La
voltaria y caprichosa Fortuna ha permitido que
actuales manos tengan el presente libro; es, como
puede verse, un ejemplar de la edición facsímil
de las Antigüedades de las Islas Afortunadas, del
bachiller Antonio de Viana, obra conocida entre nosotros
con el nombre de Poema, pues de un poema
épico se trata, género literario que el poeta lagunero se encontró cultivado
en producciones muy diversas y que siguió
cultivándose después de la suya, aparecida en
Sevilla, 1604, imprenta de Barlolomé Gomes, en
la portada, con ese, y Gómez, con zeta, en el colofón.
La
primera edición de las Antigüedades, o sea la príncipe,
debió ser de mediana tirada; el estar dedicada la obra, conforme al canon del
poema épico, a un señor, quien, la mayoría de
las veces, costeaba la impresión, nos
hace pensar que el mecenas de Viana, Don Juan
Guerra Ayala (1563-1615), la utilizaría para
documentar sus méritos y ascendencia, nómica
de La Laguna, por donación del propio señor
Moure; se trata de un ejemplar que poseyó Don Lope de la Guerra y Peña
(1738-1823), descendiente del mecenas de
Viana, ejemplar al que le faltan trece folios o sea veinte y seis páginas, que
se han intercalado en el texto, manuscritas en letra del siglo XVIII; así que ni siquiera
los descendientes del mecenas poseían un
ejemplar íntegro de la obra.
La
rueda de la voltaria Fortuna se detuvo en un nuevo
ejemplar de la príncipe, de venta en una librería de viejo madrileña, del que
nadie tenía noticia; era un ejemplar completo,
en buen estado, que en 1936 adquirió para su biblioteca, la Universidad de La Laguna, en aquel tiempo establecida en la calle
de San Agustín; implacable volvió a girar la rueda,
como giraba en algunas catedrales góticas: la he visto
en la de Amiens o en la de San Zeno de Vero-na, porque el mundo cristiano
medieval reverenciaba también a la
voltaria: el ejemplar adquirido en el terrible año de 1936 también desapareció
misteriosamente y el profesor Cioranescu, en su edición de 1968-1971, de la obra de Viana y quien esto escribe,
en la suya de 1991, las hemos tenido que hacer por el ejemplar
incompleto de la Económica. El profesor
Cioranescu, en el tomo II de su edición, pág.
48, escribe que hay otro de la principe en la Biblioteca Nacional de Lisboa,
pero tan misteriosamente como desapareció el citado, que jamás
pude ver por por lo demás ya expresados en
la carta-súplica que el Cabildo de la Isla (como se llamaba entonces su único Ayuntamiento) elevó al rey Felipe III. Las Antigüedades,
pues, es probable que sirvieran de aval al nombramiento de Don Juan Guerra como Gobernador y Capitán General de Honduras, en 1605, y la mayor parte de la edición pudo llevársela al Nuevo
Mundo, donde murió.
Sea
ello lo que fuere, la realidad es que los ejemplares
de la obra eran muy escasos, y en el siglo XVIII ya había copia manuscrita de
la misma; en el siglo siguiente, el canarista
Sabino Bérthelot (1794-1880) nos dice en su
trabajo sobre el poeta, publicado en Revista
de Canarias, de Santa Cruz de Tenerife, 1880,
pág. 130, nota 2, que él vio en la biblioteca
del marqués de Villanueva del Prado, en La
Laguna, un ejemplar de la edición príncipe, en 1824,
pero que había desaparecido. En la primera edición de la Bio-bibliografía de escritores canarios, aparecida en Madrid, 1932, su autor, Agustín Millares
Cario (1893-1980), registra sólo dos ejemplares, de
que se tenía entonces noticias: uno estaba en la Biblioteca
Nacional de Madrid y otro, incompleto, pertenecía
al cronista lagunero Rodríguez Moure (1855-1936).
En
la actualidad el ejemplar de la Biblioteca Nacional ha desaparecido, hace ya
mucho tiempo, y el de Rodríguez Moure está en la
Real Sociedad Eco-[…]
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