1577 Febrero 1.
Eligió el
Cabildo de Tenerife el primer Alcaide del Castillo de San Cristóbal que fue el
Capitán D. Pedro Fernández Campos, que había desempeñado por dos veces igual
cargo en la fortaleza vieja; el 28 siguiente acordó el Cabildo adquirir la
casilla que estaba junto a la fortaleza, propiedad de los herederos del Regidor
Pedro de Vergara, «...y es de poco monto
y sirve de padrasto a la
Fortaleza, de donde podría recibir daño.
Se encargó de ello á Alonso de Llarena y Francisco de Coronado, y que
se pague lo que concertaron...» (Libro 14, oficio lo, folio 189).
En Octubre de
1577 al cesar D. Juan Alvarez de Fonseca y entregar el cargo al Capitán D. Juan
de Leyva, podía asegurarse que la fortaleza se hallaba casi terminada pues sólo
faltaba cubrir los aposentos que daban a la parte de tierra y sobre cuyo
envigado habría de extenderse parte de la plaza de armas. Prosiguieron las
obras y en sesión del Cabildo de 30 de Noviembre de 1578, en la que fue elegido
segundo Alcaide de San Cristóbal D. Tomás de Cangas, se acordó dar por
finalizadas las obras, extinguiéndose el cargo de Veedor y desautorizando
cualquier nuevo gasto en la fortaleza.
En Octubre de 1579 volvió a ser
designado Gobernador D. Juan Álvarez de Fonseca y echó de ver imperfecciones en
la obra de Leyva, ya que el envigado de la fortaleza la había construido de tea
y debió ser de barbuzano, la que comunicó al Monarca en carta de 8 de Agosto de
1580, y en su opinión, todo la ejecutado por Leyva «era obra impertinente y falsa», que hacía inhabitable el Castillo
y amenazaba con un próximo hundimiento. En años siguientes se habilitaron
nuevos créditos. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
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