con saber que hay pruebas que nos
puedan inculpar y que no tengamos ninguna coartada que presentar a nuestro
favor y ya está, el hecho de ser una persona de clase obrera influye mucho, es
como si eso nos facilitara la condena, otra cosa sería el ser de clase “alta”,
o sea, de “élite”, entonces la cosa cambia porque, claro, esas son gente de
“buena familia”, de “alta cuna”, no importa si son los peores sinvergüenzas,
nada que un caro abogado no pueda solucionar, eso no es problema, tienen un
apellido ilustre y eso facilita mucho las cosas ¡Y a mí qué me importan los
apellidos ilustres de nadie! Mis apellidos o los de ustedes son igual de
importantes, mi cuna o la de ustedes es igual de alta, mi familia o la de
ustedes es igual de respetable, mi condición humana o la ustedes es la misma
que la del resto de las personas sean de la “clase” que sean… Mi honestidad o
la de ustedes, ¡eso, es lo que cuenta! El que la hace que la pague, si se es
inocente que se les reconozca esa inocencia y si se es culpable que paguen sus
culpas, si somos iguales ante la justicia que se demuestre, que el dinero no
pueda comprar la inocencia porque, eso, eso no es un objeto, eso es algo que,
cuando ocurre así, daña a uno para beneficiar a otro y eso no es justo
justicia. La dignidad humana es mucho más que un apellido, que una “clase
social”, la dignidad humana es ese respeto y estima que cada uno siente por sí
mismo y que merece que otros también le tengan, no que se le arrebate y, mucho
menos, la justicia…Buen día amigos…
Agosto
30 de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario