PROLOGO
El
estudio de la escultura goza de menos popularidad que el de otros
campos artísticos, no obstante tiene transcendencia e importancia en momen
tos cumbres de la historia del arte universal. En efecto, si su desarrollo en el
mundo clásico marca el modelo ideal a seguir a los dedicados a su práctica, el Renacimiento recrea sus principios con tal creatividad y fuerte originalidad
que en cierto modo, en sus mejores maestros, desarrolla sin embargo los fun-
damentos del barroco. La reacción de la desbordante vitalidad de este período artístico, en sus últimos años falto de verdadero arte, da lugar a un retorno a
aquellos ideales clásicos de orden y medida que de forma difusa en un princi-
pió fragua, a lo largo del siglo xvm, en la creación de ciertas instituciones queen muchos casos conviven con el alegre y ligero rococó. Las más importantes de ellas, las Academias, se erigen, un tanto despóticamente, en arbitros del saber y de la elegancia y buen gusto de la obra artística. El trasfondo político y cultural de la época favorece el movimiento que en el mundo artístico reci- be el nombre de Neoclasicismo, término acuñado según Sánchez Cantón por evitar el de clasicismo, propio de la época pero también aplicable a otros momentos artísticos.
campos artísticos, no obstante tiene transcendencia e importancia en momen
tos cumbres de la historia del arte universal. En efecto, si su desarrollo en el
mundo clásico marca el modelo ideal a seguir a los dedicados a su práctica, el Renacimiento recrea sus principios con tal creatividad y fuerte originalidad
que en cierto modo, en sus mejores maestros, desarrolla sin embargo los fun-
damentos del barroco. La reacción de la desbordante vitalidad de este período artístico, en sus últimos años falto de verdadero arte, da lugar a un retorno a
aquellos ideales clásicos de orden y medida que de forma difusa en un princi-
pió fragua, a lo largo del siglo xvm, en la creación de ciertas instituciones queen muchos casos conviven con el alegre y ligero rococó. Las más importantes de ellas, las Academias, se erigen, un tanto despóticamente, en arbitros del saber y de la elegancia y buen gusto de la obra artística. El trasfondo político y cultural de la época favorece el movimiento que en el mundo artístico reci- be el nombre de Neoclasicismo, término acuñado según Sánchez Cantón por evitar el de clasicismo, propio de la época pero también aplicable a otros momentos artísticos.
La
obra de Gerardo Fuentes se ocupa precisamente tanto de la escultura
de esta última época que en Canarias, algo alejada de los movimientos pro
gresistas de la Península se prolonga en casos hasta los primeros años del si-
glo XX. Es decir, que valientemente y sabiamente ha llevado a cabo el estudio de un campo artístico menos explorado que por ejemplo la arquitectura o la
pintura y de una época especialmente difícil de definir en sus principales caracteres y no sólo en las Islas, el marco de su estudio, sino en España o incluso en otras regiones de Europa, Italia incluida.
de esta última época que en Canarias, algo alejada de los movimientos pro
gresistas de la Península se prolonga en casos hasta los primeros años del si-
glo XX. Es decir, que valientemente y sabiamente ha llevado a cabo el estudio de un campo artístico menos explorado que por ejemplo la arquitectura o la
pintura y de una época especialmente difícil de definir en sus principales caracteres y no sólo en las Islas, el marco de su estudio, sino en España o incluso en otras regiones de Europa, Italia incluida.
En efecto, la renovación artística propugnada por
las Academias incide sobre todo en la
escultura de carácter civil realizada muy generalmente en otros materiales
nobles como el mármol y el bronce, y en los encargos para las grandes obras reales como podían ser en España
las de los Palacios de Madrid y La Granja.
Cuando bajo este espíritu clasicista representaban temas religiosos, por ejemplo algunos relieves de mármol de
las sobrepuertas del Palacio Real de
Madrid, se intentaban ajustar a esta nueva normativa.
Pero una gran parte de la clientela del artista era
aún entonces eclesiástica que no se aviene en su generalidad a la nueva moda o
bien los artistas no consiguen concebir
bajo el ideal neoclásico este tipo de encargos. El mundo «ilustrado» representaba en la mayoría de las
naciones europeas una «élite» cuyos ideales no
habían sido asimilados por el pueblo, la sociedad a la que se destinaban las nuevas obras que salvo en el caso de
la escultura funeraria, y en parte por
condicionantes económicos, prefería la escultura en madera policromada. Ello
ocurre en la misma Italia y el gran tratadista de la escultura napolitana del
«Settecento», Teodoro Fittipaldi, destaca la tradición tardoba-rroca en sus realizaciones en casos de mayor belleza
que las obras en mármol así como Fausta
Francchini detecta el mismo fenómeno en Genova en tanto que en España este tipo de escultura en madera
policromada que en la primera mitad del siglo XVIII se hace ligera por la influencia rococó acusa débilmente el Academicismo que se impone a partir de la
segunda mitad de la centuria sin apenas
reflejar el neoclasicismo salvo en una mayor severidad, por ejemplo, de los rasgos debido a la contención
expresiva que propugna el nuevo movimiento
artístico y escasamente en los plegados quizás más airosos que los de finales del siglo xvn.
Si ello ocurre en Europa y más concretamente en
España donde escultores de la Academia
como Luis Salvador Carmona o Juan Pascual de Mena practican con éxito la talla
en madera policromada de tema religioso, en la mejor tradición de nuestros imagineros barrocos, cuánto más en
Canarias, adonde los ecos de los cambios
llegan de segunda mano, difusos y en general tardíamente. Canarias, como expone el autor conoce las nuevas teorías
políticas y artísticas pero en los muy pequeños círculos de intelectuales. Su
clasicismo se resuelve en un academicismo
meramente formal y por su tardía difusión integra el movimiento romántico para
algunos autores larvado en el neoclasicismo. Las instituciones culturales de
tipo ilustrado o academicista acogerán a los
artistas de la madera policromada, como ocurrió con Lujan, que deben poco a los principios que definen
aquellas.
La gran figura de Lujan, el gran maestro de las
Canarias Orientales, refleja más la
influencia de la escultura en madera policromada practicada por los escultores
cortesanos, que la de la escuela de Salzillo, en tanto que Estévez, el otro gran maestro de las Canarias Occidentales
refleja mejor aunque más parcamente el
carácter local intimista y lírico de la región que le acerca a los románticos, de los que además es casi contemporáneo.
Como en Italia, Austria o la Península incluido
Portugal la escultura en madera policromada triunfa al servicio de la Iglesia
con las limitaciones impuestas por el nuevo gusto. Siguen siendo las más
accesibles a la piedad popular sin que esto refleje inferioridad artística
sino más bien una búsqueda realista de calor humano en sus representaciones de
la Pasión, marianas o de los Santos. Aunque
también influyó en su acogida, no obstante las nuevas corrientes artísticas,
el factor económico e incluso el técnico, al menos en España que no en Ñapóles, por ejemplo, el sentido
católico de «mover a devoción» propugnado
por Trento sigue aún siendo válido en muchos aspectos.
No era fácil la exposición del tema y la
laboriosidad del trabajo apenas se refleja en las escuelas, citas de documentos
de varios archivos o notas de extrañas y
antiguas publicaciones pero todo aquel que haya trabajado en el campo del arte quizás pueda valorar la obra en su
exacta dimensión.
En una amplia y documentada introducción se da una
visión muy completa del panorama político y cultural de la España del siglo
xvm, sustrato en el que se desarrolla el arte. Respecto a Canarias estudia con
detenimiento el proceso de la Ilustración que
se plasma en la creación de ciertas instituciones entre las que destacan las
relacionadas con el Arte sean las escuelas de dibujo o similares la tardía
creación de la Academia y la creación de la Universidad.
La elaborada biografía de cada artista de esta larga
época sin olvidar el representante más
destacado del trabajo en mármol Angelo Cherubini, incluye los pormenores de su vida en todos los aspectos, el estudio de
su arte y un minucioso catálogo de su obra. Algunas de ellas exigieron la
búsqueda de datos en lugares difíciles y
otras, como las de Lujan Pérea o Fernando Estévez del Sacramento, constituyen separadamente una monografía que en uno y otro caso son aportaciones definitivas. Todas ellas
son el claro exponente del desarrollo de este
arte de la escultura, en general en madera policromada, en Canarias en el
período que desde mediados del siglo xvm alcanza los primeros años del siglo XX.
La selecta bibliografía y el apéndice documental
completan este estudio que superadas las dificultades que entraña una visión en
conjunto de una etapa artística tan prolongada proporciona al estudioso un
nuevo y valioso material de
comparación que facilitará otras publicaciones similares tan poco comunes en la historiografía artística.
margarita M. estella
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