sábado, 27 de julio de 2013

UN MAR DE PLATANERAS





Josefa Falcón Abreu

Mi barrio natal, Santa Catalina, es un barrio pequeño de pocos habitantes, bueno, los justos para un barrio pequeño. Está situado en la costa guanchera, entre San Juan de la Rambla y el otro barrio costero de La Guancha, Santo Domigo. En ambos barrios se cultiva el plátano, desde pequeña he visto plataneras por todas partes, he visto a mi familia cultivar este rico manjar, un trabajo este duro y costoso y la mayoría de las veces mal pagado, los que viven del cultivo del plátano, así como los de la papa y el tomate saben bien que es así. Hace años toda la zona de costa de la isla resplandecía de verdor, el norte y el sur. El Valle de la Orotava era un auténtico vergel, ahora abunda más el cemento y para poder ver esos platanales hay que ir a sitios concretos, aquí en el norte donde nos podemos recrear mejor es en la isla baja, allí aún queda intacta la zona entre Icod de los Vinos y El Guincho, es una maravilla contemplar ese paisaje, por allí es como si el tiempo no hubiera pasado, a excepción de algunas reformas en senderos etc., también en Los Silos y Buenavista y hacia el otro lado El Rincón, en La Orotava. Por el sur también siguen habiendo aún espléndidos platanales por la zona de Guia de Isora y las Galletas, no pasa lo mismo con las plantaciones de tomates que han ido desapareciendo por culpa de la competencia extranjera en este sector. La agricultura de las islas está en decadencia, que pena, nuestros campos han perdido mucho de su encanto, ni aún en tiempos de crisis se les hace revivir, aunque si se notan un poco más los sembrados, la gente echa mano de la huertita para sembrar sus papas, verduras etc. y así no tener que comprarlas, la crisis obliga, pero nada que ver con el esplendor de años atrás… Mi pueblo, que es un pueblo eminentemente agrícola, también ha perdido mucho su verdor, terrenos sin cultivar sobre todo en las zonas altas y también en la zona de costa así nos lo demuestran, aunque vuelvo a repetir que esta temporada de cosechas parece que se ven más sembrados que la pasada. Nuestros campos necesitan ser cultivados para que nuestra tierra siga siendo verde, para que no pierda ese encanto que siempre la ha caracterizado, pero para eso hay que fomentar la agricultura y darle garantías al agricultor de que sus productos van a poder ser vendidos y bien pagados, no con esos precios irrisorios que ni siquiera les cubren gastos, nunca un producto agrícola importado va a tener el sabor de los cultivados aquí, el sabor del plátano y el tomate canarios no tienen comparación y eso el consumidor lo sabe, ayudar a la agricultura es trabajo de los que mandan en esta tierra, el agricultor está esperando que lo hagan y nuestros campos también… Buen día amigos…


Santa Catalina entre mar y platanales...

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