sábado, 13 de abril de 2013

VISITA DE LAS YLAS Y REYNO DE LA GRAN CANARIA HECHA POR DON YÑIGO BRIÇUELA HURBINA




El manuscrito la Visita de las Yslas y Reyno de la Gran Canaria Hecha por don Yñigo De Briçuela Hurbina, con la asistencia de Próspero Casola era conocido por José de Viera y Clavijo, en 1771, pues lo cita en su obra magna Noticias de la Historia General de las Islas Canarias (Viera, T-I, pág. 145n y T-II, pág. 197, 6ª edición). También lo citan Agustín Millares Torres en su obra Historia General de las Islas Canarias (Millares, T-III, pág. 247) y el ingeniero Andrés Amat de Tortosa en el Plano de las Yslas de Canaria (1779), donde incluye una descripción de las islas en la que dice "en la visita que hizo el sabio Yngeniero Prospero Casola acompañando al Capitan General Dn Yñigo de Brizuela el año de 1636, havia ya 30 mill personas en Tenerife y succesivamente en estos tiempos han llegado a 155.166 almas".
Cada uno de los tres aporta datos distintos que permiten afirmar que no hubo intercambio de documentación y que, si ninguno conoció el libro, pudo obtener la información de otra fuente.
El militar e historiador don Dacio Victoriano Darias Padrón, en su libro sobre la historia de El Hierro (1929), comenta y cita textualmente en la página 72 lo siguiente: "D. Íñigo de Brizuela, siendo capitán general de estas Islas, visitó la del Hierro, en compañía del ingeniero Cazorla, escribiendo un libro de esta visita, que fue general al Archipiélago, consignando en el folio 97, lo siguiente: En esta isla no hay fuentes ni arroyos sólo se sustentan los naturales y animales de una humedad que destila de las hojas de los árboles que llaman Garsé o til: y es tanta la humedad, que a gotas se llenan pozas, y de ellas sacan agua en tanta cantidad, que basta para su sustento: un solo árbol había en la villa que daba agua para toda ella; éste se cayó y se aprovechan otros de la misma naturaleza. Los demás árboles a que alude Brizuela en su libro, que presentó a Felipe iv, deberían referirse a los que los herreños tenían la costumbre de ahuecar para utilizar el agua de lluvia recogida en sus cóncavos". Para escribir este texto debió consultar a Viera, pues llama al ingeniero Cazorla, y la transcripción en casi literal a la que figura en el manuscrito, modernizando la grafía y la ortografía y a falta de las expresiones: "que nacen en aquella isla y esta humedad es causado de una nuve que se le pone encima y la hace destilar" y de utilizar, para nombrar el árbol, la palabra Garsé o por Garoé. Hay también una discrepancia en su ubicación ya que la cita está en la página 48 o, utilizando la numeración foliada, en el 22v. La conclusión que sacamos es que el profesor Darias no consultó el original pero debió tener a la vista una reproducción fotográfica del manuscrito o de parte de él, antes de escribir el libro en 1929. Queda la duda de si esta reproducción es la que pasó a manos del investigador Miguel Tarquis. […]

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