Prólogo; una piedra polémica
Extraño libro el
que tienes en tus manos. Tan inusual como las circunstancias que lo han hecho posible. Es un
trabajo en el que se mezclan la
alegría del descubrimiento con la zozobra provocada por una campaña extraña y ajena.
La prensa bautizó a
una pieza arqueológica encontrada en Tenerife con el nombre de Piedra Zanata. Desde
entonces así ha sido denominada por todo el mundo, para bien o para mal.
Han pasado casi dos años desde que en los periódicos
canarios aparecían titulares que iban desde expresiones como La Piedra de
Zanata, el hallazgo arqueológico más importante de la historia de Canarias, hasta Pudo ser comprada a un
comerciante en 150.000 pesetas. Denuncias de escándalo sobre la Piedra Zanata.
Asistentes al seminario de la "Menéndez
Pe/ayo" hablan de
falsificación. Sin embargo, al margen de estas noticias un grupo de personas seguía trabajando. Entre ellos me
encontraba yo, aunque aislado totalmente, ya que mi campo de trabajo no era el arqueológico sino el de la filología.
Aunque yo no era insensible a los
juicios negativos de ciertos sectores, veía compensada con creces esa dificultad.
Recluido en mí cuarto de trabajo observaba cómo, lo que al principio eran hipótesis, se iban transformando
en tesis, en certezas. Unos días antes
de la tremendista noticia citada, en la que se hablaba de fraude, tuve
la suerte de encontrar la misma inscripción en un tratado de magia morisca,
plagado de elementos bereberes. Esto alejaba la posibilidad de una imitación en la piedra. En primer lugar,
porque un talismán, que es en donde
se encuentra la segunda inscripción, ha de escribirse sobre papel o tela, mientras que la Piedra
Zanata lo está sobre un soporte bien
diferente, lo cual implica que se inscribió en piedra porque se carecía de tela o papel, como ocurre entre los
prehispánicos de Canarias. En segundo
lugar, porque el hipotético autor del fraude tenía que haber conocido el manuscrito de la segunda inscripción,
que se encuentra en los fondos
manuscritos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Dicho manuscrito fue publicado en 1993,
mientras que la Piedra Zanata
se descubrió un año antes.
Considero extraño que ese imaginario falsificador
se dedicase a sumirse en los anaqueles de una biblioteca de manuscritos árabes para copiar precisamente esos
signos y no otros.
No obstante, la
inscripción segunda conllevaba nuevas dificultades: el manuscrito en donde se encuentra está
datado en el siglo XIV; por otro lado, el manuscrito es morisco. A
primera vista, la fecha parece excluir la antigüedad de la piedra, que se fija en la época de la
dominación romana en el
Norte de África. En segundo lugar, el carácter de morisco está anejo al de Islam, lo que
excluiría la datación anterior, dado que el Islam nace en el siglo Vil.
A la dificultad,
puesta por mí mismo, de la relativa modernidad del morisco, he de decir que
muchas de las obras de la antigüedad se han conocido a través de copias muy posteriores,
gracias a las cuales han podido ser rescatadas del olvido.
El escollo
referente al carácter musulmán del manuscrito se solventa fácilmente, ya que la magia que
aparece, no solamente en esta obra sino en otras como el Picatríx o en El Libro de las
Cruces, es una herencia de la magia practicada en el norte de África, mucho antes de
que los musulmanes
invadieran la zona. Esta magia ha resistido las oleadas de nuevas y más racionales
religiones, como son el Cristianismo o el Islam.
Todo
lo que se reflejó en la prensa desde aquel 15 de septiembre de 1992 en torno a la piedra
Zanata, demuestra que el pueblo canario ha participado activamente en el tema: desde sus
defensores más fieles hasta los más implacables detractores han hecho de las líneas que
siguen un libro vivo y
palpitante. Aunque una publicación de este tipo no acostumbra a tener en cuenta la
prensa diaria, en este caso ha sido imprescindible su consulta. Porque, a las dudas que
yo mismo me planteé he añadido las objeciones de los otros, tal y como se reflejaban en los periódicos.
Este
libro es la reducción precipitada de una obra ambiciosa que cubriría todo el campo de los guanchismos
registrados hasta el momento. La palabra zanata era uno más. Dentro del
área de este vocablo se incluiría el estudio de la piedra Zanata. Pero esto suponía una
labor de años; me sentía
obligado a publicar lo que sigue en una edición de […]
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