Un venturoso azar hace casi coincidir la tirada de
este vo* lamen de los Informes y Memorias de la Comisaría
General de Excavaciones Arqueológicas con el
décimo quinto aniversario de la
creación de este organismo en los días postreros de la guerra civil, en una fecha por tanto propicia
al balance de l& obra realizada y
la que quedó por hacer, siempre en función de nuestros medios económicos, que
sólo comienzan a ser rea-lidad en el
verano de 1942,
Calificamos de venturoso el azar, por ser
precisamente la prehistoria canaria la que ocupa este volumen, y ser la
prehis-toña canaria una de las creaciones y realizaciones que más legítimamente enorgullecen a la Comisaría General y
con ella a la Dirección Gener&l de
Bellas Artes y al Ministerio de Educación Nacional.
Tal vez pueda sonar extraño el que se diga creación
y rea" lización hablando
de investigación prehistórica canaria, puesto' que precisamente el azar también hace que en estos
días se cumplan los setenta y cinco
años de la aparición de aquel libro memorable que fue, o debía haber sido, las
"Ántiquités cana-riennes" de
Sabin Berthelot (París, Pión, 1879), que está en la mente de todos.
La investigación prehistórica cañaría, que alcanzó gran auge en el siglo XIX, y a la que hicieron progresar grandemente Berthelot y Rene Verneau, se ha resentido
siempre de un fetichismo textual que
manejaba, y revolvía textos de los viejos cronistas e
historiadores de las islas Canarias, de los que se pretendía y se pretende extraer todavía, toda la 'sapiencia en cuanto se refiere a la historia primitiva canaria.
El''aislamiento" de la islas Cañarías, unido
ala idea dieciochesca y romántica, de "el buen salvaje", desorbitó
los problemas, según queda patentizado en las pedantescas
historias, con su ¡buena dosis de ciencias naturales del siglo XIX. Reconstrucciones anticientíficas, sin el más
elemental método (que ya en el mundo se estilaba), en que se barajaban a
placer y sin criterio los textos, las "etimologías" y un poco de
antropología casera, son las que estaban y aún están a la orden del día.
El feliz camino que S. Berthelot había marcado,
& pesar de todos los errores de la época
en su preclaro libro, era ignorado por los
canarios, lo mismo que lo ignoraban los peninsulares, salvo la excepción feliz y también estéril de M.
Menéndez y Pelayo, que en su "Historia de los heterodoxos españoles"
incluyó, prolijamente, en la historia primitiva general la de las z'sfeis Canarias.
Peninsulares -e insulares olvidaron la comunidad de
muchos de los problemas de historia
primitiva española, tanto para la Península
como para las Islas, y no hubo inconveniente en mutilar aquella "ex silentio". La mejor prueba de la ausencia
de Canarias en la historia primitiva general española, y viceversa de lo peninsular en el archipiélago, está en la
realidad que en los índices de la Etnología de la Península Ibérica de Pedro Bosch
Guimpera (Barcelona, 1932) no existe el topónimo Canarias, a pesar dt que
hacía medio siglo entonces que rodaba por el mundo el mentado libro de S. Berthelot.
Desde Beríhelot, que representó un avance al
pretender reivindicar el método arqueológico
y la arqueología comparada para Canarias, no
hay más que lamentable retroceso, sin que lo puedan
paliar, antes al contrario, las destrucciones y rebus-[…]
No hay comentarios:
Publicar un comentario