PRÓLOGO
Unas palabras para el libro de Pancho García
LA APORTACIÓN
CANARIA A LA HISTORIA DE AMÉRICA
La epopeya canaria ha sido de tal magnitud en la
historia de América que es apenas hoy
cuando se empieza a valorar efectivamente
la aportación del Archipiélago en las diversas latitudes y en las variadas áreas del acontecer humano. Basta decir
que Andrés Bello, el más grande humanista de América y una de las figuras de
mayor densidad en el plano mundial, es conocido
apenas hace pocos años, que no alcanzan al cuarto
de siglo, entre las clases dirigentes.
Varias oleadas ha tenido la emigración canaria en
países como Venezuela, donde la impronta
isleña es tal que me he atrevido a afirmar
que difícilmente hay un venezolano —de cualquier nivel social— que al escarbar
su árbol genealógico, por humilde que sea, no encuentre una raíz canaria. Pienso que posiblemente no hay ningún Presidente de Venezuela que no tenga por algún
lado un ascendiente canario.
Pancho
García es uno de los escritores de este tiempo que se han interesado en divulgar, a través de figuras
humanas de excepcional valor, la aportación de
sus islas a los países de América, comenzando por Venezuela, quizás por estar más cerca, quizás por haberse
incrementado la relación entre Canarias y Venezuela en los últimos tiempos, a partir de la diáspora originada por
la crisis económica que atravesó España
en los años 50.
Para empezar resume en este libro la información
biográfica de dos precursores, Juan Francisco
de León, el herreño, que se levantó encabezando
muchos compatriotas suyos contra el monopolio ejercido por la Compañía de Caracas (la Guipuzcoana, que tuvo por cierto un saldo muy positivo por iniciar el comercio de
exportación, con el cacao y el añil), y Francisco de Miranda, el primer
latinoamericano de importancia mundial, general de los ejércitos de la
revolución francesa y personaje de significación en los centros más importantes
del Mundo, como las Cortes de Inglaterra y de
Rusia, y quien lanzó su clarín para la Independencia, con el trágico destino de
morir prisionero de guerra en el arsenal de La Carraca, cerca de Cádiz; y del
maestro por antonomasia, organizador de la institucionalidad republicana
en Chile, poeta, filósofo, gramático, jurista, internacionalista, diplomático, periodista, científico, legislador,
educador, Rector fundador de la
Universidad de Chile y tantas cosas más que abisma la inmensidad de su obra,
venezolano de nacimiento, donde se formó hasta los 29 años, y canario por descendencia de sus ocho bisabuelos,
naturales de Tenerife.
De buena fe, considero que la iniciativa de Pancho
García merece estímulo, y yo no se lo voy
a regatear. Le deseo éxito, porque este libro y los que deben seguir puede
contribuir a que las nuevas generaciones de canarios y de hispanoamericanos
encuentren en el conocimiento de sus mayores una
motivación constante para la gran tarea que a
todos demanda el porvenir y que será más factible cuanto mayor cooperación los una.
Santa Cruz de Tenerife, 30 de enero de 1989
Rafael Caldera Presidente de la
República de Venezuela
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