domingo, 9 de junio de 2013

ARQUEOLOGIA EN CANARIAS: DEL MITO A LA CIENCIA





PROLOGO

A punto de cumplirse veinte años de la incorporación a la Uni­versidad de La Laguna de mis maestros, Manuel Pellicer y Pilar Acostó, de la que serían, respectivamente, catedrático de Arqueología y profesora agregada de Prehistoria, se publica este libro, en el que tres de sus más aventajados discípulos señalan su presencia como el motor que consolidó la investigación arqueológica canaria, en el momento de su confirmación como ciencia y abandono como mito.
Quisiera, aunque no sé si lo deseoysi es siquiera posible, que este cambio Juera verdad, ya que mito y cienda en la investigación sobre el mundo aborigen canario difícilmente pueden separarse Cada época tiene sus mitos, que en realidad son creaciones cultura­les vivas y forman parte del propio proceso cultural con la consi­guiente destrucción de unos y su sustitución por otros. Por tanto, a lo largo de la investigación prehistórica canaria se han ido arrinco­nando unos mitos y creando otros nuevos, lo que en d fondo nos viene a indicar el propio dinamismo de la investigación.
Testigo de aquellos inolvidables años de puesta en marcha de la Sección de Geografía e Historia, germen de la Facultad actual la distancia temporal y física, quena afectiva, nos permite analizar con una cierta objetividad esos años, en los que se enterraron muchos mitos y se sembró la semilla de otros que en la actualidad se han convertido en frondosos árboles.
La incorporación a nuestra Facultad de una excepcional plan­tilla de profesores, que inculcaron entre sus alumnos una visión real­mente universal de sus respectivos saberes, tan distinta del excesivo localismo de la actual Universidad hispana, dio un notable impulso a la investigación humanística canaria, en el que no fue ajeno el ca­mino recorrido por Elias Sema Ráfok, quien había creado una ex­celente biblioteca histórica, que sería la base de las departamentales instaladas en el nuevo edificio, nutridas con nuevos fondos gradas a las importantes subvenciones económicas concedidas a la Universi­dad, mucho más generosas que ¡as de estos últimos años.
Aquella sexta década del siglo se iniciaba en toda España con significativas aportaciones, resultado de la incorporación de nuevos profesionales a la enseñanza universitaria y a los museos. En Cana­rias, tal como se recoge en este libro, L Diego Cuscoy había publica­do dos años antes Los Guanches, sin duda la mejor obra de prehis­toria canaria y base de inspiración de muchos estudios posteriores. Coinciden esos años con la jubilación en la docencia universitaria y, prácticamente, en la investigación de E Serra Ráfols y J. Atvarez Delgado. Por otro lado, la cekbradón de dos congresos internacio­nales pusieron a Canarias de moda entre los arqueólogos hispanos y, en especial, los franceses dedicados a la prehistoria africana, quie­nes coincidían en la necesidad de revitalizar las investigaciones. En esta tarea se volcaron los profesores Pellicer y Acostó, impulsando ¡a elaboración de la Carta Arqueológica del Archipiélago, el estudio de los diversos elementos culturales de los aborígenes y ¡a realización de varias excavaciones en Tenerife y La Palma Aquellos trabajos y años han sido juzgados en ocasiones con cierta dureza, afirmándose que significó un cierto "anquüosamiento" de la investigación sobre el pasado prehispánico canario, que la llevó a una profunda crisis. Se olvidan, sin embargo, las circunstancias del momento, ya que desde diversos lugares se entorpecía, casi siempre por motivaciones exclusivamente personales, ¡a investigación que se hacía en y desde la Universidad de La Laguna, se torpedeaba la publicación de sus resultados, sólo conocidos a través de breves resúmenes, que por su propio carácter anquilosaban los resultados y no recogían todas tas cuestiones abordadas, en los que se prestaba un especial interés a las fuentes escritas, tanto a las procedentes de los primeros viajeros, cro­nistas y relatores de la conquista y años iniciales de la colonización, como a los documentos públicos y privados que hacían referencia al mundo aborigen. Se olvida, incluso, el previo estado de la investigatodo a la que llaman Arqueología histórica, donde se da cuenta de las actividades arqueológicas submarinas y en iglesias y monumen­tos, parcela tan abandonada y déla que son pioneros en Canarias. Un cuidado lenguaje hace accesible este libro también a los no ini­ciados en estos temas, ya sea a los canarios, en especial a nuestros estudiantes y enseñantes, como a todos quienes se interesen desde fuera de las islas por su poblamiento prehispánico.
Mauro S. Hernández Pérez


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