viernes, 26 de julio de 2013

HEROES DE PACOTILLA




DESMITIFICANDO

ALONSO FERNÁNDEZ DE LUGO  VERSUS VALERIANO WEYLER NICOLAU (I)

(El esqueleto de Alonso Fernández de Lugo)



Eduardo Pedro García Rodríguez
El colonialismo español en el Archipiélago Canario ha sido, y es, especialista en crear y sostener mitos en torno a determinados personajes que tuvieron notoriedad en la invasión y sometimiento de nuestra Matria con el propósito de crear sentimientos de gratitud de los sometidos hacia los invasores, poniendo en práctica inteligentemente mecanismos desenraizadores tendentes a confundir a los sojuzgados inculcando en ellos desde la más tierna infancia sentimientos de simpatía y agradecimiento hacia sus verdugos, tarea en la que han sido eficazmente secundados desde los inicios de la invasión y ocupación de nuestra nación, por ciertos sectores de los notables autóctonos más preocupados en preservar su status social que su libertad y la de los suyos.
Posteriormente, toda una Pléyada de criollos dependientes -de uno y otro bando-, dignos herederos ideológicos de sus antecesores, han venido colaborando con el sistema opresor para mantener -en frase del ilustre escritor canario Víctor Ramírez,- ígnorantada a la sociedad canaria, no dudando para ello en tergiversar, falsear e incluso prostituir la historia colonial.
El sistema de conquista, sea cual sea, siempre conlleva violencia sobre los conquistados, el terror es matizado por distintos tipos de coberturas ideológicas: en los siglos XV y XVI fueron los de “salvar almas humanas” ”progreso y civilización”, consignas metidas a sangre y fuego en Canarias, en el resto del continente africano y en América.
Algunas veces los imperios de turno realizan alianzas transitorias y vergonzantes con parte o partes de los pueblos conquistados -generalmente las élites dominantes de cada lugar, que tratan de mantener privilegios aún en el desastre- para establecer cabezas de puente que luego serán modificadas según las circunstancias (recordar la variante relación de los “bandos de paces”, aliados con los invasores para asesinar a su propio pueblo.) O las desnaturalizadas alianzas sostenidas actualmente por la burguesía criolla canaria, garante de la continuidad colonial de nuestra nación, a cambio de determinadas prebendas y migajas económicas que les tolera la metrópoli como premio a su fidelidad.
El colonialismo “democrático” crea nuevos líderes, nuevas formas de liderazgo. Se falsea la realidad, y, de esta forma la conducta, la propaganda se hace más subliminal, eliminando de los programas comunes de primaria y secundaria el conocimiento básico de la Historia de Canarias, el sembrado de inquietudes, o la apertura a comprensiones globales. La educación es controlada y premiando la sumisión a los intereses coloniales.
A los niños y jóvenes se les induce a creer que su Historia como pueblo tampoco vale nada, que sus ancestros fueron esclavizados, torturados, y asesinados, para nada, puesto que los herederos ideológicos de los causantes no sólo están impunes, sino que dirigen, directa o solapadamente, la sociedad en la que viven, y hacen gala de su impunidad. Y esto es necesario también para el colonialismo, por su efecto disuasorio: lo que pasó, puede volver a pasar…
Son múltiples los ejemplos documentados que nos brinda la historia de personajes que en su día fueron simples criminales de lesa humanidad, tales como el pirata normando Jean de Bethencourt y su socio Gadifer de la Salle , los Herrera, o los desalmados Juan Rejón y Pedro de Vera, el obispo Juan de Frías o el Deán Juan Bermúdez, la envenenadora señora de orca y cuchillo, Beatriz de Bobadilla, Alonso Fernández de Lugo y un largo etcétera que por razones de espacio dejamos para otra oportunidad.
Pasando el tiempo, los herederos ideológicos de estos nefastos personajes, en un intento por eliminar el estigma dejado por sus antecesores en el cuerpo social que representan o en el que se desenvuelven, no dudan, como he dicho, en falsear la historia para “maquillar” a los mismos, en el caso de la isla Chinech (Tenerife) uno de estos personajes fue el siniestro invasor y depredador gallego-andaluz, mercenario al servicio de los nefastos reyes católicos, Alonso Fernández de Lugo.
La figura de este aventurero traficante de esclavos y masacrador de pueblos, jamás despertó simpatías ni siquiera entre sus correligionarios invasores y colonos. Por el contrario, fue odiado y temido por sus contemporáneos debido sus acciones caprichosas, arbitrarias y sobre todo criminales. Una vez fallecido el 20 de mayo de 1525 se desvaneció su memoria, no sólo como consecuencia del desprecio y odio que le profesaba la sociedad colonial de aquel momento sino que además porque no quedó descendencia directa en la isla, ya que su última mujer, Juana de Messieres y la hija que ésta tuvo con Alonso Fernández de Lugo, Luisa, retornaron a la metrópoli. De los hijos habidos de su primer matrimonio con Catalina Xuárez Gallinato el que le sobrevivió, Pedro de Lugo, murió en América en la invasión y conquista de Santa Marta. De su segunda mujer y alma gemela, Beatriz de Bobadilla, no tuvo descendencia. De posibles hijos fruto de sus violaciones a niñas y mujeres guanches no tenemos noticias documentadas.
“Es frecuente leer en algunos de los textos que tratan en torno a temas relacionados con la invasión y conquista del Archipiélago Canario por parte de las hordas de mercenarios portugueses, normandos y castellanos, la descripción de dicha invasiones como una obra inspirada en los más altos sentimientos de caridad y altruismo. Especialmente cuando estos textos emanan o son sustentados por organismos coloniales como las Universidades, Cabildos, Ayuntamientos y Gobierno supuestamente canarios.
Generalmente estos textos pretenden inculcar en el lector la imagen de unos “nobles caballeros” revestidos de rutilantes armaduras, portando las consabidas cruz en una mano y la espada en la otra, lo cual no es más que la repetición del mismo símbolo, pues ambas tienen la misma forma y han perseguido el mismo fin.
Estos textos, ciertamente edulcorados, emanan un sutil perfume embriagador que imperceptiblemente va conduciendo al lector a un estado anímico mediante el cual asume de manera inconsciente que el hecho colonial supuso el aporte desinteresado de unos supuestos civilizadores por unos seres tocados por un halo divino, “héroes soñadores” cuya entrega y sacrificio hizo posible que nuestro pueblo -según ellos- anclado en la “edad de piedra” diera el salto a la “civilizada” Europa.” (García Rodríguez E. 2008)
La bibliografía oficial y oficialista especialmente desde hace tres décadas viene empeñada en presentarnos a este tétrico personaje como un dechado de virtudes cristianas, excelente estadista, de notable entendimiento, moralmente bueno etc., y cuando se pretende justificar sus atrocidades simplemente se nos dice que, “fue un hombre de su tiempo” o “los signos de los tiempos” así de simple y estos apologistas del colonialismo piensan que han creado cátedra, en todo caso, por esa regla deberíamos justificar los horrores de la Inquisición , el holocausto judío. Y más modernamente las invasiones de Vietnam, de Irak etc. etc.
La falsificación de la historia pretende hoy lavar los crímenes cometidos por los invasores europeos con el argumento que si bien hubo “excesos”, la conquista logró la modernización del país. Pero como apunta Ibn Jaldún a propósito de las diversas formas de la falsificación histórica: “los charlatanes tienen en las artes del conocimiento un campo extenso: las praderas de la ignorancia están siempre dispuestas.” No sólo el camino hacia la realidad está plagado de obstáculos puestos por la falsificación sino que el mismo camino es indiscernible. No existe opinión crítica, puesto que no existe espacio público ni medios donde se pueda formar y manifestarse, y en esas condiciones, todo da igual. Los voceros del colonialismo pueden afirmar, decir o escribir lo que quieran, y volver a hacerlo cuando gusten, por ejemplo, a la hora de los aniversarios.
Como los hechos se vuelven rápidamente obsoletos ante la avalancha de informaciones, la falsificación que sirve al poder los pone al día, reinventándolos si es preciso, de acuerdo con el método totalitario.
La táctica de resistencia, el rechazo de las mentiras históricas por parte de los invadidos, cualquiera esta sea, es considerada inmediatamente como sedición, subversión, o terrorismo por parte de los invasores, destruyendo a aquellos que consideren ser peligrosos por su capacidad de liderazgo en la Resistencia o, que simplemente, pudieran explicarles a sus conmatriotas la realidad de lo sucedido.
La aspiración a unificarlo todo desde un punto de vista colonial, a someter todo movimiento social a una voluntad central, es el fundamento de todo poder, y es indiferente que se trate de la persona de un monarca absoluto, de la unidad nacional de una representación popular elegida constitucionalmente o de las pretensiones centralistas de un partido que ha inscrito en sus banderas la conquista del poder (p.e. el Partido Popular o Partido Socialista Obrero Español.) El principio de la reglamentación de toda actividad social según determinada norma, inaccesible a cualquier modificación, es la condición previa inevitable de toda voluntad de poder. De ahí nace el impulso hacia los símbolos exteriores que ponen ante los ojos la unidad palpable de la expresión del poder, en cuya grandeza mística puede echar raíces la muda reverencia del súbdito.
Eso lo ha reconocido muy bien De Maestre (Chambéry, 1753-Turín, 1821) cuando dijo: “Sin Papa no hay soberanía; sin soberanía no hay unidad; sin unidad no hay autoridad; sin autoridad no hay creencia.”
Retomemos la figura de Alonso Fernández de Lugo, al que los primeros documentos se refiere simplemente como Alonso de Lugo, añadiendo posteriormente el apellido Fern ández (de Fernando) quizás como reconocimiento a su valedor en al corte castellana el rey Fernando de Aragón. Para seguir las arbitrariedades que este personaje cometió contra los naturales de Chinech y con sus correligionarios colonos, vamos a seguir al investigador español residente en Tenerife Eduardo Azanar Vallejo, quien en un excelente trabajo aunque no exento de ciertos toques de “maquillaje”, extracta una serie de documentos relativos a la colonización del Archipiélago Canario, (1476-1525) especialmente de la denominada “conquista realenga” es decir, de la invasión y ocupación de las islas Tamarant (Gran Canaria) Benahuare ( La Palma ) y Chinech (Tenerife), existentes en el Registro General del Sello, del Archivo de Simancas, España. Algunos de estos documentos han sido reproducidos en su totalidad por Agustín Millares, Dominik J. Wölfel y Antonio Rumeu de Armas.
Algunas de las actividades esclavistas de Alonso Fernández de Lugo:
Aún hoy en pleno siglo XXI y a pesar de la abundante documentación que atestigua las practicas esclavista desarrolladas por los castellanos durante la invasión de las islas, y especialmente por el jefe de los esclavista Alonso de Lugo, existen mentes obtusas que se empeñan en negar dicha práctica, para ellos vamos a reproducir algunos testimonios documentados, ha pesar de que somos consientes de que ningún españolista viejo aprende historia:
Denuncias formuladas en la corte castellana-aragonesa por causa de la criminal conducta del gobernador colonial Alonso Fernández de Lugo, según documentos del Registro del Sello publicados por el profesor Rumeu de Armas.
“El trato dispensado por Alonso de Lugo a los indígenas merece la repulsa general. Esta desatentada conducta tenía a la fuerza que provocar una corriente de opinión favorable a los mismos, cuyo eco se dejó sentir inmediatamente en la corte, promoviendo las consiguientes medidas correctoras.
Las víctimas “legales” del conquistador fueron los guanches de los bandos de guerra, reducidos masivamente a esclavitud y desterrados a la metrópoli para su venta en los mercados públicos. Varios miles de indígenas nativos de Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icod y Daute tuvieron esta triste suerte. Las víctimas arbitrarias fueron múltiples guanches de los bandos de paces, capturados como represalia por supuesta deslealtad o infidencia. Esta medida afectó en mayor escala a los indígenas de Anaga, Abona y Adeje, y en número mucho más reducido a los de Güímar.
Resulta admirable contemplar el esfuerzo titánico que desplegaron los aborígenes para recuperar la libertad, integrándose al amado terruño y no menos encomiable las ayudas y valimientos que encontraron -oficiales y privados- para el logro de tan nobles propósitos.
