INTRODUCCIÓN JUSTIFICATIVA
La presentación de la obra autobiográfica de Secun-dino Delgado «VACAGUARE (VIA-CRUCISK escrita en
1904 y publicada en Mérida, Estado de Yucatán (Mé-jico),acompañada de una introducción de tipo histórico, trata de completar la visión de tipo biográfico
publicada en esta misma editorial por Manuel Suárez Rosales. (1)
Tres objetivos fundamentales se tratan de cubrir en esta publicación:
a) Completar la delimitación de la figura de Secun-
dino Delgado, situándola en el contexto sociohis-
tórico de su época.
dino Delgado, situándola en el contexto sociohis-
tórico de su época.
b)
Aportar el
contenido -prácticamente desconoci
do- de una obra de carácter autobiográfico
-utilizando el concepto en sentido amplio- con
un significativo valor histórico y sociológico que
refleja la dinámica social y política de la época
de la Restauración, con las referencias al entra
mado caciquil y a los comportamientos peculia
res del pueblo canario.
do- de una obra de carácter autobiográfico
-utilizando el concepto en sentido amplio- con
un significativo valor histórico y sociológico que
refleja la dinámica social y política de la época
de la Restauración, con las referencias al entra
mado caciquil y a los comportamientos peculia
res del pueblo canario.
c)
Destacar esa
descripción -con ribetes impresio
nistas- de paisajes y personas, matices sensibles
que tienen como centros o ejes de su discurso el
amor a su familia, a sus «peñas» y a su pueblo.
nistas- de paisajes y personas, matices sensibles
que tienen como centros o ejes de su discurso el
amor a su familia, a sus «peñas» y a su pueblo.
d)
Reflejar el contexto
de arbitrariedad represiva de
esta etapa de la historia del Estado español, en
carnada en' la dolorosa descripción de su expe
riencia de cárcel sin proceso y sin justificación
alguna.
esta etapa de la historia del Estado español, en
carnada en' la dolorosa descripción de su expe
riencia de cárcel sin proceso y sin justificación
alguna.
r nsamos que la obra de Secundino Delgado, firmato», «ultimátum» y «tratado de garantía» (2). Los
Acuerdos alcanzados en la Conferencia de Berlín de
1884 y en el Acta suscrita en 1885 son
superados de «fació» a partir de la década
de los años 90. La realidad se imponía: se había terminado el área de
«reparto». Se iniciaba la fase de «rapiña»,
bajo los criterios diplomáticos del pragmatismo más cínico: la «redistribución colonial» entre las grandes y las pequeñas potencias coloniales (3).
La denominada Doctrina Monroe pone en escena la
poderosa expansión USA y, con la aceptación
explícita inglesa y tácita francesa y
alemana, se le adscribe el área continental
americana como zona propia, de dominio y
hegemonía imperial.
POLÍTICA INTERNACIONAL ESPAÑOLA
Y PROBLEMA COLONIAL
Como bien señalan diversos autores (4), el establecimiento
de la Restauración a partir de 1876 representa una fase de reactivación económica evidente. Es, sin embargo:
-
desequilibrada y
desigual, entre unas zonas y
otras del Estado.
otras del Estado.
-
dependiente de las
inversiones extranjeras (in
glesas y francesas, preferentemente).
glesas y francesas, preferentemente).
-
no tiene relación
ni paralelo comparativo posible
con el «despegue» impresionante de las grandes
potencias industriales en la década de los 70.
con el «despegue» impresionante de las grandes
potencias industriales en la década de los 70.
De otra parte, el Estado Español es una «potencia» dé-il, con un activo colonial endeble y disperso y una
esca-i visión de la política internacional y de los
rápidos imbios de la época. Se
careció, salvo contadas excep-ones, de políticos con una visión clara que
permitiese convencimiento de que la
defensa de los últimos en-ives coloniales
requería -inexorablemente- de un Pac-internacional. Por el
contrario, la política internacional de la Restauración
-excepto la realizada por algunos políticos liberales- viene a expresarnos en
la realidad una práctica inexistencia de una tal política:
-
Postura de
«recogimiento», de «cerrarse» sobre sí
mismos.
mismos.
-
«Neutralidad» ambigua
y forzada; fácilmente
perceptible por las grandes potencias.
perceptible por las grandes potencias.
-
Incapacidad de
sacar provecho a la coyuntura
de remisión de la guerra cubana, después de la
Paz de Zanjón.
de remisión de la guerra cubana, después de la
Paz de Zanjón.
En tal contexto el «problema
colonial» español podemos concretarlo
en los aspectos siguientes:
a)
Absentismos de la intelectualidad y amplios
sectores de la opinión pública respecto del «pro
blema» colonial. Según R. Mesa, la no incorpo
ración al proceso de la revolución industrial y
su tardía y desequilibrada percepción, de una
parte así como la precariedad social, sustentan
esta aparente «inhibición» de la población me
tropolitana.
sectores de la opinión pública respecto del «pro
blema» colonial. Según R. Mesa, la no incorpo
ración al proceso de la revolución industrial y
su tardía y desequilibrada percepción, de una
parte así como la precariedad social, sustentan
esta aparente «inhibición» de la población me
tropolitana.
b)
Fracaso total de la
política metropolitana espa
ñola respecto al «hecho» sociopolítico cubano:
ñola respecto al «hecho» sociopolítico cubano:
-
Ausencia de
«proyección política» de la Paz
de Zanjón. Rechazo de los tímidos plantea
mientos autonomistas del Partido Liberal
Autonomista Cubano y de la alternativa au
tonomista de Maura de 1893.
de Zanjón. Rechazo de los tímidos plantea
mientos autonomistas del Partido Liberal
Autonomista Cubano y de la alternativa au
tonomista de Maura de 1893.
-
Cerrilismo político
expresado tanto en esa
repetida frase de mantenerse en Cuba «has
ta el último hombre y la última peseta»,
como en la convicción casi unánime (salvo
de Pi y Margail y algunos reducidos secto
res) del que Cuba formaba parte íntegra e
inviolable del territorio nacional español (5).
En tal sentido, son significativas las pala
bras de Montero Ríos:
repetida frase de mantenerse en Cuba «has
ta el último hombre y la última peseta»,
como en la convicción casi unánime (salvo
de Pi y Margail y algunos reducidos secto
res) del que Cuba formaba parte íntegra e
inviolable del territorio nacional español (5).
En tal sentido, son significativas las pala
bras de Montero Ríos:
«... Yo, con gran
temor de errar, por efecto de mi insuficiencia no era partidario, no lo […]
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