¿Cuánto tiempo seguiremos sin la libertad que nos corresponde?
(*)
Desde siempre han sido muchos los canarios emigrados a
Venezuela que, desde el otro lado del océano, sienten un gran amor por su
tierra. Y como isleños de bien que son aspiran a que Canarias recupere la
libertad que les fue arrebatada a nuestros antepasados. Es el caso de Francisco
Ramón González Alonso: un isorano emigrado a la llamada Octava
Isla que se ocupa, en dos magistrales artículos, de aspectos de este
Archipiélago que se ven desde fuera.
En un texto titulado "Gobiernos
irreverentes", señala González Alonso que "sigue el poder central
español presionando a los mal llamados gobiernos autónomos, pues no existe tal
autonomía, para que promocionen emigraciones ya no solamente a Venezuela sino a
otras regiones del planeta. Esto, por supuesto, lo ha tomado nuestro presidente
autónomo, señor Paulino Rivero Baute, como bandera de liberación
y, con desfachatez presuntuosa, sigue nuestro impúdico presidente autónomo
proponiendo a las actuales generaciones que emigren por no haber campo laboral
para ser incorporados, cuando lo que debe hacer es despedir a los miles de
petulantes godos enquistados en la Administración canaria y reemplazarlos por
nuestros jóvenes académicos preparados para ejercer sus funciones que redunden
en beneficio de nuestra canariedad."
Añade Francisco Ramón González Alonso, también con
mucho acierto, que "indudablemente el presidente del Gobierno autónomo,
que no sabe en qué árbol político ahorcarse en las próximas elecciones de
Canarias (pues ya ha aprobado todas las alianzas posibles), desconoce lo que
significa emigrar, pues tras los 34 viajes que ha realizado a nuestra patria de
adopción, Venezuela, ¡y en función de Gobierno! para conocer la situación de
nuestra comunidad canaria, nos vemos en la necesidad de decirle que no se caiga
a coba con sus correligionarios e incondicionales comprados en la diáspora, que
hábilmente han sido engañados en su buena fe apoyándolo electoralmente".
Considera este patriota canario que cuando se pueda
decir la verdad de los frecuentes viajes de Paulino Rivero, no solo a Venezuela
sino a otros países del Caribe, nuestro pueblo lamentará haberlo apoyado
electoralmente. "Como integrante de la comunidad canaria en el exterior
seguiré manifestando políticamente lo nefasto que han sido sus gobiernos",
afirma González Alonso refiriéndose al presidente del Ejecutivo canario.
"Entienda señor presidente que usted como político ha generado la
pauperización de nuestros pueblos insulares, y que la historia lo condenará por
su mala gestión".
Tan escandalizado como nosotros mismos está este
nacionalista canario ante la posibilidad de que Ángela Mena sea candidata a presidir el Gobierno regional.
"No es de extrañar -dice- tal osadía política ante un pueblo mediatizado
políticamente, que no es capaz de reaccionar democráticamente ante la insolente
y caprichosa pretensión de su consorte, protegida y apoyada por el poder que
usted, señor presidente Rivero Baute, ostenta en nombre de un
pueblo que se equivocó al respaldar su candidatura presidencial."
También nosotros nos equivocamos en el pasado, al
apoyar a Paulino Rivero. Pensamos, y así lo manifestamos en estos editoriales,
que Rivero era la persona adecuada para capitanear el tránsito desde el
ignominioso colonialismo que padecemos desde hace casi seis siglos a la
libertad que supone ser los dueños de nuestro destino, con lo que eso implica
respecto a la posesión de unos recursos que, pese a pertenecernos por derecho
propio, son expoliados hoy en día por los españoles. Mucho más en estas
semanas, cuando la Hacienda
de la metrópoli ha iniciado su campaña de la renta.
Coincidimos también con Francisco Ramón González
Alonso en que nuestros pueblos insulares han mostrado una larga indolencia
mental "que los ha privado de ver el futuro que les espera de bienestar y
progreso al ser Canarias libre e independiente". Es cierto que el pueblo
canario, añadimos por nuestra parte, aún sigue aletargado. Sin embargo, estamos
convencidos de que se echará a la calle en el momento más inesperado para
defender su dignidad.
