El tema de las industrias populares suele despertar
el interés de los investigadores con suma
facilidad, no sólo por su importancia
de cara al fenómeno conocido como proto-industrialización
y por los cambios que éste conlleva, sino
también por el simple descubrimiento de unas formas de organización del trabajo que, siendo relativamente cercanas a nosotros en el tiempo, han quedado completamente eliminadas por el progreso
tecnológico.
La desaparición de la manufactura, como marco de desarrollo
de la producción de objetos de consumo en la era preindustrial, puede
producirse como efecto de dos fenómenos
antagónicos en cuanto a su significado: por una parte, la manufactura puede evolucionar técnicamente hasta convertirse en industria y, en ese caso,
estamos en un proceso de desarrollo
cualitativo y cuantitativo de k producción
que introduce cambios notables en la organización económica y estructura social de los países y comarcas afectados. En el otro extremo, la
manufactura puede pervivir contra corriente y mantenerse con más o menos
importancia, siempre que las condiciones objetivas y las coyunturas económicas la preserven de la desaparición que la amenaza bajo la forma de la
competencia exterior. No cabe duda que en
este último caso la supervivencia de una
actividad tradicional se encuentra a merced del proceso de expansión de
mercados, típico del desarrollo capitalista, y
sólo podrá mantenerse en economías marginales
al sistema, donde el índice de penetración comercial y de integración en los mercados nacionales o internacionales sea escaso.
Diversos autores
han realizado aportaciones de interés […]
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