El manuscrito la Visita de las
Yslas y Reyno de la Gran
Canaria Hecha por don Yñigo De Briçuela Hurbina, con la
asistencia de Próspero Casola era conocido por José de Viera y Clavijo, en
1771, pues lo cita en su obra magna Noticias de la Historia General de
las Islas Canarias (Viera, T-I, pág. 145n y T-II, pág. 197, 6ª edición).
También lo citan Agustín Millares Torres en su obra Historia General de las
Islas Canarias (Millares, T-III, pág. 247) y el ingeniero Andrés Amat de
Tortosa en el Plano de las Yslas de Canaria (1779), donde incluye una
descripción de las islas en la que dice "en la visita que hizo el sabio
Yngeniero Prospero Casola acompañando al Capitan General Dn Yñigo de Brizuela
el año de 1636, havia ya 30 mill personas en Tenerife y succesivamente en estos
tiempos han llegado a 155.166 almas".
Cada uno de los tres aporta
datos distintos que permiten afirmar que no hubo intercambio de documentación y
que, si ninguno conoció el libro, pudo obtener la información de otra fuente.
El militar e historiador don
Dacio Victoriano Darias Padrón, en su libro sobre la historia de El Hierro
(1929), comenta y cita textualmente en la página 72 lo siguiente: "D.
Íñigo de Brizuela, siendo capitán general de estas Islas, visitó la del Hierro,
en compañía del ingeniero Cazorla, escribiendo un libro de esta visita, que fue
general al Archipiélago, consignando en el folio 97, lo siguiente: En esta isla
no hay fuentes ni arroyos sólo se sustentan los naturales y animales de una
humedad que destila de las hojas de los árboles que llaman Garsé o til: y es
tanta la humedad, que a gotas se llenan pozas, y de ellas sacan agua en tanta
cantidad, que basta para su sustento: un solo árbol había en la villa que daba
agua para toda ella; éste se cayó y se aprovechan otros de la misma naturaleza.
Los demás árboles a que alude Brizuela en su libro, que presentó a Felipe iv,
deberían referirse a los que los herreños tenían la costumbre de ahuecar para
utilizar el agua de lluvia recogida en sus cóncavos". Para escribir este
texto debió consultar a Viera, pues llama al ingeniero Cazorla, y la
transcripción en casi literal a la que figura en el manuscrito, modernizando la
grafía y la ortografía y a falta de las expresiones: "que nacen en aquella
isla y esta humedad es causado de una nuve que se le pone encima y la hace
destilar" y de utilizar, para nombrar el árbol, la palabra Garsé o
por Garoé. Hay también una discrepancia en su ubicación ya que la cita está en
la página 48 o, utilizando la numeración foliada, en el 22v. La conclusión que
sacamos es que el profesor Darias no consultó el original pero debió tener a la
vista una reproducción fotográfica del manuscrito o de parte de él, antes de
escribir el libro en 1929. Queda la duda de si esta reproducción es la que pasó
a manos del investigador Miguel Tarquis. […]
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