lunes, 8 de julio de 2013

MEDICINA POPULAR CANARIA




INTRODUCCIÓN
Después de algunos años de investigaciones y entrevis­tas con "yerberos", pastores y campesinos de todas las islas, fueron creciendo los conocimientos que yo tenía sobre las hier­bas, y se amplió mucho más mi visión sobre la Medicina Po­pular. Los secretos, recetas, trucos y remedios que me iban enseñando los curanderos de cada pueblo, no se podían que­dar guardados en mis cuadernos sin que nadie pudiera aprove­charlos en beneficio de su salud. Por este motivo se me ocurrió sacar a la luz pública este nuevo libro, más práctico, sencillo y familiar que el anterior.
Se trata de un libro a modo de "Guía", para tener en casa, y hacer buen uso de él, en esos casos en que se nos pre­senta alguna emergencia: dolor de muelas, hemorragia, que­maduras, etc., y de repente no sabemos qué hacer.
Quisiera dejar bien claro, que esta "modesta obra" sólo pretende ser un manual de "Medicina Popular Canaria" para el mantenimiento de la salud desde un punto de vista pre­ventivo. Los que deseen profundizar más en el tema, pueden recurrir a bibliografías de otros autores científicos más espe­cializados.
Sobre la utilización de las plantas medicinales que voy mencionando, hay algunos capítulos explicativos para una mejor orientación y éxito en las enfermedades que se pretenda curar o aliviar. Pero cuidado con el abuso de las tisanas de "hierbas medicinales"; todo tiene su límite y sus contraindica­ciones. Aprendan a recolectar y distinguir bien las plantas unas de otras, sabiendo que no todas las personas pueden tomar cualquier "tacita de agua guisada", en cualquier cantidad, hierbas como la ruda, la salvia, el incienso, el orégano o la doradilla, no se deben dar a mujeres embarazadas, enfermos del corazón, estómagos delicados, etc.
Cuando surja una duda, consulten siempre a un "yerbero" experto, o a una persona entendida, de confianza, y empleen frecuentemente medidas muy pequeñas de plantas (un pizco), hasta que el cuerpo se vaya acostumbrando.
Tampoco cojan "miedo", ni se asusten, de tal forma que no se atrevan a poner en práctica ninguno de estos sanos re­medios, simplemente, que no lo hagan a lo loco, sino siguien­do unas pautas, con responsabilidad y buena conciencia.
Hay tisanas o tés muy suavecitos, por ejemplo, para cal­mar la sed o el dolor de cabeza: hojitas de naranjero y limo­nero con hierbaluisa, que a la mayoría les gustarán, y les irán muy bien. Anímense, y disfruten con las historias, anécdotas y relatos verídicos que van contando estos viejos "yerberos", tan viejos, que parece como si nunca se fueran a morir.
¡Que la sabiduría de estos hombres les sirva de ayuda, y que estos consejos tradicionales sean recordados con cariño y reverencia por los siglos venideros!
José Jaén Otero


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