Estaba viendo por TELESUR la impresionante marea
humana que acompañaba a Hugo Chávez y oyendo en directo las palabras del pueblo
venezolano. Los que intervenían, entrevistados por la TV, tenían que gritar para
hacerse oír sobre la omnipresente voz colectiva de fondo que gritaba una frase:
¡Chávez vive, la lucha sigue! y algún grito, aislado y desgarrado, que
expresaba ¡Viva Chávez, carajo! Ese sentimiento ya lo había musicado Alí
Primera por los años 70, en pleno apogeo del régimen corrupto, expoliador y
represor de la alternancia Adeco-Copeyanos, cuando cantaba “Los que mueren
por la vida/ no pueden llamarse muertos/ y a partir de este momento/ es
prohibido llorarlos” o que “La Patria es el Hombre” y, titulaba otra
de sus canciones, como “No solo de vida vive el hombre” que dedicaba,
entre otros, a “los pueblos africanos que luchan por no dejar morir
definitivamente su cultura, su dignidad y sus derechos frente a la bota
colonialista y “civilizada” en momentos importantes en que las colonias
portuguesas y la misma Canarias estaban inmersas en procesos de liberación y
aclaraba Alí que esa canción era “amiga del hombre que
sueña y lucha por sus sueños, del hombre que ama con profunda fe en el ser
humano, del que no ha desertado de la esperanza” Es ese espíritu del “Cantor
del Pueblo” el que el Comandante Chávez llevó a la realidad cotidiana y al alma
de la gente de los cerros y los barrios desheredados el que impregna hoy a todo
el pueblo y no solo al venezolano, también al latinoamericano y a todos los del
mundo que siguen luchando por la libertad, la independencia, la dignidad y la
justicia y es el que hoy, ese pueblo al que Chávez doto de dignidad y le enseñó
el significado de la palabra Patria, devuelve a su comandante en ese paseo del
dolor hasta Fuerte Tiuna.
Ni el imperialismo ni el fascismo han perdonado a
Chávez su osadía. Da igual que haya dotado a Venezuela de una democracia y una
Constitución sólidas, incluyendo el derecho a la revocación de los malos
gobernantes o de aquellos que no cumplen lo que prometen electoralmente (¡qué
sería del gobierno español y su rey franquista con ese derecho del pueblo!). Da
igual que los niveles de pobreza vayan cayendo en picado y la pobreza extrema
casi ha desaparecido o que los gastos sociales se hayan casi duplicado en el
último decenio o que dedique a la educación el 6% del PIB (¡Ay Europa, mírate en
ese espejo!). Da lo mismo que la UNESCO reconozca que Venezuela ha logrado hacer
desaparecer un analfabetismo crónico enseñando a leer a más de 2 millones de
adultos o que la enseñanza, desde las guarderías a la Universidad, sea gratuita
y que hoy Venezuela ocupe el quinto lugar mundial en la proporción de
estudiantes universitarios entendiendo que es la educación la que nos hace
libres. Es indiferente que se haya multiplicado por 6 el número de personas
mayores que perciben una pensión de vejez para su supervivencia desde que la
revolución socialista está en el poder porque el pueblo con su voto así lo ha
determinado. Qué más da si se han construido un cuarto de millón de viviendas en
solo año y medio tras los destrozos de los temporales del 2011 o que el número
de médicos se haya multiplicado por cinco. Que más da todo eso porque, como
decía Eduardo Galeano Hugo Chávez es un demonio y que, por lo mismo,
pertenece al infierno como dicta la angelical prensa del “mundo
civilizado occidental” y reafirman todos los cipayos y mamelucos pseudointelectuales del imperio diseminados por ese “mundo
civilizado”. Para probarlo basta ver las ayudas solidarias a la demoníaca Cuba o
a los incipientes movimientos revolucionarios latinoamericanos que, incluso,
osan conceder a los pueblos indígenas el status de “personas” que el
colonialismo hispano y sus excrecencias criollas posteriores negaban y elevar a
la categoría de Patrias a esos patios traseros del imperialismo
gringo. Para los reaccionarios esquemas del
eurocentrismo “democrático a la occidental” el Comandante Chávez es un represor,
pero Carlos Andrés Pérez es un “demócrata civilizado” como demostró con la
contundente represión sobre los desposeídos y miserables –entre ellos muchos
canarios del barrio de Coche- que se atrevieron a alzarse frente a las medidas
gubernamentales que los condenaban a más miseria. El Ejército y la Guardia
Nacional –que entonces eran “democráticos” y no brutales “socialistas” ni
“revolucionarios bolivarianos”- causó unos 400 muertos y 3.500 heridos (no se
conocen las cifras exactas gracias a la “transparencia democrática”
informativa)
Chávez hizo hombres libres y dignos de los
desarrapados, los indigentes y los pueblos indígenas que no existían para
aquellos gobiernos contra los que se alzó tras aquel sangriento “Caracazo”
de 1989, y lo hizo con amor, “bañándose de pueblo” según su propia
expresión. Les dio una Patria y el orgullo de ser venezolanos. Confieso que oír
al pueblo, especialmente a los jóvenes, como expresaban su firme propósito de
continuar el proceso revolucionario me produjo una sana envidia. Otra vez en la
voz viva en el recuerdo de Alí Primera en “Hacen mil hombres” dedicado a otro
Comandante, el Che, que también sigue vivo en nuestra memoria y nuestros
empeños: “Tus manos aún muertas/ están luchando/ porque tus manos! No te las
cortaron rogando”.
Por eso el pueblo venezolano que con él creó y
creyó en un destino grita hoy a su Comandante insepulto ¡Chávez vive, la
lucha sigue!
Gomera a 7 de marzo de 2013
Francisco Javier González.
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