PRÓLOGO
Acabo de recorrer las páginas de Historia
Religiosa de Arafo. Deteniéndome más
aquí o allá, pero una por una, desde la primera hasta la última. Dejándome
informar y sintiéndome invitado, casi de continuo, a pensar.
«La historia de la Iglesia es teología», leí, hace ya muchos años, en un clásico de la historia de la Iglesia. Es decir, es
una historia que sólo se puede leer y entender desde las fuentes de la
revelación y desde las fuentes de la fe. En este sentido, como afirma el mismo autor, «la historia de la
Iglesia es historia de
salvación».
Recorrer las páginas de Historia Religiosa de
Arafo es como ir contemplando, año por
año, a lo largo de los doscientos años que ahora cumple la parroquia
de San Juan Degollado, y desde no pocos años antes, la historia del amor de Dios y su salvación en favor de los
araferos. A través de nombres personales,
instituciones, objetos, actividades... el amor de Dios, manifestado en Jesucristo y derramado en nosotros por el
Espíritu Santo, se ha hecho presente
entre los araferos. Se ha ido escribiendo así una historia de amor entre Dios y cada uno de aquellos, incluidos los
habitantes actuales, que han sabido acogerlo
por la fe en su corazón. A través de la Iglesia, a través de la parroquia,
Dios mismo se ha comunicado a los hombres y todos han podido gozar de la alegría de sentirse amados, personados,
salvados. Ésta es la cara interior de
una historia que, si no se descubre, sería algo así como quedarnos en los hilos de un tapiz pero mirándolo sólo por el revés.
Al escribir estas sencillas líneas, no puedo por
menos de felicitar al autor que ha reunido tal cantidad de datos
sobre la Historia Religiosa de Arafo y los ofrece aquí a
cualquier lector interesado en conocerlos o en sacar conclusiones de los mismos.
Felicito también, y con mi mejor afecto, al Rvdo.
Sr. Párroco actual, Don Vicente Jorge
Dorta, que, durante tantos años ya, ha tenido tanto que ver en esta historia religiosa de Arafo. […]
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