Al
renovarse los métodos de los estudios históricos durante el siglo XIX, y al concederse a las fuentes la importancia y el
interés que les seguimos atribuyendo,
volvió a despertarse la curiosidad hacia esta obra capital de la historiografía isleña. Rene Verneau tuvo
la ocasión de consultarla, aunque
indirectamente, y de obtener copia de parte de su texto y de algunos dibujos, que más tarde cedió a El Museo
Canario de Las Palmas3. Agustín
Millares Torres la menciona en su obra4. Antonio María Manrique tuvo noticias, por medio del entonces
director de la Biblioteca Nacional de Lisboa,
don Gabriel Pereira, de la existencia de la copia lisboeta de la obra italiana, y la participó a la Real
Sociedad Económica de Tenerife5;
y se puede decir que, si no se pensó desde entonces en sacar copia y en mandarla imprimir en las islas, fue, quizá,
porque se estaba esperando igual resultado de
parte del conocido investigador alemán Birch, o de lord Bute, de quienes se sabía que habían estudiado el
mismo manuscrito, con independencia el
uno del otro, y sin haber llegado a concretar el resultado de sus estudios en forma de trabajo publicado. En
1928, el profesor L. Bourdon había sacado copia del manuscrito de Coimbra, con
intención de publicarlo en la colección de
la Universidad de dicha ciudad; pero tampoco llegó a realizarse este proyecto6.
Por fin, fue mérito del conocido investigador
austríaco Dominik Josef Wolfel el haber publicado por primera vez el texto de
la obra de Torriani. Su edición, que
conocen bien los investigadores canarios7, y cuyo mérito y utilidad son igualmente evidentes, tuvo, sin
embargo, la mala suerte de publicarse en pleno período de guerra, de modo que
su difusión fue sumamente deficiente. La mayor parte de sus ejemplares se
perdieron por efectos de la misma
guerra, de modo que incluso las grandes bibliotecas que lo […]
1 Fray ALONSO DE ESPINOSA, Del
origen y milagros de la santa imagen de Nuestra Señora de la
Candelaria, Santa Cruz de Tenerife, 1952, pág. 87, libro III, cap. 1. Se sabe que la primera edición de
esta obra se publicó en Sevilla, en 1594; pero la obra estaba ya escrita en 1591.
Candelaria, Santa Cruz de Tenerife, 1952, pág. 87, libro III, cap. 1. Se sabe que la primera edición de
esta obra se publicó en Sevilla, en 1594; pero la obra estaba ya escrita en 1591.
2 juan núñez de LA peña, Conquista y antigüedades de las islas de la Gran
Canaria, Madrid, 1676.
" rene verneau, Rapport sur une mission
identifique dans l'archipel canarien, en «Archives des Missions Scientifiques», XI, 1887; y Cinq années de sejour aux iles Canaries, París,
1891, pág. 72. Sobre todos los
antecedentes del conocimiento de Torriani en las islas, cf. A. rumeu DE ARMAS; Piraterías y ataques navales en las islas Canarias, vol. II, Madrid, 1948, págs. 334-356.
" agustín
millares torres, Historia general de las islas Canarias, vol. III, Las Palmas, 1893, pág. 163.
«Boletín de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País», núm. 22, de 28 de mayo de 1899.
'-" LEÓN BOURDON, «L'éruption du
Teguseo-Tacande, décrite par L. Torriani», en Hespérís, XXXVII, 1950, pág. 118.
leonardo torriani, Die Kanarische Inseln und ihre Urbewohner, eine
unbekannte Bilderhandschrift votnjahre 1590, im italienischen Urtextundin
deutscher Uebersetzung herausgegeben von Dr. Dominik Josef Wólfel,
Leipzig, 1940. En 8.° de 323 páginas.
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