miércoles, 10 de julio de 2013

ANEDOCTARIO CAMPESINO





PRÓLOGO
Con el presente trabajo, hemos intentado reflejar el comporta­miento, tantas veces comentado, del agricultor tradicional de las zonas de medianías. Nos referimos, naturalmente, remontándonos medio siglo hacia atrás, a aquellos agricultores de secano, cuyos éxitos o fracasos de su actividad, durante siglos, ha estado siempre en función de la titubeante y caprichosa climatología. O, lo que es lo mismo, una especie de lotería permanente. Con bastante frecuencia se iba al traste sus modestos planes, su crudo trabajo, la delicada selección de la semilla, el abono adecuado y todos los cuidados, porque la lluvia, en el momento que se necesitaba, brillaba por su ausencia. O, al revés, se perdía la cosecha por llover demasiado.
Se nos ocurre pensar que ese carácter innato de hombre resigna­do, amable y honesto, pero con evidentes reservas de sutil descon­fianza con el forastero, ha sido, precisamente, como consecuencia de la sensibilidad obligada que fue adquiriendo del entorno inseguro en que se desenvolvía. Y creemos que es justo reconocer el balance favorable de sus virtudes a notable distancia de sus posibles defec­tos.
Esa sabiduría natural podríamos calificarla, algo así, como "filoso­fía empírica". Ha sido producto evidente de su permanente contacto con la naturaleza. Constantemente, forzado por las circunstancias de su "modus vivendi", iba "anotando" en el h.iDer de sus conoci­mientos aquellas conclusiones que consideraban interesantes. La observación directa acerca de los fenómenos que iba analizando en sus cosechas y con sus animales; los valiosos intercambios recípro­cos entre convecinos, las consecuencias, indiscutiblemente siempre complicadas de los meteoros atmosféricos, iban enriqueciendo, paulatinamente, esa "enciclopedia" práctica y espontánea que se convertiría en eficaz instrumento de aplicación permanente en la vida diaria.
Somos conscientes que estamos planteando, en pretérito, la figura de este sufrido agricultor de montaña, como si ya no existiera; no obstante, es bien sabido que desde la década de los cincuenta y los sesenta en adelante, las circunstancias han dado un giro de ciento ochenta grados, afortunadamente. No podemos negar el avance en las técnicas mecánicas de labranza; la red de pistas para la locomoción; No obstante, se sigue notando ese vacío crónico de la falta de estímulos por parte de los organismos competentes, cuya circunstancia ha dado lugar a una lamentable inhibición, por parte de las nuevas generaciones de agricultores, que se han venido inclinando por la emigración o simples desplazamientos para probar con otras profesiones que ofrecen, sin duda alguna, mayor rentabi­lidad.
Como consecuencia de todo lo anterior, nos hemos propuesto relatar algunos acontecimientos acaecidos con anterioridad al año 1950. O sea, circunstancias que tuvieron lugar en la primera mitad de este siglo, con cuyas anécdotas -de algunas hemos sido testigos-tratamos de hacer hincapié en ese fino ingenio e indiscutible sabi­duría popular de nuestro "mago" entrañable, basándonos en hechos rigurosamente ciertos; sin embargo, no hemos querido identificar lugares precisos ni nombres auténticos de sus protagonistas -algu­nos de los cuales aún viven- en evitación de herir posibles suscep­tibilidades.
El contacto directo con la idiosincrasia inherente al hombre del campo, me afecta sustancialmente, dada mi vinculación a estas zonas rurales en la primera etapa de nuestra existencia, circunstan­cias que nos ha permitido constatar y vivir algunos de estos episo­dios, varios de los cuales encierran esa filosofía e ingenio caracte­rísticos de esta noble gente. Por tanto, hemos considerado oportuno recalcar o subrayar el consabido tópico de que cualquier aparente identificación con la realidad circundante es mera coincidencia.
El tratamiento de "Don" asignado a los personajes, obedece a ese respeto mutuo que desde niño se trataba de inculcar como ejemplo
más aceptable en el trato social de aquel ambiente. Es de advertir, igualmente, que ese respeto empezaba por situarse con el trata­miento de "usted" que todo hijo debía emplear para con sus padres. Se entendía que el "papá" o "mamá" carecían del nivel respetuoso y de obediencia que era preciso mantener a toda costa.
Hemos intentado ilustrar cada anécdota con una fotografía que tiene alguna vinculación al tema expuesto.

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