Una vez finalizada la conquista, los atentados contra la libertad de los guanches de las paces fueron reiterados. Véanse como ejemplo las denuncias que formula contra su censurable actuación Francisco de Albornoz, “para guardar su ánima y conciencia” de los remordimientos que le embargaban: “Se le acuerda al tiempo que se ganó la isla, él fue conquistador, y después de ganada, el gobernador hizo llamar y traer ante sí algunos clérigos, estando en el reino de Taoro, hasta cien almas de guanches de esta isla, los cuales eran del reino de Tegueste, y estaban subidos en un risco de la sierra diciendo que querían ser cristianos. Venidos ante el gobernador y los clérigos, los bautizaron y tornaron cristianos, y, después de bautizados, los hicieron embarcar forzosamente y los llevaron a vender, y algunos de ellos vendieron en la isla. Esto parece al testigo contra razón, porque decían que querían ser cristianos y vivir en su tierra, y no les fue hecha justicia.”
Como los guanches de Tegueste, refugiados en el reino de Taoro, pero pertenecían a los bandos de guerra, jurídicamente podían ser reducidos a esclavitud, de acuerdo con las prácticas de la época, que no reconocían al bautismo en general virtudes liberatorias si era recibido en estado de servidumbre. Lo que se censura es el procedimiento: la trampa y el engaño utilizados para la captura, máxime invocando una finalidad espiritual.
En cambio, lo que no tiene perdón fue la fechoría cometida con los guanches de Abona, Adeje y Anaga, por la triple circunstancia de pertenecer a los bandos de las paces, la ocultación perpetrada al obispo de Rubicón-Canaria de las perversas intenciones de captura a traición, y, lo que es aún más grave, la artera y sacrílega maniobra de utilizar un siniestro sicario disfrazado de prelado para sucios fines de lucro a costa de indefensos seres humanos
En 1497 había estado en Tenerife, en visita pastoral -como acabamos de referir-, el obispo de Rubicón-Canaria don Diego de Muros, circunstancia que aprovechó para impartir personalmente el bautismo a infinito número de guanches. Pues bien, véase ahora lo que nos revelan dos testigos de cargo.
El primero, Alonso de las Hijas, confiesa que… “los canarios de Abona e Adexe... heran de paces, e avían servido a Sus Altezas al tiempo de la, conquista... contra los otros canarios que heran en deservicio de Sus Alteza; e el obispo asimismo los mandó veenir diziendo que se viniesen a tornar Cristianos, y ellos vinieron a la Iglesia seguramente, en que senan mas de doscientas ánimas, y el obispo los tornó christianos; y a la ora después de ser christianos, el dicho adelantado [Alonso de Lugo] los mandó encerrar en una casa, donde los cautivó e los vendió, los quales davan vozes e reclamaban diziendo que heran christianos servidores de Sus Altezas, que cómo hera aquello que los vendían, e los llevaron a Valencia e a Barcelona e a otras partes...”
Más repugnante es la declaración de Francisco de Albornoz. Este destacado mílite atestigua: “Después no se ha guardado justicia; especialmente otra vez, al dicho tiempo, el adelantado [Alonso de Lugo] hizo traer ante sí a los guanches del reino de Anaga, unas doscientas ánimas entre hombres y mujeres, los cuales eran de paces, y en la conquista ayudaron a conquistar a los otros en favor de Sus Altezas. No se acuerda si los tornaron cristianos o no, pero vio cómo los cautivaron y enviaron a vender. Y asimismo en dicho tiempo, el adelantado hizo parecer ante sí hasta doscientos guanches del reino de Adeje y de las paces, que asimismo ayudaron a conquistar los otros. En esta manera y con tal engaño que -como estaban escarmentados de lo pasado, pusieron en un corral, cercado de piedra, un hombre (que se dice Sepúlveda) y cubriéronlo de ropa y dijeron que el adelantado les llamaba para que viniesen a tornar cristianos, que estaba allí el obispo, y al momento que los tuvieron dentro en el corral, los cautivaron y los repartieron y embarcaron por cautivos.
Hoy sabemos, por las denuncias que luego se formularon, que el número de los cautivos de los reinos de las paces pasaron de mil, de 1os cuales permanecían en Tenerife, en 1498, unos trescientos. Otro importante grupo de guanches horros los tenía ocultos, en sus posesiones de Sanlúcar de Barrameda, don Juan Alfonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia; era parte del precio de la colaboración prestada en la conquista de la isla.
