[2 TOMOS]
INTRODUCCIÓN
Este libro tiene por objeto rendir homenaje a uno de
los hombres más ilustres que ha nacido en el
municipio de Güímar, el Dr. don Agustín Díaz Núñez, del que en este año se cumplen los 200 años de su nacimiento y los 130 de su muerte. Doctor en Sagrada
Teología, examinador sinodal,
beneficiado de esta parroquia durante 39 años y primer vicario o arcipreste
juez eclesiástico del Sur de Tenerife, destacado orador y autor de cuatro libros; pocos como él han permanecido tan
fieles a su pueblo, pues rechazó una
Canonjía con tal de no abandonarlo. Por este motivo fue querido, respetado y llorado por todos sus feligreses, que
conservaron siempre de su párroco grato
e imperecedero recuerdo, como justo testimonio a las relevantes cualidades que le adornaban. Buena prueba de ello fue el que, en 1899, el Ayuntamiento de la
localidad acordó dar su su nombre a la
calle en la que había nacido y vivido; con este recuerdo, don Agustín fue la primera persona que figuró en el
callejero de la localidad, siendo a la
par el primer güimarero que alcanzaba tal honor; el acierto de tal decisión se comprueba en la actualidad, al observar
como dicho nombre aún persiste, sin haberse visto
alterado por cambios ni vaivenes políticos,
casi un siglo después de su nominación.
Los cuatro trabajos que publicó a lo largo de su vida se reproducen, en edición facsímil, en el segundo tomo de esta
obra. Como introducción a éste se incorpora,
además de una corta reseña biográfica, un esbozo de cada publicación y la principal crítica que se le ha hecho a su
trabajo, su apasionamiento en sostener que
la de Güímar fue la segunda parroquia de la isla, lo que no se ajusta a la
realidad. Por este motivo se hace una sucinta historia de la parroquia matriz de San Pedro Apóstol y de sus
actuales hijuelas de Santa Ana de
Candelaria, San Juan Degollado de Arafo y San Joaquín de Fasnia, matizando el orden de su segregación y las prerrogativas que sobre ellas mantuvo la parroquia de
Güímar.
Aparte de las obras publicadas, a lo largo de su
biografía hemos procurado reproducir
literalmente la mayor parte de su obra inédita, sobre todo la que puede aportar alguna luz para conocer
mejor su personalidad, intelectual o
religiosa, o resultar de interés para conocer ciertos aspectos inéditos de la
historia de las parroquias y pueblos del Sur; por este motivo se incluyen
algunos de los informes, arreglos parroquiales, expedientes, cartas, etc., que tramitó durante su labor
ministerial.
Pero no hemos querido ceñir este homenaje al
personaje central del mismo, sino
extenderlo a todos sus familiares, tanto ascendientes como descendientes.
Contadas familias tinerfeñas han dado tantos hijos ilustres a una localidad, como los Díaz Núñez lo han hecho
con Güímar y con la isla entera, tal como podrá comprobarse a lo largo de la
genealogía familiar, que iniciamos en el
siglo XV,
con la mezcla entre guanches, conquistadores y pobladores. Muchos de sus miembros
destacaron en distintas épocas en la
sociedad local e insular, como políticos, clérigos, militares, notarios
públicos, abogados, jueces, agrimensores, médicos, escritores, empresarios, profesores, farmacéuticos,
ingenieros, etc. etc.
La línea paterna es de claro origen guanche y se
extendió por las comarcas de Güímar y Abona,
mientras que la materna fue fundada por un conquistador portugués y se desglosó
en dos ramas, una que permaneció en La Laguna y otra que se
estableció en el Valle de Güímar. Los Díaz vivieron siempre en Güímar, aunque por lo menos en dos generaciones, en el siglo XVIII, estuvieron establecidos en el Pago del Escobonal; por su parte los Núñez se asentaron en Arafo, de donde pasaron a Güímar en el siglo XVII.
Por citar sólo algunos miembros de esta ilustre familia que estudiamos
a lo largo del libro, y emendónos a los más
próximos a don Agustín, podemos destacar a
su padre, don Vicente Díaz Montijo, que fue fiel de fechos, alcalde real, síndico personero y notario público de Güímar.
