jueves, 1 de agosto de 2013

LA CUEVA DE BELMACO-MAZO ISLA DE LA PALMA




Prólogo
La tierra y sus caprichos geográficos (cuevas, tubos volcánicos) atesoran numerosos secretos sobre nuestro pasado y el tiempo, poco a poco, sedimento a sedimento, los va escondiendo, como querien­do hurtarnos esa parte de nosotros mismos que es difícilmente regis-trable en libros, en documentos, en pruebas fehacientes. En esa tarea casi imposible nos empeñamos, porque desentrañar las raíces del pasado para poder explicar, también, lo que en el momento presen­te somos, es algo que incentiva tanto nuestra curiosidad que no podemos rehusarlo. Cruce de pasados remotos e intuición de futuro, el hombre insiste en saber del hombre que fue. Así también el hom­bre canario, que quiere escarbar en su identidad, reconocer las piezas que conforman el puzzle de su historia, esa que lo vino a poner a vivir sobre estas islas atlánticas, distintas e inexplicables, que aguar­dan el momento en que les pongamos verdad científica a sus indes­cifrables senderos, a sus intrincadas grutas.
Y desenterrar trozos de nuestro pasado es lo que se propone este libro firmado por Mauro S. Hernández Pérez, que ve la luz de la publicación de la mano de la Dirección General de Patrimonio His­tórico del Gobierno de Canarias: La Cueva de Belmdco. Los intere­santes y complejos grabados de Belmaco, ubicados en el municipio palmero de Mazo, revisten gran interés científico. El trabajo de Her­nández Pérez sobre este yacimiento merecía la edición y, estamos seguros, supondrá un paso más en el difícil camino de la investiga­ción de la prehistoria insular. La satisfacción por haber logrado poner en manos de lectores e investigadores este libro nos lleva a celebrar los importantes avances científicos que se están dando en el campo del patrimonio histórico canario; con la suma de esfuerzos, paciencia y trabajo sistemático, estamos consiguiendo, poco a poco, completar ese rompecabezas maquiavélico que a menudo nos quita el sueño pero que, también, nos alienta a seguir empeñándonos en conocernos mejor, en lograr una cabal comprensión de nuestro pasa­do. Desde el Gobierno de Canarias sólo podemos alentar a los que se proponen invertir tiempo y esfuerzo en esa tarea bella y necesaria, que también demanda la sociedad canaria del futuro. Garantizar el correcto recibimiento de este amplio legado cultural es tarea que nos concierne y que no podemos hurtar a las generaciones venideras.

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