Las quejas contra la censurable conducta del conquistador se dejan sentir en la corte en las postrimerías de 1497. Portavoz de los oprimidos será el mensajero Rodrigo de Betanzos, quien aboga con tesón en defensa de los guanches de las paces, víctimas de inicuas vejaciones.” (A. Rumeu de Armas, 1975: 403-481)
1494. Febrero 12. Valladolid (f.85). Incitativa al asistente de Sevilla don Juan de Silva, conde de Cifuentes, para que dé cumplimiento de justicia a Juanoto Berardi y Francisco de Riberol, estantes en dicha ciudad, que dicen haberse concertado con Alonso de Lugo, vecino de Gran Canaria, para la conquista de La Palma , por lo que debían ir a tercios en los 700.000 maravedís que recibirían por los gastos de la conquista, a pesar de lo cual cuando Alonso de Lugo concertó la conquista de Tenerife renunció dicha cantidad en la Corona y se quedó, además, con 150 esclavos de un bando de paz que les habían sido concedidos por los reyes, porque a pesar de que estaban en seguro se descubrió que intenta so pretexto de enviarlos a Castilla para presentarlos al rey, los veintidós mucha­chos que recibió como rehenes de los palmeros convertidos, que ayudaron en la conquista de La Palma , culpándole, además, de haber enviado a sus escuderos Espinosa y Benavides para cautivar a otros cien vecinos, y de no permitirle salir de la isla para ir a quejarse al Rey, mientras continuaba agraviando a sus parien­tes, robaba sus ganados y ahorcaba a dos cabezas de bando. Don Alvaro Johannes. Antonius. Gundisalvus licenciatus. Filipus. Solanos. (E. Aznar Vallejo, 1981:80)
1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma , vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma , que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtu­vo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo a la dicha Francisca de La Palma , para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller. Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar Vallejo, 1981:82)
1495 Marzo 4. Madrid (f. 37). Carta a las justicias del Reino y a todos los recaudadores de rentas, par que a petición de Alonso de Lugo, capitán de la conquista de Tenerife, y Nicolás Angelat, Guillermo Blanco, Francisco Palomar y Mateo Viña, armadores de dicha armada, no lleven alcabalas sobre la primera venta de los cautivos y ganados enviados por los caballeros y peones que están en dicha conquista, como se hace en las cabalgadas en tierra de moros, ya que dicha conquista se hace por mandato real y los cautivos son infieles sobre los que se paga el quinto. (E. Aznar Vallejo, 1981:82)
1496 Julio 23. Soria. Incitativa a las justicias del Reino, especialmente las del Puerto de Santa María, para que den cumplimiento de justicia a Francisco Gorvalán, vecino de Sevilla, que reclama el importe de los seis esclavos que le correspondieron en la conquista de Tenerife junto al gobernador Alonso Lugo. Dichos esclavos le fueron embargados a instancias de los mercaderes Guillermo de Blanco y Nicolao Angelato, que argumentaban pertenecerles por tener parte en dicha conquista, ante lo que Francisco de Gorvalán pidió que fueran vendidos por las justicias del Puerto de Santa María y puesto su importe en depósito, lo que hicieron con cinco de ellos, ya el otro fue tomado por Guillermo del Blanco. Obispo de Astorga. Alcocer. Illescas. Oropesa. (E. Aznar Vallejo, 1981:84)
1496 Diciembre 23. Burgos. Incitativa al comendador Pedro Cervantes, juez ejecutor de la Hermandad de Sevilla, para que determine en la petición de Alonso de Lugo, encargado que fue de la conquista de Tenerife, que reclama los esclavos que le fueron tomados durante dicha conquista, que le pertenecen por ser de buena guerra, y los maravedís entregados para dicha conquista a ciertas personas, que no han dado cuenta de ellos. Se concede poder a dicho comenda­dor para nombrar jueces delegados, pero ni él ni sus auxiliares podrán llamar a nadie fuera de su jurisdicción más allá de ocho leguas de su casa. (E. Aznar Vallejo, 1981:87)
