PRÓLOGO
Claudio de la Torre
es un retrato
con influencias de Van Dyk.
Alonso Quesada.
Varios
son los motivos que me llevaron a aceptar el poner unas líneas al frente de
este vasto estudio sobre la obra de Claudio de la Torre Millares: a), el haber
sido el mentor o director de la tesis doctoral que constituyó el origen del
estudio que hoy se publica, y se presenta reducido tanto en
el volumen del trabajo, en la parte más técnica, como
en los esquemas estructurales, las conclusiones y los apéndices; b), la amistad
que he sostenido, desde la época de sus estudios con Juan Manuel
Reverán, autor de la obra, y finalmente, c), la vinculación
femiliar y la relación juvenil que tuve con Claudio de la Torre,
en su segunda época creativa y ensayística de la posguerra española, época en
que desarrollé gran parte de mi obra investigadora. Recuerdo con especial
emoción las tardes en que iba a visitarlo a su chalet del
barrio de Santa Oria, en Madrid, en la época en que yo hacía mis oposiciones a
cátedra de Institutos. Una vez le llevé mi ensayo
sobre "La generación de los intelectuales canarios", publicada en la
revista del Museo Canario de Las
Palmas, donde le incluía a él junto a Fernando González (1901), Luis Benítez Inglot (1895), Félix Delgado (1903),
Pedro Perdomo (1897), Montiano Placeres. Recuerdo que se sorprendió, y
me perdonó que le incluyera en esa generación como
poeta, pues él consideraba sus poemas como unos ensayos juveniles. Consecuente con esta opinión, en este estudio Reverán ha
suprimido su actividad poética, aunque hace
referencia a su único poemario publicado: El canto diverso (1918),
prologado por Enrique Díez-Canedo.
La
obra que hoy se presenta está perfectamente dividida en dos grandes bloques: -uno,
donde se estudia la prosa, en la que se incluye la parte propiamente narrativa
y la ensayística, que aparece, frecuentemente mezclada
con relatos o cuentos más o menos realistas o fantásticos,
como los recogidos en La huella perdida (1920), y con otros concretamente
canarios o ensayísticos como "El héroe", "El enemigo",
"Las cosas de la vida", etc., o más narrativos como "Don Amable
Castillo", "Nuestro amigo Luis", "Recuerdo de su
juventud", "Cuevas altas", "Sendero emocional".
Nuestro autor se detiene a hacer un estudio detenido del siguiente relato:
"Florín e hijos (Compañía Limitada)".
Otra obra que
clasifica Reverón dentro de los ensayos es Geografía y quimera (1961-1966) en la que se acerca más a Canarias,
como el que retorna a la tierra primitiva. Señala con razón el autor de
este estudio que, en esta obra, lo "particularmente interesante", son los artículos dedicados a
Galdós. Ello es para mí también muy entrañable por referirse a los mismos parajes que sirvieron de recreo al
pequeño Benito, a Claudio, y también fueron, andando el tiempo, los
mismos de mi infancia. Como continuación de
esta obra, ya por encargo de la Delegación Provincial de Turismo, escribió su estudio descriptivo de Las Canarias
orientales: Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote (1966).
El
estudio que comentamos comienza con un detallado análisis de la obra narrativa de
Claudio de la Torre, tomando como modelo la novela En la vida del Señor
Alegre, que obtuvo el Premio nacional de Literatura en 1924. Allí podremos
encontrarnos con el análisis de los temas, del espacio-tiempo
hasta los segmentos narrativos. Las siguientes novelas: Alicia al pie de los
laureles (1940) y Verano de Juan el Chino (1971), son analizadas
en sus temas y argumentos.
En
cuanto a las obras teatrales, Juan Manuel Reverón, después de hacer una detallada clasificación
de las 24 piezas que escribió Claudio, representadas o no, durante más de 50 años, donde se pueden encontrar las más
variadas técnicas, desde el simbolismo hasta el vanguardismo, pasando por el
costumbrismo y lo psicológico, se detiene, en sus análisis,
especialmente, en las cinco obras dramáticas, donde se encuentran sus más importantes piezas, que el autor clasifica
dentro del realismo dramático o poético, como podemos ver en Hotel
Terminus (1944) o en Tren de madrugada (1946), y la obra titulada Tic-Tac (1971), examinada
con todo detalle y clasificada dentro de las piezas neo-expresionistas. Termina este estudio literario con una
"síntesis y valoración" del
teatro de Claudio de la Torre, donde se llega a la conclusión siguiente:
"Si la determinante mayor de
los autores representantes del teatro «burgués» o «público», es la comicidad
inteligente y fina (...) creemos, sin embargo que, con preferencia a ésta, se constata una tendencia al drama de tesis o
drama serio"
sebastián
de la nuez
No hay comentarios:
Publicar un comentario