Su tío paterno, don Pedro Díaz Montijos,
desempeñó los cargos de fiel de fechos y
agrimensor público de Güímar; y su tío materno, don Florentín Núñez y Torres,
fue beneficiado propio de Güímar y canónigo fundador de la Catedral
de Tenerife. Entre sus hermanos: don Modesto Díaz Núñez llegó a ostentar el empleo de capitán de Milicias,
con el grado de tenite coronel, y fue
también mayordomo de la ermita del Socorro y alcalde real de Güímar en varias ocasiones; don Pedro Díaz Núñez inició la carrera eclesiástica, pero sólo llegó a clérigo
minorista, pues falleció a los 19 años; don Juan
Díaz Núñez fue Ledo, en Derecho, diputado 1Q y decano por dos veces del Colegio de Abogados de La Laguna, secretario de Cámara y Gobierno del Obispado Nivariense y de la Subdelegación Castrense de las Islas Occidentales, teniente 2a
de la Milicia
Nacional de la mencionada ciudad, regidor, procurador
síndico y 2a teniente alcalde del ayuntamiento lagunero, socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, etc.; y
don Gregorio Díaz Núñez fue propietario, regidor y juez suplente de paz de
Güímar. Con respecto a sus sobrinos: don Nicasio García Díaz fue capellán,
propietario, primer teniente alcalde
del Ayuntamiento de Güímar, notario público eclesiástico y mayordomo de la
ermita del Socorro; don Florentín García Díaz ostentó los cargos de 2a teniente alcalde y fiscal
municipal de Güímar; don Timoteo Díaz Rodríguez
fue director del Hospital de Ntra. Sra. de los Dolores, miembro de la Junta de Sanidad de La Laguna y administrador de
propiedades; y don Agustín Díaz y Díaz murió siendo seminarista, a los 18 años de edad.
De antemano aceptamos las críticas que se le puedan
hacer a este libro, pues sin ninguna duda,
al recoger reseñas biográficas de varios centenares de personas, es probable que hayamos omitido involuntariamente algunos aspectos interesantes de la existencia de
muchos de ellos, mientras que otros de los sí
recogidos pudieron tener un tratamiento más extenso; además, algunas de las dudas genealógicas y muchas de las fechas no han podido ser despejadas, a pesar de los
esfuerzos invertidos en ello, en lo que
mucho ha tenido que ver la escasez de fuentes, por pérdida de los libros parroquiales más antiguos del
Valle, que sólo comienzan en 1610 y con
interrupciones en fechas posteriores. No obstante, este trabajo tenía un límite en el tiempo y en el espacio
y no hubo más remedio que ponerle
fin, a pesar de esas posibles lagunas, sin que ello nos sirva de excusa.
Ha constituido para mí una especial satisfacción el haber contribuido a recordar la existencia de numerosos tinerfeños,
algunos de ellos destacados e incluso ilustres, sin olvidar a otros que
pasaron más desapercibidos, pues todos han contribuido a conformar esta isla
y, sobre todo, a los pueblos de la Comarca de Güímar, en los
que ha transcurrido toda mi existencia, la de
mi familia y la de mis antepasados.
Debo
manifestar mi profundo agradecimiento al Iltmo. Sr. don Hipólito Jorge Dorta, canónigo maestrescuela de la Santa Iglesia Catedral, por haber aceptado hacer el prólogo de
esta modesta publicación. Asimismo,
quiero expresar mi gratitud a los servicios de publicaciones de CajaCanarias, Cabildo Insular de
Tenerife, Caja Rural Provincial y
Mayordomía del Socorro, que han patrocinado esta costosa obra; en especial a
don Pedro Modesto Campos Rodríguez, quien acogió con entusiasmo esta iniciativa y, como responsable de
las dos últimas instituciones, ha
realizado las gestiones conducentes a que se hiciese realidad. No puedo olvidar tampoco a todas aquellas personas
que han colaborado conmigo en este
trabajo, aportando información oral, escrita o gráfica: doña Mena Hernández Rodríguez, mi entrañable
amiga (q.e.p.d.), don Carlos Gabiño
de Franchy, don José Hernández Moran, don Leopoldo Tabares de Nava y Marín, y a
diversos miembros de las familias Bello Díaz, Lecuona Prat, Lecuona Castro, Lecuona Mac-Kay y Hodgson Díaz, que amablemente me han atendido; a los
fotógrafos profesionales de la familia Henríquez de Güímar, que han contribuido
desinteresadamente con su trabajo;
y al personal y responsables de los distintos archivos consultados: Diocesanos
de La Laguna y
Las Palmas, Histórico Provincial, Instituto de Estudios Canarios, Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Tenerife, General Militar de Segovia, registros
civiles de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, y parroquiales de
Güímar, Candelaria, Arafo, Fasnia y Arico, por su amabilidad y colaboración; y en especial a los responsables del fondo canario
de la
Biblioteca Universitaria de La
Laguna, por facilitar los libros originales del Dr. Díaz Núñez para su reproducción en edición facsímil.
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