1497 Junio 24. Valladolid (f. 314). Incitativa al conde de Cifuentes, don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que determine en el litigio sobre los bienes del difunto Juanoto Berardi, merca­der florentino, entre los que se cuentan 233.333 maravedís y cincuenta esclavos que Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife y La Palma , le adeudaba de la compañía para la conquista de La Palma , ciertos muebles y esclavos que dejó en su casa de Sevilla y 84.000 maravedís que le debía Guillen Celi, todo lo cual quedó en poder del obispo de Badajoz. Esta comisión es consecuencia de la peti­ción presentada por Bartolomé de Marchiori, mercader florentino estante en Lisboa, a quien Juanoto Berardi debía un cuento de maravedís, para que Alonso de Lugo tuviese embargados dichos bienes hasta que se determinase cuál de los acreedores tenía mejores derechos, ya que el concierto establecido entre dicho gobernador y el mercader Jerónimo Rufalde, que tenía poder de Juanoto Berar­di, para cobrar ciertas cantidades de maravedís, por lo que Jerónimo Rufalde se daba por pagado y Alonso de Lugo se obligaba a pagar por él a Bernaldino de Orduña, lesionaba sus intereses. Johannes. Andreas. Antonius. Gundisalvus li­cenciatus. Johannes licenciatus. Ramírez. (E. Aznar Vallejo, 1981:88)
1597 Marzo 29. Alcalá de Henares. Orden al obispo de Canaria y al gobernador de Gran Canaria, para que informen sobre la demanda presentada por Rodrigo de Betanzos, en nombre de los bandos de Adeje, Abona, y Güímar, acu­sando a Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, de haber vendido a gran nú­mero de canarios de éstos bandos, a pesar de las paces que asentaron con Pedro de Vera, de su condición de cristianos y de la ayuda que le prestaron en la con­quista de Tenerife. Episcopus astoricensis. Juanes. Felipus. Franciscus licencia-tus. Juanes licenciatus. Castillo. (E. Aznar Vallejo, 1981:91)
1498 Marzo 29. Alcalá de Henares, (f. 24). Orden a Lope Sánchez de Valenzuela, gobernador de Gran Canaria, para que tenga en secuestro a los cana­rios de los bandos de Adeje, Abona y Güímar que están en poder de Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, hasta que Sus Altezas decidan sobre ellos. Se da a petición de Rodrigo de Betanzos, quien informó que dichos bandos guardaronlas paces asentadas con el gobernador Pedro de Vera y se unieron a Alonso de Lugo cuando fue a conquistar Tenerife, haciendo lo que les mandaba, acogiendo a sus gentes, defendiéndolos y dándoles sus mantenimientos, convirtiéndose ade­más a la fe católica, a pesar de todo lo cual éste cautivó a 1.000 almas, como si fueran de otros bandos, vendiendo una parte y queriendo hacer lo mismo con 300 que aún quedan en su poder. Episcopus astoricensis. Juanes. Felipus. Fran­ciscus licenciatus. Juanes licenciatus. Castillo. (E. Aznar Vallejo, 1981:92)
1498 Marzo 29. Alcalá de Henares, (f. 25). Orden al licenciado de Maluenda, juez de términos de Sevilla, para que informe al consejo sobre los cana­rios de los bandos de Adeje, Abona y Güímar, precisando si realmente son cris­tianos, dónde, cómo y por quién fueron bautizados, si eran de paces, si guarda­ron éstas y con quién las asentaron. Se da a petición de Rodrigo de Batanzos, quien informó que dichos bandos guardaron las paces asentadas con el goberna­dor Pedro de Vera y se unieron a Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife,
cuando fue a conquistar dicha isla, haciendo lo que se les mandaba, acogiendo a sus gentes, defendiéndolos y dándoles sus mantenimientos, convirtiéndose ade­más a la fe católica, a pesar de todo lo cual éste cautivó a 1.000 almas, como si fueran de otros bandos, vendiendo una parte y queriendo hacer lo mismo con 300 que aún le quedan en su poder. Episcopus astoricencis. Juanes. Felipus. Franciscus licenciatus. Juanes licenciatus. Castillo, escribano de cámara. (E. Aznar Vallejo, 1981:92)
1498 Diciembre 11. Ocaña. Orden a Lope Sánchez de Valenzuela, gober­nador de Gran Canaria, para que apremie a Alonso de Lugo a declarar cuántos canarios, aparte de los ochenta ya puestos bajo secuestro por Lope Sánchez de Valenzuela, fueron tomados en Tenerife durante tiempo de paces, para que también sean puestos bajo secuestro, debiendo informar al Consejo acerca de los dueños de los que no sean de paces, para que éste determine en justicia. Johane. Franciscus licenciatus. Martinus. Zapata. Mármol. Herrera. (E. Aznar Vallejo, 1981:93)
1500 Diciembre 4. Granada. Orden a Juan de Salcedo, para que averigüe, a petición del procurador de pobres, el paradero de don Enrique, canario, rey que fue de Icod, vendido por Patiño, contino de la casa real, sin tener derecho a ello, ya que el dicho don Enrique es cristiano y libre; y para que lo traiga a la corte en un plazo de diez dias, durante los cuales cobrara 200 maravedís diarios a cargo del dicho Patiño. Episcopus ovetensis. Filipus. Johannes licenciatus. Martinus. Tello. Muxica. Mármol. Pérez.
