PROLOGO
Me
es ciertamente grato el dedicar unas suscintas consideraciones al trabajo de Manuel Suárez Rosales en torno a la
figura de Secundino Delgado,
subtitulado "Apuntes para una biografía del Padre de la nacionalidad canaria". Y lo es no en el tan
manoseado y conocido planteamiento de
prólogos exaltadores, sino desde la óptica de mi dimensión profesional
como historiador y, la no menos importante, de mi convencimiento nacionalista
canario.
El trabajo de Suárez Rosales, planteado sin afanes
perfeccionistas, expresa básica y esencialmente el amor a Canarias y
su firme convicción nacionalista. Partiendo
de esa legítima posición, el autor nos plantea una amena y amplia referencia biográfica a un canario y
nacionalista que sentó las
indiscutibles premisas para que fructificase -siempre en el exilio y expatriación,
como signos de nuestra historia colectiva- el sentimiento nacional canario y
los primeros exponentes ideológico-políticos en torno al hecho nacional.
Sobre la figura de Secundino Delgado se han
expresado las más diversas consideraciones. Para unos, era -y es- la
representación de un independentista y
revolucionario profesional que genera la subversión en las Islas. Para otros representaba a un hombre
rebelde, intuitivo, romántico y
radicalizado a raíz de su arbitraria detención y prisión, fuertemente influido
por los ideales anarquistas. Para la gran mayoría, Secundino Delgado es
un desconocido en torno al cual se tejen y destejen múltiples consideraciones y confusiones.
de superar las limitaciones que a todos nos imponen los componentes
más centrífugos y cerrados de la dimensión ideológica. Cuando nos aporta
un significativo texto de Secundino, lo hace
sin rubor y sin manipulación: "...Habrá
quien me calumnie llamándome anti-español, y mentiría. Yo tengo a orgullo mis
dos apellidos y mi pura sangre española...". Pero aclarando
después: "... Sí, soy un independiente. En mi temperamento no cabe la lógica de la dominación. Que un hombre
imponga su voluntad a otro hombre; que un pueblo más o menos grande
obligue y someta a otro que reside a larga
distancia, a acatar leyes y costumbres que le son extrañas; que se impongan jefes desconocidos,
como si los seres que aquí o acullá
radican fuesen imbéciles, incapaces de entenderse, o un simple rebaño que necesita de pastores...".
Por ello, sorprende la considerable ignorancia y
sectarismo de aquellos que pretenden negar y manipular la historia
de un pueblo. De los que defienden
posiciones en función de burdos intereses personales o de grupo. De ello
hay bastante en nuestra tierra. En ocasiones, se trata hasta de ocultar lo
indiscutible. Negar hasta las evidencias menos sospechosas de populismo o
desviaciones. Para los "prohombres" que tanto niegan y desconocen, unas significativas frases de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País
en súplica al Rey español en 1824:
"...
La Real Sociedad Económica de Amigos de la Isla de Tenerife una de las Canarias, puesta a V.R.P. con el más
profundo respeto suplica a V.M. se
digne reintegrar a estas islas en el goze
de las gracias y esenciones de que estuvieron en posesión desde los tiempos inmediatos a su conquista hasta
que el genio desorganizador de las
llamadas Cortes extraordinarias las despojó
sin oirías y sin consideración a los motivos poderosos que en diversas épocas habian inclinado a la Real
Piedad a conceder alivios a esta colonia desamparada y dispersa..."
Abundan los textos en igual sentido, pero no
queremos extender, innecesariamente este Prólogo. Sí
reseñar a los "nuevos e ilustrados" forjadores
de curiosas ubicaciones geográficas y geopolíticas que será el propio
exponente de la burguesía liberal canaria, Murphy en 1823, quien en sus
argumentaciones sobre la necesidad de las libertades y franquicias comerciales para Canarias precisase que las Islas
formaban parte del continente
africano.
Tendremos
en esta dirección ocasión de profundizar en un trabajo en avanzado estado de realización.
Es, pues, el trabajo de Suárez Rosales una aportación decisiva al
conocimiento de una figura clave en el nacimiento y desarrollo del nacionalismo canario. Trabajo que, como toda obra
humana, requerirá de mayor profundización y encuadre histórico en
ediciones posteriores. Pero, sin duda alguna, representa una brillante
aportación al conocimiento del hecho
nacional canario. Confiamos que sirva de reflexión a nuestro pueblo, de
estímulo a los nacionalistas y de reflexión ejemplificadora a todos los que sentimos en "canario" y en
nacionalista, aunque lo sea desde posiciones ideológicas, estratégicas y
tácticas diferentes. Que el "sectarismo" y la pequenez de miras no nos impidan avanzar en la
construcción nacional canaria en el
contexto de la lucha emancipadora de todos los pueblos y nacionalidades.
Sin exclusiones de nada y de nadie que sea auténticamente
nacionalista. Sin confundir lo espontáneo con lo profundo, lo
superficialmente emocional con la dura lucha y trabajo contidiano. En Secundino Delgado tenemos un ejemplo. No lo
desaprovechemos.
Oswaldo Brito,
Profesor de
Historia de Canarias.
Canarias, 27 de
marzo de 1980.
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