En otros de los artículos mencionados al principio de
este editorial, titulado "El clero y nuestra emancipación política",
Francisco Ramón González expone su convencimiento de que las autoridades
eclesiásticas respaldarán la independencia de Canarias si esta se produce de
forma pacífica -lo cual ha sido siempre nuestra aspiración, porque repudiamos
la violencia-, ya que lo importante es que España "reconozca nuestra
mayoría política para autogobernarnos. Seguiríamos con la buena disposición de
mantener relaciones de entendimiento en lo económico, social, cultural y
deportivo."
Además de todo lo anterior, no podemos olvidar que
sigue vigente la Resolución
1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas, la
cual obliga a España taxativamente a salir de Canarias y permitir que sean los
isleños quienes decidan sobre su futuro. Ya no valen las teorías de que no
somos capaces de sobrevivir por nuestros propios medios. Eso es falso porque
hay en las Islas riquezas suficientes para tener un nivel de vida similar al de
los países desarrollados, en los que la crisis hace tiempo que fue superada.
Los gobernantes españoles nos engañan. Llevan
haciéndolo hace seis siglos. Seiscientos años atemorizándonos con el látigo,
con las cadenas, con la
Santa Inquisición, con temores y amenazas; 600 años
narcotizándonos y, más recientemente, disfrazados de comunidad autónoma
española. Una tapadera irritante y perversa, además de absurda: ¿cómo puede ser
Canarias la comunidad autónoma de una nación que está en otro continente? Eso
es antigeográfico, antinatural, antipolítico y contrario a las leyes
que han de regir la vida de las criaturas de Dios. Por si fuera poco, está
Marruecos.
Tuvo toda la razón del mundo en su día Isaac Valencia,
alcalde de La Orotava,
cuando dijo que si no andamos con cuidado, viene el moro y nos lleva por
delante. Ahora este veterano alcalde, uno de los auténticos nacionalistas que
militan en Coalición Canaria, ha manifestado, en su despedida de la política,
que, "o nos espabilamos, o viene el moro Mizzian
y nos lleva por delante. Mizzian fue capitán general de
Canarias en la época de Franco, pero era moro. Cuando la independencia de
Marruecos, desertó. De hecho, una hija se casó con un chico de Santa Cruz y se
la llevó, porque el islamismo es muy radical. Entonces dije yo eso, con todas
las pateras que estaban llegando, y no me equivoqué, porque ¿cuántas pateras
llegaron? Ahora mismo con el petróleo, si el pozo está al límite entre
Lanzarote y la costa marroquí, ¿quién le prohíbe al moro que ponga el pozo
allí? Eso lo puede hacer Mohamed porque es dueño y señor de Marruecos".
También tiene razón el apreciado alcalde villero
cuando afirma que los marroquíes pueden invadir Canarias en cualquier momento.
"Eso lo tengo claro", dice. "Ellos siempre han considerado que
las Islas les pertenecen y su país progresa a una velocidad impresionante
porque los países europeos los están ayudando. No entran en un desarrollo mayor
por su radicalismo, pero si fueran de otra manera serían dueños de medio
mundo".
Hasta en las esquinas de las ciudades canarias se
comenta ya, sottovoce, que de un momento a otro se arría en las Islas la
bandera española y se iza la marroquí. No queremos que nos sigan considerando
españoles porque no lo somos, pero tampoco aspiramos a ser marroquíes. Nuestro
anhelo es ser canarios; ostentar con orgullo nuestra condición de habitantes de
unas Islas que eran afortunadas hasta que llegó un necio político y las
convirtió en una ciénaga de pobreza y desesperación.
¿Cuando seremos dueños y señores de Canarias para
evitar que pasemos a ser, de la noche a la mañana, una provincia marroquí? ¿Cuándo
nos veremos libres de Paulino Rivero y de la zarina política? ¿Por qué en vez
de amenazar a los canarios con expropiarles las casas que legítimamente les
pertenecen no pone este matrimonio su mansión a disposición del pueblo para que
los expulsados de sus viviendas por los desahucios no tengan que vivir en la
calle? Nos hacíamos estas preguntas en nuestro comentario de ayer y las
reformulamos hoy. ¿Cuánto tiempo más tendremos que seguir planteándonoslas?
¿Cuánto tiempo más seguiremos sin libertad?
Tomado de www.elcanario.net
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