jueves, 29 de agosto de 2013

LA FIESTA DE SAN JUAN EN EL PUERTO DE LA CRUZ





[…]contando, eso sí, con el beneplácito y la presencia contempla­tiva de los restantes miembros de la comunidad.
Tal como iremos indicando en las páginas posteriores, el día de San Juan «se rompía el verano», tratándose además de una fiesta especial con reconocidos valores mágicos y simbó­licos. Hasta comienzos de siglo, no faltaba quien se levantaba temprano al objeto de ver bailar el sol. Y hasta hubo quien tuvo oportunidad de contemplar la isla de San Borondón:
«Una hermana de mi abuelo fue con sus amigas por la mañana temprano a buscar agua al chorro y al mirar al mar vio cómo el mar se abría y aparecía una Isla. No tuvo tiempo de ver detalles porque en lo que se viró para decírselo a sus amigas, la Isla volvió a desaparecer. La Isla apareció por el naciente» (2).
Para otros, era el día en que «se ponían los papelitos y todas esas cosas», teniendo plena confianza en los «juegos» o acertijos que cuando jóvenes acostumbraban a realizar. Resal­taron, además, su condición de día festivo, razón por la que no iban a trabajar.
También las brujas encendían sus hogueras la víspera del día de San Juan, sentándose y bailando a su alrededor. Esa es parte de la información que hemos tenido oportunidad de re­coger en el barrio de La Vera. Según lo que escucharon contar «a la gente de antes, a la gente mayor cuando yo era niña», el día de San Juan'tiene relación con las brujas: «La gente ya no cree en ellas, pero yo sé que hasta que yo tenía diez años habían brujas por ahí, eran mujeres brujas». Resulta curioso y hasta sorprendente oír en boca de las personas mayores los relatos o cuentos alusivos a las brujas de antaño, en ocasiones perfectamente identificadas por sus convecinas, seres de as­pecto normal, «aunque tenían un sobretodo en punta que le arrastraba por el suelo»:
«Siendo nosotros pequeños, mi madre tostó millo y trigo y tenía que mandarlo a La Orotava para molerlo y pensó en mi hermano para que fuera, aprovechando que unas vecinas también iban a moler. Muy de madrugada […]

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