QUE largo de los últimos años, la figura y la obra de Agustín Espinosa han sido analizadas reiteradamente por múltiples críticos; entre los cuales destacan
Alfonso Armas Ayala y —muy
especialmente— José Miguel Pérez Corrales:
sus meticulosas aportaciones acerca del escritor han resultado muy valiosas para la elaboración de este libro, cuyo autor agradece, desde aquí, la ayuda que le han
prestado. La minuciosidad de algunos de esos
trabajos, me exime alegremente de reiterarla ahora en estas breves páginas,
que pueden —gracias a ellos—
deambular con tranquilidad por los pretendidos
derroteros de la desenfadada visión subjetiva del escritor, como modesta aportación rabiosamente personal a su mayor conocimiento. Así y todo, el propio Agustín
Espinosa advirtió, refiriéndose a sí
mismo, que "a los profesores, como a toda ave
común, se le ve, aunque la oculten, la traviesa desgracia del rabo": lamentaría mucho que también a mí (que he transitado —como él— la docencia) me asomara aquí
ese rabo, en contra absolutamente de mi voluntad. Resultaría imposible agradecer la totalidad de las informaciones
recibidas acerca del escritor, pero
no me resisto a mencionar las más valiosas,
procedentes de Margarita Rodríguez Espinosa, Carmen Padrón García, viuda de su hermanastro Manuel, Felisa Espinosa
García, una de sus hermanas, y Agustín Espinosa Boissier, su tercer hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario