viernes, 12 de julio de 2013

EL PICUDO ROJO Y GUALDA





PROLOGO
El picudo rojo es un coleóptero parecido a un escarabajo, que hoy es otra de las plagas llegada al Archipiélago Canario desde la metrópoli: el Reino de España, que, en los últimos diez años (1995-2005), ha dejado o no ha impedido por su nefasta políti­ca fitosanitaria de control de fronteras que en su colonia cana­ria entren por los puertos y aeropuertos más de sesenta plagas que han destrozado y dañado gravemente lo poco que queda de la agricultura canaria; este gorgojo está cargándose uno de nuestros endemismos vegetales más importantes y símbolo vegetal de las Islas Canarias: la palmera canaria (phoenix cana-riensis). Especie vegetal apreciadísima en el mundo mundial por su frondosidad, belleza, altura y resistencia a los agentes meteorológicos, como ha quedado probado después de los diversos huracanes que han azotado zonas de Méjico y EEUU, como en la zona de Florida en donde existen especies de pal­meras canarias importadas en su día del Archipiélago Canario. Resulta sarcástico y lamentablemente patético que teniendo el Archipiélago Canario la mejor palmera del mundo, toleren que se introduzcan en el mismo otras especies diferentes (aquí exis­te otro problema añadido como es el de la nefasta hibridación) de zonas de España como Alicante, Valencia, y Andalucía en donde el bichito picudo estaba haciendo estragos, desde el año 1994.
Este caso es uno más de los innumerables perjuicios y daños que el colonialismo español ha causado y sigue irro­gando con la connivencia y cooperación necesaria de los gobierno títeres canarios de turno a las Islas Canarias y a su Pueblo. Al respecto, la potencia administradora del Reino de España ha violado reiteradamente la Carta de las Naciones Unidas, en particular su art. 73 y diversas resoluciones acordada por la A.G de la ONU,( en particular las famosas 1514 y 1541 de 14 y 15 de diciembre de 1960; la R.2625 de 24 de Octubre de 1970, la R.55/146 de 8 de Diciembre de 2000) en relación con su colonia de Canarias. Incluso la metrópoli vul­nera su propio código penal impuesto: en efecto, su artículo 333 preceptúa: "el que introdujera o liberara especies de flora o fauna no autóctona que perjudique el equilibrio biológi­co..." La lista de fauna y flora dañina introducida en Cana­rias sin ningún control es ya interminable, los daños son enormes e irreparables. Pero es que hay más..., estas sesenta plagas han llevado a la metrópoli y a sus lacayos canarios, a tolerar que se inunde sin control alguno de plaguicidas y pes-ticidas el Archipiélago Canario, apareciendo secuelas malig­nas entre nuestra gente y causando a muchos tumores cance­rígenos, ya que las cuantificadas 65 toneladas de pesticidas por hectárea no son "moco de pavo". Análisis de expertos relacionados con las dos Universidades Canarias nos ponen los pelos de punta, al informar en sus estudios que el 43% de la población canaria contienen en sus organismos "niveles apreciables" de DDT, pesticida agrícola prohibido en Europa desde hace décadas y que produce diversos tipos de cánceres. No les quepa la menor de duda que la mayoría de los males que azotan al Pueblo Canario y a nuestro Archipiélago tienen que ver de una forma u otra con una plaga maligna: el colonialismo español, el picudo rojo y gualda.
En el Archipiélago Canario, a 13 de enero de 2006.
Fdo. Juan Feo. Díaz Palarea

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