PRÓLOGO
El libro que el lector, o la
lectora, tiene en sus manos lo integran cinco
trabajos aparecidos en diferentes publicaciones y tiempo; los rescato ahora juntos, porque alguna vez han servido a algún estudioso y, perdidos en diferentes
revistas, no es fácil consultarlos a un
posible interesado actual. Acaso deformada por mi larga tarea de
la profesora universitaria que fui, siempre
he entendido como mi principal vocación propia la de servir a los demás, en la
sencillez parca de un esfuerzo
constante, y desde el mínimo artículo a la obra de mayor extensión y empeño, mi deseo ha sido siempre
servir de algo para alguien.
El primer estudio sobre Generaciones apareció
en el n.° 128 de Revista Nacional de Cultura, Caracas,
Venezuela, de mayo-junio de 1958; le añado
una revisión ahora, tan pacienzuda como la primera, e insisto en los números, porque
intento hacer reparos a las cuentas de Ortega, primero, y de Julián Marías, después. Pido al lector su colaboración e incluso ayuda para que lea con atención,
si es tan amable, mi trabajo. Si el
lector no tiene tiempo de ello, o no le interesa, que todo puede ser, es
preferible que no lo lea, porque, de leerse
por encimita, no se entiende, toda vez
que los números se enredan siempre. A mí los números toda la vida se me
han dado mal, pero de esta vez me he fabricado
mis anchas listas de ellos e incluso me he divertido al mejorar, con semejante ejercicio, mis
desdichadas matemáticas.
El
segundo trabajo, El tema del mar, tan propio de un alma
isleña y atlántica, apareció en la revista Arbor, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
de Madrid, núms. 81-82, de
septiembre-octubre de 1952; por casualidad me enteré de que mereció una
nota de P.C. en Les Lettres Romanes, Louvain, Bélgica, n.° 1, tomo IX, 1955. No creí que llegara tan lejos y en ello no tuve parte ni arte.
El tercer estudio, Las endechas a la muerte de
Guillen Peraza, se publicó en el Anuario de Estudios Atlánticos, Madrid-Las
Palmas, n.° 2, 1956; lo tuvo en cuenta Margit Frenk Alatorre en su documentado trabajo sobre Endechas anónimas del XVI, publicado en el Homenaje a Lapesa, tomo II, Madrid, Credos,
1974. Margit Frenk halló en las bibliotecas
Real y Nacional de Madrid más ejemplares de endechas de Canaria (no de
Canarias), cuya métrica no es siempre
de 5 más 5, como yo señalé en los cuatro ejemplares que hasta entonces se conocían. En ese trabajo
sobre las endechas, según verá el lector
interesado, mostré y muestro cómo antes del volcán de Tajuya, en La
Palma, de 1585, hubo otro antes de 1447, o en
torno a esa fecha, el de Tacande. Ha sido gran satisfacción mía que el
profesor Leoncio Afonso, en su artículo La
erupción de Tacande no fue en
1585, en El Día de Santa
Cruz de Tenerife, del 9 de diciembre
de 1982, admita, conmigo, y ya somos dos, que hubo dos volcanes, pero el
geógrafo palmero teme que el error de atribuir la erupción de Tacande a la de
1585, con la que se ha confundido, ha de
continuar persistiendo entre los
estudiosos, y creo, por desdicha, lo mismo. Nuestro pasado está de tal
manera plagado de errores, de malas lecturas
e interpretaciones gratuitas, que resulta muy difícil, a veces,
restablecer la verdad.
El cuarto estudio, Las rosas, metáfora, apareció,
con otro título, en el grueso volumen
del Homenaje a Julián Marías, Madrid,
Espasa-Calpe, 1984; le puse allí una addenda final que aquí repito:[…]
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