Testigos de excepción
Una de las mejores garantías que cualquier ciudad
tiene, a la hora de amarrar un futuro sólido y
firme, es contar con una memoria que guíe sus pasos. Quienes así lo creemos, los que entendemos que cualquier progreso ha de ser coherente con el pasado que le
precede, aplaudimos y animamos todas y
cada una de las iniciativas que se tomen en esa dirección. Con estas premisas,
no hace falta siquiera que celebre la importantísima labor que Juan José Arencibia de Torres ha desarrollado
a lo largo de toda su vida en la recuperación
de momentos, escenas y fechas con un
significado notable para nuestra ciudad. Como de la misma forma, y una vez que se me ha dado la oportunidad de
tener entre mis manos este trabajo sobre las
Calles y Plazas de Santa Cruz, no puedo menos que agradecer en nombre propio y de los vecinos de la ciudad el esfuerzo realizado por Arencibia de Torres a la hora
de recuperar para las generaciones presentes y
futuras la Historia
y los nombres de nuestras calles.
No obstante, siendo nuestras calles el lugar donde han transcurrido los grandes y pequeños episodios que sumados han
conformado nuestra Historia, resulta
de un interés indiscutible recopilar en un volumen las denominaciones que en el pasado se les daba a
nuestras calles, testigos de esos capítulos a los que antes hice referencia, de
sus personajes y de sus
transformaciones hasta llegar al Santa Cruz que hoy conocemos. Una labor que cobra mayor importancia si cabe
teniendo en cuenta las dificultades que
—me consta— la desgraciada carencia de muchos documentos le ha procurado al autor en su recopilación. Tal y como el mismo ha apuntado en alguna ocasión, a veces nos
movemos en este terreno en las sombras que
genera la desaparición de algunos textos. Sin embargo, cuando en este o cualquier otro cometido se pone la
dedicación y el buen hacer de quien
apadrina este trabajo, no puede tener otro resultado sino un volumen de la importancia y categoría del que el lector
tiene en sus manos.
Aplaudamos este libro y animemos a los vecinos de Santa Cruz a manejarlo, en lo que constituye una interesante
incursión por el pasado que ha de
conducirnos hacia el futuro de la ciudad.
Miguel Zero
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