Los precedentes de la expansión de los monarcas saadíes hacia el desierto, pueden establecerse hacia 1525, en que
se produjo una intervención en el Tuat. En 1544,
después meridional,
envió un mensaje al Askia Isaac I (1539-1549) invitándole a
cederle las salinas de Tegaza, donde el Askia tenía destacado-un administrador (amiri), encargado de
representar a su soberano y de
recibir los impuestos fiscales que le correspondían por cada carga de sal, que luego transportaban las grandes
caravanas (cáfilas o «asalai»), que se
organizaban en Tegaza. Estas salinas, situadas entre el sur marroquí y el Sáhel sudanés (72) (aunque más
cerca de Marruecos que del gran recodo del Níger) eran, como sabemos, la más
importante fuente de producción de sal y de recursos fiscales (pagados frecuentemente en oro puro) de todo el Sahara
occidental, indispensables para la
alimentación de las poblaciones sudanesas y para las arcas de los askias. La reacción del Askia Isaac
consistió en enviar un «rezú» de 2.000 tuareg a devastar y pillar la
región del alto Dráa, aproximándose todo lo
posible a Marraquech, aunque sin causar daños físicos personales. Uno de los más importantes zocos de la región y de la época fue asaltado y saqueado, aunque, al
parecer, sin ocasionar víctimas,
regresando rápidamente los tuareg al Sudán con el botín. Antes (73), el
Askia había enviado un mensaje de respuesta al sultán, diciéndole que no podía creer que el emperador de Marruecos hubiera aceptado el consejo de dirigirse a él —al
Askia— exigiéndole la entrega de las
salinas ; y que todavía no había nacido el askia dispuesto a aceptar tales exigencias.[…]
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