INTRODUCCIÓN
Uno de los
sucesos importantes en la historia de Tenerife, es la batalla en la que la escuadra del contralmirante
Horacio Nelson, fue derrotada por los
tinerfeños, cuando se intentó apoderar
de Santa Cruz.
En los años finales del siglo XVIII,
España estaba acorralada en los mares que antes dominó; sus flotas eran
acosadas y atacadas por los corsarios
y las escuadras de Inglaterra, que
causaban grandes pérdidas a los convoyes que venían de América con oro, plata y otras riquezas. Los
puertos de Vigo, La Corana, Cádiz,
Santa Cruz de Tenerife, La Habana y Puerto
Rico, estuvieron frecuentemente bloqueados o amenazados por los buques enemigos.
El tratado de
san ildefonso, de 18 de agosto de 1796, propició una alianza con la vecina nación francesa, y trajo aparejada la guerra con Gran Bretaña. El año 1797
empezó mal; el día 18 de enero, la armada española sufrió una tremenda derrota
frente a los navios ingleses de John Jervis; la acción tuvo lugar por el
Cabo de San Vicente, cerca de Cádiz, y su consecuencia
fue el bloqueo de «la tacita de plata».
Horacio Nelson, cansado del infructuoso asedio y envalentonado por el audaz golpe de mano de Richard
Bowen, que al mando de la fragata terpsichobe,
había entrado, la noche del
18 de abril, en la rada de Santa Cruz, y había capturado limpiamente,
sin que los atalayeros se dieran cuenta, el barco español príncipe fernando, cargado
de riquezas, solicitó del almirante
Jervis, permiso para atacar la población tinerfeña, en cuyo puerto pensaba que había barcos llenos de
tesoros.
Pero el valiente marino partía de
conocimientos equivocados acerca de la situación geográfica de la plaza, de
sus defensas y del espíritu de
sus habitantes. […]
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