domingo, 7 de julio de 2013

LA CIUDAD Y SUS HABITANTES






Los capítulos de este libro han sido escritos en diversos años; los más anti­guos en 1968, y los más recientes en 1984. De mi larga colaboración en la prensa diaria, y alguna revista he seleccionado estas páginas, porque no soy otra cosa que una escritora, poco importante, de periódicos; algunos artículos estaban pen­sados para componer un futuro libro, como advertirá el lector, pero a todos he procurado darles una ordenación ajustada, clara y precisa. De mi colaboración habitual enElDía de Santa Cruz de Tenerife, en El Noticiero Universal, de Barcelo­na, de 1968 a 1971; Diario de Las Palmas, en 1968y 1969; La Provincia, de Las Pal­mas, de 1970a 1972,yalgunos trabajos enElPaís, de Madrid, uno en RevistadeOc-cidente y en alguna otra publicación, he seleccionado los capítulos que podían dar unidad a este libro.
De 1968 (el del mayo francés) a 1984 han ocurrido muchos acontecimientos de capital importancia en la vida española. Desaparecido, por ley de vida, que implica su muerte, un anacrónico régimen político a fines de 1975, España entró en un periodo llamado de transición, al reunirse, por libre votación ciudadana, las Cortes Constituyentes, que dotaron al país de la Constitución Española de 1978. No obstante ello, una facción nostálgica del pasado, dispuesta siempre a sa­crificarse por España y salvarla, organizó aquel vergonzoso espectáculo del 23 de febrero de 1981, en el Congreso, que, a pesar de ser reprimido y abortado, repitió, en tono menor, otro intento golpista en octubre de 1982, mes y año en que el Parti­do Socialista obtuvo en las elecciones uno de los triunfos más espectaculares ha­bidos en la política española.
Varios de estos capítulos se escribieron cuando aún había censura de prensa; cierto es que ya más benévola en los últimos tiempos, y he dado sus fechas para orientación del lector; la ordenación de los artículos-capítulos se ha hecho por te­mas y no por cronología sucesiva; al escribirse en fechas tan diversas y para pu­blicaciones distintas, el lector advertirá repeticiones que no he podido evitar. En todo caso, me he preocupado siempre de ser útil a quien me lee y explicar y am­pliar, con el mejor propósito, el análisis de una porción de esta cambiante reali­dad que todos y yo hemos vivido.

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