martes, 9 de julio de 2013

EL CABRERO: CUENTOS DE NUESTRA TIERRA





PRESENTACIÓN
Estimados lectores: el autor de este libro, por otra parte, querido amigo, me encarga hacer el prólogo o entradilla a este pintoresco cuento rural repleto de sutilezas. Al principio tuve mis dudas, a pesar de considerar un honor la confianza deposita­da en mí, lo que es de agradecer, pero no dejando de sentir la responsabilidad adquirida para llevar hasta ustedes el íntimo sen­tido de este magnifico cuento esperancero.
Considero, como viejo profesor, pese a no ser la obra muy extensa, como corresponde a un cuento tradicional, su intensi­dad anímica en cuanto a contenido, paisajes y personajes de nues­tra tierra. De los datos que aporta el autor a la narración, con­templados con tranquilidad y sosiego, sobresalen los históricos, los anecdóticos y las formas de vivir de una época de la que se podría escribir cientos de folios más, y que seguro están en la mente de Antonio Guerra para futuras publicaciones.
Con buen tino, se entremezclan en el cuento hechos y si­tuaciones reales del pasado con un fondo de crítica, humor e ironía, producto de la conocida personalidad del autor, con si­tuaciones simpáticas, amenas y de fácil asimilación y compren­sión por los lectores. Los personajes y las situaciones emanan en su proceder, como la propia vida, unas veces con dulzura, otras con ruindad y hasta loca fantasía, pero siempre atendiendo a la realidad de su tiempo y donde la pandilla "guanchinesca" de ni­ños mantiene una provechosa amistad con un veterano cabrero lleno de experiencias y cicatrices.
Auténticas vicisitudes de los jóvenes actores que el autor presenta llenas de ingenio; como la "odisea" de la maestra que se desplaza a la isla de El Hierro, o en la parte central del escrito
con las aventuras de "Isidro el Cabrero", que contienen toques muy dramáticos y que Antonio Guerra presenta en un tono agri­dulce, como la vida militar y civil de aquellos tiempos, salvando las situaciones tristes e indeseables con muchas dosis de buen humor, cordialidad y humanidad.
Esta es una obra en que se revive un pasado entrañable; en la que se narran hechos y formas de vida para muchos olvidadas. En ella se aprecia como un fondo de añoranza por parte de Anto­nio, un pasado isleño perdido, lo que se demuestra en las situa­ciones que narra, utilizando de forma ocasional el vocabulario de nuestras gentes isleñas de campo, olvidado o en claro desuso en estos tiempos.
Hay una especial inclinación del escritor por el pasado de pueblos como La Esperanza y, como no podía ser menos, por su Agüere natal, destacando en Antonio Guerra un cariño especial por todo lo auténticamente canario y, en especial, por lo tinerfeño y tradicional, lejos de modernos "folclorismos", aspectos que demuestra a lo largo de esta obra intentando recobrar motivos del pasado ignorados, o simplemente despreciados por un pue­blo confundido y desagradecido con sus ancestros.
Todo esto se pone en blanco sobre negro en un momento en que la verdadera identidad canaria corre el riesgo de irse per­diendo, poco a poco, por el paso del tiempo y por la cantidad de gentes extrañas llegadas de otros lugares que quiebran de alguna manera tradicionales formas de vivir por lo que hacen falta li­bros como el presente en las librerías y en los colegios para re­cuperar lo perdido y no olvidar... lo nuestro.
Guillermo G. Sánchez
Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación Maestro y Profesor de Lengua Castellana y Literatura.

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