GLOSA DE UN LIBRO QUE NO ENVEJECE
Van para veinte años que se publicó la primera
edición de este libro señero de Gutiérrez Albelo, Cristo de
Tacáronte, auspiciada por el Instituto de Estudios Canarios en 1944. Tres
años después fue lanzada por la misma docta
entidad una segunda edición de mil ejemplares numerados, cifra casi
astronómica en una tirada poética y
reveladora del rápido éxito público de la obra. El éxito crítico corrió con él; pero no vamos a detenernos sobre
esto.
Mucho
y muy vario ha llovido desde entonces sobre el agro poético español, tan fértil en todos sus meridianos. Torrenteras y riadas han cambiado totalmente el panorama,
durante esas casi dos décadas, en la que se ha venido llamando nuestra
poesía de posguerra. Poesía de transición,
en constante metamorfosis, la de este lapso sin precedente en nuestra rica
historia lírica. A lo largo de él pudimos asistir al orto y al ocaso de
infinitas "tendencias" cuya
enumeración resultaría ímprobo resumir; bástenos citar, como ejemplo,
las más destacadas: "neogarcilasismo", "postis-mo", poesía "social", los
"novísimos"... Hoy las aguas vuelven a sus cauces, se serenan los espíritus, presentimos un "renacimiento".
Por eso, al
releer, al cabo de los años, el libro de Gutiérrez Albelo, nos asalta esa emoción de lo intuido, de lo salvaguardado. Porque
su poesía era ya la que, después de tantas mudanzas y escarceos, ha venido a quedar vigente, tras lógica y necesaria evolución. En ella estaban, de nuevo, los temas
esenciales y la forma coloquial; el
paisaje vernáculo y su tipología humana; el alma fervorosa de sus campos y aldeas; toda una vida
regional latiendo monocorde...[…]
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