PROLOGO
El libro que el lector tiene en
sus manos es un intento de analizar y
sistematizar una información diversa sobre elMenceyato de Abona, una de las nueve demarcaciones en que se hallaba dividida Tenerife durante la conquista castellana
(1494-1496). El autor ha procurado recopilar un buen conjunto de
datos sobre el medio ecológico de estas
tierras del Sur, al entender que esta labor es previa a cualquier estudio arqueológico. La abundancia o
escasez de agua, la mayor o menor riqueza de pastos para el ganado explican el
nivel de ocupación humana de un
territorio.
En los últimos años se han producido un buen
conjunto de hallazgos arqueológicos;
algunos de ellos, como las manifestaciones rupestres, son de verdadero interés, ya que eran testimonios desconocidos
en esta isla. Además de los grabados rupestres, localizados en afloramientos rocosos, aparecen otros de
morfología peculiar. En muchas superficies
rocosas se documentan hoyos -las denominadas cazoletas- que se unen entre si por medio de pequeños canalillos piqueteados en la roca, que con carácter general, se
interpretan como lugares para la celebración de
rituales, como los de la propiciación de la lluvia, de la que dependía el ciclo vegetativo y la supervivencia
de los animales y, consecuentemente, la de los
grupos humanos que ocupaban estos
territorios. El estudio de estos nuevos hallazgos arqueológicos requería un trabajo monográfico que excedía los objetivos del autor. Su publicación, qué duda cabe,
será una buena aportación para contribuir al conocimiento del
pasado de este Mencey ato, cuyas tierras
pertenecen hoy a los municipios de Arico, Granadilla de Abona, San Miguel, Arona y Vilaflor, cuya actúación conjunta en éstas y otras materias, es un
buen camino para abordar trabaj os
que irían en beneficio de esta comarca, para que en el futuro
lapalabraabandono, deje de ser, como lo fuera en el pasado, la preferida para referirse a esta zona de la
isla.
Antonio Tejera Gaspar
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