manuel Gonzalez Rodriguez ) correo tegueste.todo.noticia@gmail.com munchas garcias
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