1514 Agosto 16. Valladolid. Incitativa al gobernador o juez de residen­cia de Gran Canaria, para que entienda en la petición presentada por Leonor, canaria, que se queja, en nombre propio y en el de los canarios libres de Gran Canaria, Tenerife y La Palma , de don Alonso Hernández de Lugo, adelantado de las islas de Canaria, que lleva por fuerza a dichos canarios a las armadas que hace en provecho propio y los echa de la tierra porque ayudan a sus parientes cautivos. Para la realización de esta misión se le concede poder cumplido y un salario de 150 maravedís, durante 40 días, y se le ordena llevar consigo un escri­bano público, que recibirá 40 maravedís al día, aparte de sus derechos ordinarios. Archiepiscopus. Carvajal. Palanca. Aguirre. Cabrero. Salmerón. (E. Aznar Vallejo, 1980:213)
1514 Agosto 18. Valladolid. Orden a Rodrigo de Guadiana, escribano y receptor de la cárcel real, para que vaya a Gran Canaria, Tenerife, La Palma y otras islas de Canaria, a fin de recibir los testigos que el adelantado don Alonso Fernández de Lugo desea presentar en el pleito que sigue con guanches y cana­rios, sobre la libertad de éstos. El citado pleito pende actualmente ante los alcal­des de casa y corte, jueces de comisión, que han recibido las pesquisas hechas por diversos jueces y el proceso que se seguía en dichas islas ante el doctor Le­brón. Para el cumplimiento de su misión se le concede poder cumplido y 200 maravedís “de buena moneda” al día, aparte de los derechos que le corresponden por las escrituras, que ha de pagar el citado adelantado, salvo que la parte de los canarios presente testigos, en cuyo caso irán a medias. Licenciado de Herre­ra. Cornejo. González de Avila. Villafañe. . (E. Aznar Vallejo, 1980:213)
1514 Diciembre 10. Valladolid. Notificación a Rodrigo Guadiana, escribano y receptor de la cárcel real, de haberse prorrogado, hasta después de que finalice la probanza del obispo de Canaria, el plazo para la presentación de testigos en el pleito que ante los alcaldes de casa y corte siguen los canarios y el adelantado don Alonso Fernández de Lugo, sobre la libertad de los primeros. Estamedida se toma a petición de Pascual Arenas, procurador de los guanches canaríos de Gran Canaria y otras islas, quien adujo para ello que el citado escribanc no podía ocuparse simultáneamente de ambas probanzas. Licenciado de Herréra. Cornejo. González de Avila. Trillanes. . (E. Aznar Vallejo, 1980:216)
1501 Septiembre 13. Granada. Orden a Lope Sánchez de Valenzuela, gobernador de las islas de Gran Canaria, para que devuelva a Nicolao Angelate, vecino de la “ciudad de Mal”, tres esclavas que recibió de Alonso de Lugo, gobernador de Tenerife, como parte de una cabalgada y que Lope Sánchez de Valenzuela le quitó argumentado que eran libres. (E. Aznar Vallejo, 1981)
Continuará…
Julio de 2009


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