CUANDO SE COCINAVA CON LEÑA
Josefa Falcón Abreu
Cuentan los mayores de este pueblo lo dura que fue su vida, las
penurias que vivieron en su infancia y juventud. En su infancia porque tenían
que madrugar para ir al monte con sus padres a por alimento para los animales o
leña para encender el fuego, o llegar hasta la cumbre, a las faldas del Teide,
donde ya se podían encontrar retamas y escobones, arbustos cuyas ramas eran
podadas para que la planta siguiera su ritmo vegetativo, esas ramas entonces se
traían como alimento para el ganado y las ramas secas se traían como leña. Lo
hacían desde muy temprana edad, con diez-doce años, y solían hacerlo sobre todo
en el otoño que era cuando escaseaban los forrajes en la zona de medianías y se
iba acumulando la leña para pasar el invierno, esto sin poder evitar que en
mitad del camino al ser época de lluvias, les sorprendiera una tormenta, porque
hablamos de tiempos en los que no se tenía ni siquiera un coche en la casa y
había que hacer todo el trayecto a pie, estamos hablando de cuatro horas de
camino de ida y cuatro de vuelta con cargas pesadas que transportaban en
animales (mulos, caballos, yeguas, burros..). Esta práctica estaba prohibida
pero, los guardias forestales, en la mayoría de los casos, hacían la vista
gorda por las necesidades que se pasaban en la época y porque por otra parte la
poda de los arbustos le era muy beneficiosa a estos a la vez que se limpiaba el
monte de leña seca, cosa que contribuía a evitar incendios, tal vez si hoy aún
se hiciera otro gallo nos cantaría... A esa edad apenas se podía ir a la
escuela en las mañanas y lo hacían al atardecer cuando ya el trabajo en casa
estaba hecho. Eran épocas en las que estudiar, aunque solo fuera para sacar los
estudios primarios, era doblemente más sacrificada por el esfuerzo que había
que hacer, no digamos si lo que se pretendía era hacer estudios superiores
(bachiller o una carrera). Para el bachiller elemental tenían clases nocturnas
pero para examinarse tenían que acudir al instituto de La Laguna al final de curso,
mientras que si querían seguir estudiando había que hacer lo posible por
conseguir una beca, esto siempre compaginándolo con los trabajos familiares que
consistían en la agricultura y la ganadería. Pero, dicen, que siempre trataban
de buscar unos minutos para la diversión que aunque no era mucha la vivían y
disfrutaban intensamente. Esto es solo algo de lo que ellos cuentan de su época
infantil y juvenil, que no es poco…Buen día amigos…
Si nuestros montes estuvieran limpios de pinocha tal
vez no ocurrirían tantos incendios....
Agosto de 2013.
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