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VOLUMENES]
PRÓLOGO
La trayectoria poética de Pedro García Cabrera (1905-1981) aparece en
la lengua castellana con aquel perfil preciso que los vanguardistas canarios
ofrecían en los años 20 y 30: la visión de un arte transgeográfi-co, universal, descubierto desde la perspectiva
específica de la región atlántica. García
Cabrera es, sin embargo, quien ha desarrollado una obra más amplia entre los
miembros de su generación, hecho que además, le ha permitido su vinculación a las inquietudes de la poesía
española de postguerra. Su contacto con varias
promociones literarias le han erigido con
frecuencia como orientador de los poetas más jóvenes. Con todo, no es un poeta conocido; algunas de las obras
aquí recogidas han permanecido
inéditas hasta ahora, otras han sido parcialmente publicadas 1. Las consideraciones críticas sobre su obra no
han corrido mejor suerte; así, una plaquette como Transparencias fugadas es tomada durante años como un texto surrealista, cuando
sus motivos esenciales poco tienen que
ver con los presupuestos del grupo parisino. En las últimas décadas de su vida, la personalidad de García Cabrera se ve reconocida de manera progresiva. La frontalidad con
que se ha opuesto al régimen franquista y su
fidelidad a la creación poética, lejos de cualquier claudicación, son datos que
afirman este reconocimiento. Pero, como en
la obra del catalán Salvador Espriu 2, merece la pena obliterar una lectura ideologizante, tan propia de
las últimas décadas, para emprender de
nuevo la lectura de Pedro García Cabrera. Aquí, sin embargo, nos contentaremos con señalar algunos de los rasgos específicos
de su lenguaje, de su compleja visión poética, junto a aquellos datos biográficos de mayor interés hasta 1946, fecha
con la que concluye una etapa de su
trayectoria vital —alcanza la libertad provisional después de haber estado en prisión durante algunos
años— y también los textos incluidos en este volumen.
Pedro García Cabrera nace en Vallehermoso, isla de
La Gomera, el 19 de agosto de 1905. Hasta
los siete años permanece en su pueblo natal, trasladándose posteriormente a Sevilla, donde su padre va destinado
como maestro. Más tarde regresará a Santa Cruz de Tenerife, isla en la que permanece la mayor parte de su vida.
Los primeros textos publicados por Pedro García
Cabrera aparecen en 1922, pero es sólo a partir
de 1925 cuando sus entregas poéticas o sus artículos son más frecuentes en diarios o revistas locales. Son
éstos los años iniciales de su formación. En el
diario católico Gaceta de Tenerife publica los primeros poemas; influencias de
Campoamor, de Bécquer, Espronceda, un importante tono religioso, no exento de
tópicos, son algunas de sus características. En 1926 se funda Hespérides. Esta revista reúne en sus páginas a escritores
epígonos del modernismo y a poetas inmersos
aún en el regionalismo de fin de siglo; junto a ellos un grupo de jóvenes: Emeterio Gutiérrez Albelo, Domingo Pérez Minik, Eduardo Westerdahl, Domingo López Torres y
también Pedro García Cabrera. Los poemas de
éste reciben entonces la influencia del modernismo y ya en los años de 1927 y 1928 se opera, junto a sus compañeros generacionales, el encuentro con la
vanguardia. Temas futuristas, metáforas
e imágenes creacionistas, junto a un creciente interés por el paisaje son ahora los rasgos distintivos.
En 1927 surge La Rosa de los Vientos y con esta revista el primer esfuerzo colectivo por iniciar una escritura radical desde las islas
en el seno de las vanguardias históricas. La atención prestada al paisaje canario
y la lectura de una tradición poética insular influyen en García Cabrera. Pero, como sus compañeros de Hespérides, se encuentra aún lejos del riguroso proyecto universalista de la revista de Juan Manuel
Trujillo y Agustín Espinosa, hecho del que
puede dar cuenta el enfren-tamiento de Eduardo Westerdahl con Juan Manuel
Trujillo o la misma presencia de Pedro
García Cabrera en aquella revista, Horizontes, que engrosaban algunos de los poetas de la promoción
anterior 3.
En 1928 se publica Liqúenes en las
ediciones paralelas de la revista Hespérides. En este extenso
poemario se manifiestan ya características esenciales de su trayectoria. No es difícil advertir el
neopopularismo, tan usual en aquellos años, y
que será, en esa suerte de isomorfismo formal y rítmico 4 en que se sitúa su poesía, uno de sus cauces expresivos (recuérdese Día de alondras). No se hurta tampoco la influencia[…]
3 Véase M. Pérez Corrales, «Cuaderno
de bitácora de la vanguardia insular», en Jornada
Litera
ria (diario Jornada, Santa Cruz de Tenerife), números 31, 34, 36, 38, 44, 46, días 4 y 25 de julio, 8 y
22 de agosto, 3 y 17 de octubre de 1981.
ria (diario Jornada, Santa Cruz de Tenerife), números 31, 34, 36, 38, 44, 46, días 4 y 25 de julio, 8 y
22 de agosto, 3 y 17 de octubre de 1981.
4 Los versículos, endecasílabos y versos de arte menor son los
cauces por los que cristaliza la
10
1 Entre la guerra y tú, La arena y la intimidad y
Hombros de ausencia se
publican parcialmente
en la antología A la mar fui por naranjas, Edirca, Las Palmas, 1980.
en la antología A la mar fui por naranjas, Edirca, Las Palmas, 1980.
2 La significación adquirida por la
resistencia cultural a la dictadura franquista ha permitido a
José Carlos Mainer relacionar ambos poetas en «Presentación» en Pedro García Cabrera, Home
naje de la Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1981.
José Carlos Mainer relacionar ambos poetas en «Presentación» en Pedro García Cabrera, Home
naje de la Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1981.
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