ESTUDIO CRITICO
1.- LAS ISLAS
CANARIAS A TRAVÉS DEL PRISMA DE UN MILITAR INGLES
WestAfrícan Islands es un relato del mayor del primer regimiento británico de la India Occidental A. Burton Ellis, en que nos da cuenta de sus impresiones sobre las Islas
Canarias, particularmente de la dos
más pobladas, Gran Canaria y Tenerife. Ellis es el perfecto prototipo de la burguesía überal británica, que se cree portadora
en exclusiva de los valores de la civilización y que mira con arrogancia a los territorios dominados por lo que
considera personificación de la barbarie, la
superstición y la ignorancia.
Es una obra que fue publicada en 1885. Mas no es la
simple narración de una excursión a
las islas aprovechando la escala de un vapor camino de La India. Es la plasmación de sus vivencias de más de seis estancias que en diversas épocas y desde la
década de los 70 de esa centuria había realizado
el militar inglés, que moriría en Santa Cruz de Tenerife el 5 de marzo de 1894, siendo enterrado en su cementerio protestante.
Dentro de las páginas que dedica a las Canarias, sus impresiones sobre las clases bajas y sobre su vivencia de
la realidad cotidiana y la religión
constituyen el capítulo de más interés del texto. Nos ofrece la visión crítica y contundente de un británico imbuido por
el aire de superioridad de su concepción del mundo y las ideas religiosas y amparado por la aureola de racionalismo
y cientifismo positivista que parece delatar
su religión. Sus excursiones al barrio de La Atalaya en la localidad grancanaria de Guía es un testimonio de gran valor para entender como eran descritas las
clases populares insulares. Los atalayeros,
que vivían en cuevas, dedicados a la fabricación de vasijas, son apreciados como sucios y brutos, auténticos bandidos que se abalanzaban en busca de
monedas si la persona que se atrevía
aparecer por sus contornos iba sin acompañantes. Con ironía satiriza la frecuencia de las pulgas en sus casas y vestidos, que lleva a considerar a ese insecto, prohibido
su solo nombre entre los británicos
acomodados, parte de su cultura popular.
Sobre la higiene, ningún canario, expone
taxativamente, podría explicar lo que esta
palabra significa. Nos habla de las epidemias, exponiendo una absurda teoría que vincula al cultivo de tabaco con la fiebre amarilla en la epidemia que en 1811
asoló a los puertos canarios, pero sí tiene
razón cuando nos habla de la impureza del agua en las ciudades y campos y la relación existente en las primeras en el desarrollo del cólera por el abandono de
los desechos en las calles y arroyos.
Igual consideración revisten las conducciones de agua desde las fuentes, que los canarios contaminan al convertir los riachuelos en auténticas cloacas.
Esa poca atención hacia la limpieza la vincula con
la idea central de su discurso. La
ignorancia es fomentada por la iglesia católica, que no le interesa explicar las epidemias por causas naturales, sino como azotes y castigos de una Divinidad
ofendida por nuestros pecados.
La religión católica fomenta y se convierte en el
más firme valladar de la ignorancia
campesina. Supersticiosos aldeanos hacen las fiestas en honor de sus patronos. El clero con sus servicios religiosos llenos de efectismo teatral parece afectar a
"mujeres histéricas", tal y
como se tratara de un conjuro. Cuando nos habla de las patronas de Tenerife y Gran Canaria, su obsesión le
lleva a apreciaciones erróneas, lo que
demuestra que no estuvo en sus santuarios. Del Pino dice que tiene cuatro brazos, por lo que la compara con las divinidades de La India. La Candelaria que él
describe evidentemente ya no existía, pues
desapareció con el aluvión de 1826, siendo sustituida por la actual, obra de Fernando Estévez que no se ciñe en absoluto a su iconografía anterior.
Los exvotos de la Concepción santacrucera le llevan
a teorizar sobre el carácter idolátrico de una
religión que, a su entender, quienes la practican en los campos no distinguen
entre la adoración a las imágenes y la idea que éstas
simbolizan. Cree similares las[…]
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