INTRODUCCIÓN
Las Islas Canarias ofrecen un
campo extraordinario para la investigación antropológica. Primero, porque en ellas
una población prehistórica —es decir, la población prehispánica— dejó en sus cuevas sepulcrales y en sus túmulos un material
óseo excepcionalmente abundante. Para una más correcta interpretación de los resultados
se dispone de numerosos datos suministrados por antiguas crónicas e historiógrafos hispanos.
Por otro lado, la historia de la población de las Islas Canarias, en su
evolución a partir de la Conquista, es
suficientemente conocida. Por lo menos desde Wólfel (1930) se sabe documentalmente que los
grupos humanos prehis-pánicos no se extinguieron, sino que sobreviven en la población
actual, después de un
inicial y rápido proceso de cristianización y aculturación. Es así como ha sido posible
comparar la estructura de poblaciones pertenecientes a dos horizontes cronológicos
diferentes y al mismo tiempo, y con respecto a la persistencia o discontinuidad de
las estructuras antropológicas, poder formular la siguiente pregunta: ¿es posible distinguir
en la población actual las diferencias regionales observadas para los tiempos prehispánicos? O bien: ¿se han
borrado las antiguas variedades regionales por la constante dinámica de la población o
acaso se han originado otras nuevas como consecuencia de una inmigración española de variable intensidad?
Simultáneamente a mis trabajos
en los museos insulares acerca del pueblo aborigen procuraba, mediante excursiones
y obtención de series fotográficas, lograr una visión sumaria con respecto a la
población actual. Como
resultado de este trabajo se sacó la impresión de que existía una diferenciación absolutamente
clara no sólo entre las islas, sino dentro de cada una de ellas. Pero esta primera impresión
requería la necesaria comprobación y tal vez su corrección apoyándose en la
investigación antropológica. Se planeó, por consiguiente, la elaboración científica de
los datos referidos a la
población viva una vez terminados los trabajos cráneo-lógicos y osteológicos dedicados
a la población primitiva.
Hoy presentamos los resultados
de aquellas investigaciones en sus aspectos principales, especialmente en lo
que se refiere a la comparación entre la población prehispánica y la actual (caps. V y VI). Para este propósito sirve, finalmente, el
análisis de las diferencias regionales (caps. II, III y IV). Otras cuestiones que
podrían ser abordadas utilizando el mismo material, tales como los factores de crecimiento
y de diferenciación social, no serán objeto de consideración en el presente trabajo.
I. S.
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